Aunque no lo parezca, se parecen mucho, tanto en el fondo como en las formas. |
Este prodigio (estar a la vez repicando
y en la procesión) lo demostró Ecclesiae recientemente cuando estaba fuera y, al
mismo tiempo, dentro del Congreso de los Diputados; sí, él protestaba contra
los diputados haciendo causa común con los manifestantes que rodeaban la cámara,
pero lo hacía sin salir de la misma, o sea, manifestaba su animadversión a la
institución y sus integrantes pero sin renunciar a su cargo dentro… Cosa de
locos. Y es que al sumarse a los que se creen legitimados para pasar por encima
de la ley y de la democracia, al mismo tiempo que se aprovecha de este sistema,
en realidad está calcando el pensamiento y la actuación de ese petimetre con
chuleta rubia sobre la frente que quiere ser el presi de Usa, Donald Trump.
Aunque suene a disparate no hay más que comparar actitudes y declaraciones para
entender que los dos tienen el mismo concepto de la democracia: sólo si ganan
aceptan el resultado, en caso contrario cuestionarán y procurarán ensuciar las
normas, los procesos, las estructuras del estado… También se puede recordar cómo
coinciden las formas y pensamientos de estos dos sujetos hacia las mujeres: uno
“las agarras por el…, y ya les puedes hacer lo que quieras”, y el otro “la
azotaría hasta que sangrase”… Los extremos terminan por tocarse.
El tronco de la coleta es el ideólogo,
impulsor y máxima voz de los que despotrican contra el sistema mientras
disfrutan de sus ventajas y beneficios. De este modo, los que cercaron el
congreso aullaban iracundos y desaforados contra “el estado opresor” y contra
los que estaban “dando un golpe de estado”. Para empezar, ambas consignas son
contradictorias, ya que contra un estado opresor (o sea, no elegido libremente
por la ciudadanía) es legítimo rebelarse y orquestar un golpe de estado con el
fin de restaurar la legitimidad democrática. El caso es que por muy alto que
gritaran los asediantes, estaban a años luz de la razón y de los hechos. Así, un
auténtico estado opresor jamás hubiera permitido tal aglomeración en torno a un
centro de poder nacional; estados opresores por antonomasia fueron la Alemania
nazi y la Unión Soviética, ¿alguien se imagina a Hitler permitiendo que los
opositores rodearan el Reichstag, o a Stalin tolerando que unos miles de
disidentes se concentraran alrededor del Kremlin? La respuesta es fácil:
imposible, nadie se hubiera atrevido a llevar a cabo tal acción y, en caso de
que algunos locos lo hubieran intentado, ninguno de ellos se hubiera salvado de
la ira del jefe del estado opresor y, por supuesto, jamás hubieran vuelto a ver
la luz del sol.
También es falsa la acusación de ‘golpe
de estado’, puesto que todo el procedimiento que tenía lugar estaba
perfectamente contemplado en la ley, y ninguno de los pasos y movimientos de
políticos y partidos contradecía los reglamentos, los cuales ya prevén
situaciones como la que se produjo y cómo proceder. Además, tanto Ecclesiae
como sus feligreses denominarían ‘revolución’ si quienes la hacen son
correligionarios, y ‘golpe de estado contra la legalidad’ si son otros. De todo
ello se deduce que los sitiadores que tales lemas coreaban no tienen la menor
idea de lo que es un estado opresor ni un golpe de estado.
Igualmente, cuando algún integrante de
partidos rivales aparece pringado por la corrupción, ni el señor Templos ni el
señor Triunfo (en el sentido del palo que pinta, como en el tute) necesitan
pruebas para descalificar al fulano en cuestión, mientras que si el implicado
es de los suyos (o él mismo) siempre se trata de un montaje… Son los mismos
recursos, las mismas herramientas que utilizan todos los iglesias-trump del
mundo. Uno y otro están tan convencidos de sí mismos que se auto-adoran y escuchan
sus propias palabras con delectación; por tanto, se adjudican la propiedad exclusiva
de la razón, con lo que se sienten legitimados para hacer y decir lo que les
venga en gana, para demonizar a todo el que se atreva a llevarles la contraria.
Estos dos mendas, que son fáciles de
caricaturizar por sus respectivas pilosidades craneales y porque siempre están
viendo pajas en ojos ajenos, comparten también ese sentimiento mesiánico que,
tristemente, tanto abundó en el siglo pasado. Por ello están absolutamente
seguros de que ellos, sólo ellos, tienen la solución para acabar con todos los
males de este mundo.
CARLOS DEL RIEGO
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