Clinton reforzó el discurso de su rival al rodearse de estrellas del rock como Bon Jovi. |
Muchos grandes de la escena
estadounidense del rock, del cine y de otros sectores han dejado ver su
frustración tras la victoria del pabloiglesias
de allí, que será un presidente digno de Los Simpson o de Mortadelo. Lo curioso
es que, seguramente, el entusiasmo con que estrellas como Springsteeen o Bon
Jovi apoyaron a la candidata reforzó al homónimo del Pato Donald; así es, ya
que gran parte del corto discurso del rubiales ‘denunciaba’ que su rival está
con las élites, con los privilegiados (¡como si él no lo fuera!), de modo que
el hecho de presentarse ella acompañada de grandes astros de la farándula venía
a demostrar, a ojos de quien quisiera verlo así, que efectivamente la aspirante
representa a la flor y nata.
El caso es que tanto El Jefe como el
señor Bongiovi, al igual que la mitad de sus compatriotas, deben estar
sufriendo una pesadísima digestión…, cosa fácil de entender, pues debe resultar
dificilísimo tragar un heliogábalo semejante. Sea como sea, tanto ellos como
otras celebridades han comprobado lo frustrante que es mojarse tanto, poner la
mano en el fuego por un político (en este caso, además, tampoco ella era
ejemplo de virtud), para caer derrotado en el último metro. Asimismo, si no lo
estaban ya, quedarán para siempre asociados a una opción política, ya sea para
bien o para mal.
En general, casi toda la comunidad
rockera internacional tomó postura a favor del caballo perdedor, especialmente
en EEUU. Algunos no se han cortado a la hora de expresar su rabia por el
resultado de la elección; así, Corey Taylor, de Slipknot, millonario que se
cree comunista, explicaba con desprecio: “Trump me hace comerme mis jod…
pantalones”, y remata con “no puedo creer que mi país sea tan estúpido”. B. J.
Armstrong, líder de Green Day, explicaba que el éxito de esta “marioneta” se
debe al apoyo incondicional de “los blancos sin educación”, lo que equivale a
decir que todos los que votaron a la marioneta son unos paletos ignorantes y
blancos. El británico Thom Yorke, de Radiohead, gritaba sentirse “furioso,
rabioso”, por la victoria del acaudalado bocazas. El ex Pink Floyd Roger Waters
dijo en su momento que ese tipo “es un cerdo ignorante, siempre lo ha sido y
siempre lo será”.
Claro que en la sección del pop
comercial ha habido poses y declaraciones de auténtica vergüenza ajena; por
ejemplo la gansa de Miley Cirus, la cual ha mostrado otras veces hasta dónde
está dispuesta a rebajarse, a perder su dignidad para aparecer, para conseguir
difusión, para ser protagonista; la señorita aparece en un vídeo llorando
amargamente por la desilusión sufrida, lo que significa que se preparó, se
colocó ante la cámara y montó su numerito…, aunque también pudo ser al revés, o
sea, aprovechó la llantina que le entró para grabarse y luego subir el vídeo a la red;
sea como sea, ella sabe perfectamente que las poses sentimentaloides
acompañadas de lagrimones, sollozos e hipidos, venden. A ella se suman Madonna,
que también apareció jubilosa junto a la capitana del barco justo antes del
estrepitoso naufragio, o Lady Gagá, que ya ha cogido la pancarta para
acaudillar a los que inútilmente siguen pataleando.
Es curioso, Trump había gritado que no
aceptaría una derrota, algo en lo que coincide con los que ahora se echan a la
calle y, rasgándose las vestiduras, se niegan a asumir la realidad. Y también
es sorprendente, casi ridículo, que algunos de ellos hubieran ‘amenazado’ a los
votantes con abandonar el país si ganaba quien ganó…, cosa que, con total
seguridad, ninguno cumplirá.
¿Y del otro lado? El más exaltado, como
casi siempre, es Phil Anselmo, de Pantera, que también vociferó, desafiante, su
intención de largarse de USA si no vencía el republicano. Y junto a él los
esperados Ted Nugent y Kid Rock. Menos esperada, pero tampoco sorprendente, es
la postura del genial Clint Eastwood (que también es músico), favorable al
ciudadano Trump.
Los más viejos, astutos, saben que es
imposible ganar las guerras ya perdidas, así que optan por la discreción, como
Mick Jagger, que sólo manifestó sorpresa, o Paul McCartney, que a pesar de ser
conocidas sus ideas y preferencias, ha preferido, pragmático y elegante, callar
y aceptar. Hasta el Premio Nobel, en otro tiempo siempre dispuesto a poner el
grito en el cielo, guarda silencio.
Tal vez el más acertado fuera Alice
Cooper, quien señaló poco antes de las elecciones que las estrellas del rock
deben alejarse de los políticos, de cualquier político, y que sumergirse en ese
mundo es una mala idea; en realidad lo que sus palabras vienen a decir es que
un político terminará por decepcionarte. Seguro.
CARLOS DEL RIEGO
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