Waylon Jennings y Tommy Allsup, que esquivaron a la muerte aquel día, flanquean a Buddy Holly, que no tuvo tanta suerte. |
Se ha recordado en todo el mundo el
primer aniversario de la muerte de David Bowie, uno de los artistas más
importantes e influyentes del siglo pasado. Por el contrario, ha pasado
totalmente desapercibido el deceso a los 85 años del guitarrista estadounidense
Tommy Allsup… ¿Quién? Pues era un músico que ya estaba dando guerra en los
cincuenta y que compartió estudio y escenario con nombres de la talla de Buddy
Holly, Roy Orbison, Merle Haggard o Willie Nelson. Pero a pesar de estar
considerado como uno de los mejores guitarristas de rockabilly, western swing y
estilos relacionados (Paul McCartney siempre se dijo fan suyo), apenas será
recordado por su aportación artística y sí porque dio esquinazo a la muerte
hace 58 años, cuando en el último momento se quedó sin plaza en aquel fatídico
avión…
Cualquiera que tenga el mínimo interés
por este negocio sabe de qué se habla cuando se menciona el ‘Día que murió la
música’; era febrero de 1959, Buddy Holly, Ritchie Valens y Big Bopper se
sentían contentos por haber conseguido plaza en una pequeña avioneta (tres
pasajeros y piloto), mientras que el resto de los músicos que tomaban parte en
aquella gira tenían que continuar en autobús (con la calefacción estropeada). Las
malas condiciones y la bisoñez del piloto (que también pereció) condujeron a la
catástrofe. Lo curioso es que ni Big Bopper Richarson ni Ritchie Valens
deberían haber subido a aquella Beechcraft Bonanza. Es cosa conocida que JP
Richarson estaba tan griposo que no le costó mucho convencer a Waylon Jennings
para que le cediera su sitio en el avión (otra versión asegura que fue Jennings
quien se lo ofreció); y también es sabido que cuando le comunicó el cambio a
Holly, éste le dijo en tono jocoso “ojalá el autobús se congele”, a la lo que
Jennings respondió “ojalá tu avión se estrelle”…, palabras que le atormentaron
el resto de su vida, que se alargó hasta 2002.
El otro cambio de pasajero es menos
conocido. Tommy Allsup acompañaba a Buddy Holly (los músicos tocaban con unos y
otros según necesidad) y era uno de los que inicialmente tenían sitio en el
aeroplano; sin embargo, el jovencísimo Ritchie Valens (17 años), a pesar de que
tenía verdadero pánico a volar, estaba tan congestionado y febril que le rogó a
Allsup. Éste contaba: “Valens me pidió cuatro o cinco veces que le cediera mi
asiento, de modo que casi sin darme cuenta cogí una moneda de medio dólar y la
lancé al aire; él dijo ¡cara! (‘heads’ en inglés) y salió cara; se lo dije a
Buddy y él respondió vale”.
Los tres músicos y el piloto montaron
en su ataúd volador y un rato después se difundía la noticia de la tragedia. En
principio las agencias apuntaron a que uno de los muertos era Tommy Allsup, ya
que Buddy Holly tenía su documentación; Tommy explicó que se la había dado para
que recogiera su correo en una oficina de Minnesota.
Desde entonces, el músico recién
fallecido (el 11-I-17) jamás dejó de pensar en todo aquello (algo así ocupa
sitio permanente en la memoria), y manifestó muchas veces que perder aquel cara
o cruz fue una enorme suerte, puesto que supuso dar esquinazo a la muerte, la
cual tuvo que esperar nada menos que 58 añazos. Buddy tenía billete seguro para
aquel viaje final, pero Big Bopper y Ritchie Valens lo compraron a última hora.
El autor de ‘Peggy Sue’ ya había escrito auténticos clásicos y demostrado así
su valía; sin embargo, Ricardo Valenzuela (Valens) sólo había tenido tiempo
para poco más que un par de singles fantásticos, apenas un comienzo. Aquella
moneda lanzada al aire decidió una gran pérdida para la causa del rock &
roll, pero a cambio de esa desgracia, Tommy alargó su vida 58 años, en los que
nunca dejó el escenario, y Waylon tuvo más de 40 para seguir tocando y para
maldecir aquellas palabras que dirigió a su amigo Buddy.
La hermana de Ritchie Valens habló con
el hijo de Tommy Allsup tras el óbito de éste: ambos coincidieron en que sus
respectivos hermano y padre podrán por fin terminar aquella gira que comenzaron
hace 58 años. No hay que olvidar que las grandes estrellas siempre saben
rodearse de músicos de excepción que se vuelven imprescindibles. Y Tommy lo
era. Sin embargo, si los anales del rock le dedican un par de líneas será para
señalarlo como el hombre que esquivó el ‘Día que murió la música’.
CARLOS DEL RIEGO
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