Kraftwerk anticiparon un mundo totalmente informatizado, tecnologizado y, pronto, robotizado |
Algo en lo que
todos los terrícolas están de acuerdo es en que el planeta es como un avispero,
un gigantesco embrollo con múltiples y variopintas locuras aquí y allí, confusión,
desórdenes, desigualdades, calamidades, desorientación, enfrentamientos…, sí,
una barahúnda siempre al borde del caos. A pesar de lo cual, en general,
cualquier tiempo pasado fue peor. De este modo, si el receptor de noticias se
deja influir por los titulares catastrofistas, por esos que cuentan violencias
y todo tipo de crímenes, por los que hablan de enfrentamientos, de necesidades
y de las mil catástrofes y desgracias que acosan al mundo, sin duda caerá en el
pesimismo; sobre todo teniendo en cuenta que sólo son noticia las malas
noticias. Los que escriben rock, siempre sensibilizados por todo lo que los
rodea, por lo que ven y lo que oyen, han escrito algunas de sus mejores obras
después de haber interiorizado y procesado las infinitas desdichas y malos
tragos que afligen a los terrícolas. Puede deducirse que el rock & roll hace
buena la frase del autor romano Terencio: “Soy humano y nada humano me es
ajeno”.
El tema de The
Temptaions ‘Ball of confusion’ (1970) es como un compendio de titulares que
conforman una realidad preocupante. Es una canción protesta (rara en Motown)
que presenta una visión muy pesimista del mundo, sobre todo desde la perspectiva
de la comunidad negra estadounidense. El título, ‘Bola de confusión, eso es el
mundo hoy’, describe una situación caótica tanto a escala local como global.
Los versos (cantados a modo de conversación) señalan claramente a los
políticos: “vota por mí y te pondré en libertad”; hablan abiertamente del
problema de las drogas: “jóvenes dando vueltas con la cabeza en el cielo”;
denuncian el racismo: “gente adentro y afuera, ¿por qué?, por el color de su
piel”; expresan desconfianza e incluso temor: “miedo en el aire, tensión en
todas partes”; mencionan los problemas más cercanos: “los niños crecen
demasiado pronto (…) el desempleo aumenta rápidamente (…) impuestos,
inspectores, cobradores”; también dice resignada: “nadie sabe a dónde va esto”,
y sin embargo “la banda sigue tocando”. Una frase señala el momento preciso del
que está hablando, “el nuevo disco de los Beatles es un gas”, pero el caso es
que casi todos los asuntos que menciona esta sensacional ‘Ball of confusion’ se
ajustan al presente…
Con su proverbial
frialdad robótica, los germanos Kraftwerk describen un mundo distante y carente
de alma en su ‘Computer world’, un mundo presidido por la tecnología y dirigido
por las entidades más poderosas. En medio de una atmósfera aséptica, minimalista,
el cuarteto de androides no construye frases, sino que se limita a lanzar
palabras sueltas, conceptos que afectan a todo el mundo: “negocios, números,
dinero, gente (…) crimen, viajes, comunicación, entretenimiento”, y también
señala centros de poder: “Interpol, Banco de Alemania, FBI, Scotland Yard”,
repitiendo una y otra vez “mundo de computadoras”. Probablemente los inventores
de la música techno ya se barruntaban en 1980 el mundo hipertecnologizado que
se venía, pues además del tema que le da título, el álbum contiene otros de
similar intención, como ‘Ordenador personal’, que equivaldría a ‘portátil’, o
‘Amor de computadora’, que en palabras de hoy sería ‘amor virtual’. Sea como
sea, los alemanes tenían claro que el planeta iba a convertirse en un yonqui de
la electrónica y la informática.
‘Wild world’,
‘Mundo salvaje’, también parece describir la realidad del planeta, una realidad
bronca e incierta; es una pieza de referencia de los años setenta y una melodía
tan inspirada como pegadiza. Cat Stevens (que nació Steven Georgiou y hoy es
Yusuf Islam) la hizo pensando en la eterna búsqueda de la paz y la felicidad en
que el hombre está embarcado, pero a través del individuo; el texto habla del abandono
del hogar, de la tristeza de dejar lo conocido y agradable (la relación
amorosa) y enfrentarse a lo que hay en el mundo: “recuerda que hay mucha maldad
ahí fuera”, y que “es un mundo salvaje y no se puede sobrevivir con una
sonrisa”. En todo caso, el autor aclaró: “es una canción sobre mí”.
El poderoso clásico
de James Brown ‘Its a man´s man´s world’ está desarrollado como si se tratara
de un sermón. El texto fue escrito en su mayor parte por su novia Betty Newsome,
la cual se inspiró en la Biblia y en su experiencia con sus novios y sus ex,
incluyendo el propio Brown; mucho después dijo que, en realidad, ella lo
escribió todo, pero Brown se olvidaba siempre de pagarle sus derechos. El texto
explica que el hombre ha aportado casi todos los avances materiales, pero sin
la mujer no es nada, de hecho, afirma, sin ellas el hombre estará perdido y
amargado. Publicada hace más de 50 años, seguramente Betty no pretendía que
fuera una queja, una denuncia; por su parte, difícilmente pensaría en machismo alguien tan
machista como James Brown. Eso sí, el significado del título lo suscribirían
hoy millones de personas.
De los años de la
Guerra Fría procede la apocalíptica y, a la vez, divertida ‘Two tribes’ de
Frankie Goes To Holliwood. El trasfondo de tan trepidante canción es el temor a
una guerra atómica, algo que en aquellos momentos (primeros años ochenta del
XX) no parecía tan imposible, pues había ‘dos tribus’ (Usa y Urss) dispuestas a
aniquilarse y llevarse al mundo por delante. Y es que el asunto de la guerra es
una constante en toda la historia del planeta. Imprescindible ver el vídeo.
Y una visión más
amable. John Lennon sueña en su emblemática e imperecedera ‘Imagine’ con un
mundo sin poderes, sin posesiones, sin religiones, sin guerras, sin hambres, un
mundo presidido por la hermandad…, un mundo unido; pero aunque “es fácil si lo
intentas”, también “puedes decir que soy un soñador”; el caso es que esa
humanidad ideal está todavía muy lejos, aunque todo homo sapiens coincidirá con
el beatle en que esa utopía no deja de ser un objetivo deseable.
Títulos
excelentes que dejan bien a las claras que el entorno del rock &roll
siempre ha estado conectado a la realidad del planeta.
CARLOS DEL RIEGO
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