The Clash, que a menudo protestaban contra la sociedad occidental, escribieron tras regresar de Jamaica el tema 'A salvo en el hogar europeo' (foto Bob Gruen). |
Esa idea de una Europa Unida no es
nueva. Primero los romanos, después Carlomagno, más tarde Carlos I y luego
Napoleón soñaron con unificar el viejo continente, utilizando como elemento
aglutinante la administración, la política, la religión..., sí, la vieja Europa
tiene mucho que contar. El caso es que ese proyecto que persigue algo así como
unos Estados Unidos de Europa puso sus cimientos hace justo sesenta años, en
1957, coincidiendo con la aparición de los primeros músicos de rock cien por
cien europeos, un honor que podría corresponder a los británicos Billy Fury,
Cliff Richard y, claro, The Quarrymen. Pero a pesar de que el europeísmo y los
balbuceos de ese género musical son más o menos de la misma quinta, pocas veces
han cruzado sus caminos, de manera que los autores de canciones, al igual que
la mayoría de la población, han prestado escasa atención a esta empresa. Aún
así, se pueden encontrar algunas piezas que merece la pena recordar.
Aunque en algún lugar entre los Urales
y el Atlántico alguien escribiera una canción sobre este asunto antes, entre
los grupos con significado internacional seguramente sean Roxy Music quienes
primero se decidieron a hacer algo relacionado (aunque fuera mínimamente) con la
vieja Europa. Fue en 1973, en su álbum ‘Stranded’, cuando editaron ‘A song for
Europe’. Una balada, ¡cómo no!, fina y elegante, con un Bryan Ferry entonando, como
un lamento nostálgico y desde algunas ciudades de Europa, cosas como “No
tenemos nada que compartir, excepto el ayer”, y para mostrar un matiz
intercontinental incluso se atreve con el francés y hasta con el latín…
Contrastando con la calidez y pasión de
Ferry y sus huestes, los germanos Kraftwerk, siempre gélidos, invitaron a todo
el mundo en 1977 a dar un paseo en su ‘Trans Europe Express’. Sonido frío,
mecánico, voces casi átonas, repetición uniforme e invariable… como el ruido
del tren en marcha. Sin embargo, la pieza posee un evidente espíritu europeísta
que se basa en la idea de que el ferrocarril une países. La letra tiene poca
chica: habla de los Campos Elíseos, de un café en Viena y de un encuentro con
Bowie e Iggy Pop en Dusseldorf, eso es todo. Claro que su valor está en la
innovación, en el descubrimiento del techno.
Primerizos eran REM cuando lanzaron su ‘Radio
Free Europe’, donde Europa sólo aparece en el título. El ambiente ligero, ágil,
con que acompañaban a la melodía resultaba fresco en aquel 1981; fue su primer
single y con él el grupo se dio a conocer en todo el mundo. El texto es
indescifrable, algo muy corriente en los que escribe su cantante, Michael
Stipes, quien parece hacerlos pensando más en su buen encaje en la música que
en decir algo coherente, además, se cuenta que en los primeros conciertos
incluso improvisaba.
Por aquellos años, en 1978, The Clash
hervía en el cráter del punk. Su segundo Lp se abría con ‘Safe European Home’,
un cañonazo guitarrero que invitaba a bailar ‘pogo’ (eso de bailar saltando y
empujando al vecino). La letra está cargada de intención; cuentan Strummer y
Jones que habían pasado una temporadita en Jamaica para componer canciones
(Simonon echaba chispas por no haber sido invitado), pero el viaje resultó…
peligroso; ellos mismos declararon con total crudeza cosas como que “ser blanco
allí es una invitación al robo”, o “es extraño que no termináramos en filetes
con patatas”, o como “si en los muelles sobrevivimos fue porque debieron
confundirnos con marineros”. No sorprenderá que sólo al volver a casa, sólo al
pisar Europa, se sintieran verdaderamente a salvo. Y es que como en casa… Lo
curioso del asunto es que las canciones de The Clash solían contener puyazos
contra la sociedad burguesa occidental, por lo que llama la atención su repentino
apego a su ‘despreciada’ tierra y su sentimiento de alivio al regresar a ella.
The Stranglers también fueron punk en
su momento, pero con el tiempo derivaron en una banda de sonido poco ruidoso,
racional, tranquilo y muy elegante. Así es su ‘Feline’ (1983), que incluye uno
de sus temas más celebrados, ‘European female’. La voz va susurrando a través
de un acompañamiento en el que sobresalen la guitarra acústica y el bajo, con sutiles
arreglos de teclados varios, todo lo cual proporciona un entorno muy refinado,
casi decadente. El texto es un poético elogio de la mujer europea, con versos con
tanta lírica como “cuando habla, sus labios besan el aire (…) me encanta su
aire y su gracia, aquí está la mujer europea, vamos a estar juntos durante mil
años”.
Hay algunas más, eso sí, pocas y con
escaso alcance. No, el tema de Europa como unidad no parece haber estimulado la
imaginación de los compositores de canciones rock. Sorprende un poco que una
idea de unión como la que propone la U. E., con todos sus defectos, no termine
de prender en el ideario del rock y géneros afines. Tal vez en el futuro.
CARLOS DEL RIEGO
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