Radio y rock & roll, una combinación incendiaria. |
Pocas cosas en esta vida dan tanto como
la radio. Sí, a diferencia de la tele, el invento de Marconi (aunque la emisión
y recepción a través de las ondas tiene muchos padres) obliga a imaginar continuamente; algo parecido
pasa con la lectura, pero en ésta se tiene la impresión de que uno se está
contando algo a sí mismo, cosa que no ocurre cuando es el receptor quien narra,
quien dice, quien canta, con lo que vuelven a excitarse las neuronas. En cuanto
al rock, bien puede asegurarse que debe gran parte de lo que es a las ondas
hertzianas desde sus inicios; de hecho, muchas canciones se idearon para que se
adaptaran a las exigencias de la radio; y por si fuera poco, el tipo que
inventó el término rock & roll fue un locutor de radio, Alan Freed. Además,
cuando se escucha en la radio una canción que gusta, gusta más que si es el
propio oyente quien la pone en disco (o cualquier medio); tal vez sea porque lo
que suena en la radio lo escucha mucha gente, de modo que de algún modo el
oyente se sintoniza con otras personas, algo que no se produce cuando uno pone
esa canción sólo para sí o para los presentes; y esta sensación, curiosamente,
se acentúa cuando se produce en el coche.
Sí, el rock y la radio han vivido
siempre en simbiosis: se necesitan, se complementan. Por eso, los que escriben
canciones han dedicado muchas a lo que mana de ese aparato, a esa magia que
sale de él. La lista es kilométrica. Al pensar en ello llegan al coco, raudos,
títulos como el perenne ‘Video killed the radio star’ de Bruce Wooley y Buggles
(mucho mejor la versión del primero), que vaticinaba la muerte de la radio a
manos del vídeo…, equivocadamente, como el tiempo ha demostrado; sin embargo,
en el fondo, la canción trata del cambio, de la evolución de la tecnología
desde los años cincuenta, y todo ello con un cierto aire nostálgico. También se
antoja el ‘Radio Gaga’ de Queen, que tenía una intención similar a la anterior
y dice cosas como “mi única amiga (…), hiciste reír, llorar, sentir, volar”. En
su ‘We want the airways’, Ramones pedían más presencia en las ondas para ellos
y para el r & r en general.
El ‘This is Radio Clash’ (en sus dos
versiones) de The Clash tiene ese tono combativo tan típico de las letras de
Joe Strummer, de modo que habla, claro, de una radio pirata que llama a la
lucha. Asimismo Elvis Costello recordó la magia de las ondas con su ‘Radio,
radio’, que es un continuo tributo agradecido, con versos como “La radio es la
salvación del sonido (…) radio maravillosa”. El cantante de REM, Michael Stype,
dijo que su ‘Radio song’ era un chiste, una broma que gastaba a todo el mundo,
incluido él mismo; sus dos versos finales auguran: “ahora nuestros niños
crecerán prisioneros, toda su vida serán radioescuchas”. Los canadienses Martha
& The Muffins en su ‘Black stations, white stations’ denunciaban la discriminación
en las radios y en la MTV. Los veteranísimos Beach Boys quisieron, ya en el
presente siglo, con ‘This is why the God made radio’, elogiar el medio y todo
lo que significó, significa y significará para millones de personas.
¿Quién podría hacer una canción
depresiva en torno a la radio?: Joy Division, ‘Transmission’. La canción (han
explicado ellos) no tiene argumento, sino que viene a ser la expresión de cómo el
hecho de escuchar la radio puede ser un gesto suicida, algo que puede matarte,
algo que puede robar tu alma. Sea como sea, como casi todo en el grupo de
Manchester, es una canción arrebatadora, densa, con ese atractivo inquietante,
enigmático que tienen todas las suyas.
Springsteen abordó el asunto en su ‘Radio
nowhere’. Se trata de una crítica a las grandes cadenas de radio que hacen y
deshacen a su antojo, que imponen sus listas en todas partes, anulando así a
las emisoras locales y, por tanto, a los grupos, locutores y oyentes locales.
No puede faltar
el ‘Heard it on the X’ de ZZ Top. Los barbudos tejanos contaban que desde
niños escuchaban emisoras mexicanas (cuyos nombres empezaban por X), en las que
ponían las versiones originales de blues y rock que luego, edulcoradas por
cantantes melódicos, eran las que finalmente sonaban en las emisoras
estadounidenses. Esas estaciones que emitían desde el sur de la frontera les metieron
en vena ese blues-rock con el que hicieron carrera. Esta canción es un homenaje,
un modo de agradecer aquello a las radios mexicas.
Sobre el mismo asunto trata el ‘The Wasp
(Texas radio & the Big Beat)’ de The Doors, puesto que tanto Jim Morrison
como Ray Manzarek escuchaban en las emisoras mexicanas rock sin las
restricciones que en los cincuenta tenían las estadounidenses; y uno de los
locutores más célebres a uno y otro lado de la frontera era ‘Wolfman Jack’
(Hombre-lobo Jack), que radiaba el mejor rock, blues y rythm & blues (en la
peli ‘American Graffiti’ se hace un homenaje a aquel locutor). Esta canción, de
texto alucinado y sicodélico, también habla de los clubes donde ellos veían las
actuaciones de los ‘bluesman’ negros los fines de semana.
Es innegable, el rock & roll es
deudor de la radio, y viceversa. Viene como un guante el ‘Do you remember r
& r radio?’ de Ramones, otro tributo a ese maravilloso invento: a lo largo
de su texto va recordando iconos de la radio y del rock, incluyendo a John
Lennon y Alan Freed. Comienza con el locutor anunciando la canción y termina
aconsejando: “Quédate aquí para más rock & roll”.
Sí, para escuchar esto, nada mejor que el
entrañable, amigable y cálido aparato.
CARLOS DEL RIEGO
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