L
a cascada de errores en la utilización
de palabras, los giros mostrencos, la repetición de topicazos, la utilización
de construcciones gramaticales de moda…, a que recurren muy habitualmente
quienes firman las noticias, artículos y reportajes resulta desesperante.
Violentas agresiones al idioma pueden verse y escucharse diariamente en los medios de comunicación |
Muy habitual en prensa, radio y
televisión es referirse a la comunidad autónoma más extensa de España con un
ignorante y desdeñoso ‘Castilla-León’, una asnada en la que también incurren
políticos de dudosa capacidad. Aunque se haya repetido hasta el hartazgo, hay
quien se obstina en no enterarse de que esa vasta región aglutina dos
realidades, dos territorios históricos: Castilla Y León. Esa Y une dos tierras
distintas, pero si se suprime la Y se está enviando el mensaje de que es sólo
una, Castilla, a la que se le pone un suplemento, una especie de mote para
diferenciarla de Castilla La Mancha, la cual sí que es un único territorio; es
decir, si se prescinde de la conjunción copulativa, León (que existió como
entidad y como reino siglos antes que Castilla) queda en poco más que un
adminículo de aquella. Y de tal falsedad se deriva una expresión tan equívoca e
insultante como ‘las dos castillas’, la cual da a entender que León es parte de
Castilla, que Castilla Y León es sólo Castilla; también es indeseada
consecuencia llamar a los habitantes de esta comunidad ‘castellanoleoneses’,
una mezcolanza obtusa y humillante, puesto que si la zona en cuestión es
Castilla Y León, es lógico decir que los nacidos aquí son castellanos o leoneses.
De todos modos, no hay peor tonto que el que insiste conscientemente en su
error.
Terrible es también escuchar noticias
como “El conductor no pudo preveer…”, e incluso comunicados de prensa como
“Este gobierno no fue capaz de preveer…”. Los que redactan estos textos caen en
esa trampa para ceporros que consiste en mezclar prever con proveer. Hay que
añadir que esta patada al diccionario es casi exclusiva de medios hablados, en
los que por regla general se descuida mucho más el lenguaje.
Perfectamente incorrecto e inexacto es
el uso de la locución ‘Impresora 3 D’, ya que esa máquina lo que hace es
modelar, esculpir, fabricar, construir, pero no imprimir. El caso es que como
algún comunicador empleó esta expresión una vez, todos los demás, en tropel, la
han copiado sin detenerse un segundo en comprobar si el susodicho aparatejo
imprime o no; y es que imprimir es “marcar, fijar, estampar letras u otros
caracteres en papel u otros materiales por medio de la presión”, algo que el
artefacto que esculpe objetos no hace.
Prácticamente aceptado es el uso de ‘presidenta’
para aludir a la mujer que preside algún organismo o institución; esto es una
imposición de quienes exigen corrección política y desechan el masculino
genérico, por lo que continuamente, fatigosamente, recitan: chicos y chicas,
ciudadanos y ciudadanas, conductores y conductoras… Lo curioso es que jamás
osan decir socialistas y ‘socialistos’, periodistas y ‘periodistos’; por las
mismas, sí que se atreven con ‘elefanta’ o ‘rinoceronta’, pero ni se les
ocurriría ‘jirafo’ o ‘hieno’. El caso es que presidente es el participio activo
de presidir, y se refiere a la persona (hombre o mujer) que preside, del mismo
modo que se dice exigente y no ‘exigenta’, cantante y nunca ‘cantanta’, representante
y jamás ‘representanta’. Sí, hay excepciones aceptadas por el uso desde
antiguo, como sirviente y sirvienta, pero la excepción no es la regla.
Inexacto es dar la noticia de un
incendio en el que la víctima “tenía quemado el 80 por ciento de su cuerpo”. Si
fuera así, esa persona estaría muerta, pues tendría quemado el 80% de sus
huesos, músculos, órganos… Lo que el descuidado periodista pretende comunicar
es que la víctima tenía quemado el 80% de la superficie de su cuerpo, no de
todo el cuerpo.
Impía agresión a la lengua es abundar
en un error tan garrafal como frecuente en todos los medios de comunicación,
que sueltan sin el menor reparo: “se ha producido una catástrofe humanitaria
en…”. Humanitario viene a significar benigno, caritativo, benéfico, que mira o
se refiere al bien del género humano; por tanto, dicha expresión equivale a “se
ha producido una catástrofe benigna, caritativa, benéfica…”, cosa que no parece
tener demasiado sentido.
El recurso a términos en inglés es otra
muestra de zafiedad periodística que, desgraciadamente, aparece en cada página, en
cada emisión, en cada anuncio o cartel publicitario. Así ‘running’ en lugar de
correr, a pesar de que en inglés se usa ‘jogging’ para esa actividad;
igualmente se escribe ‘celebs’, contracción del inglés ‘celebrities’, al
referirse a personas famosas. El uso masivo de terminología inglesa (que está
por todas partes) suele obedecer a un intento de aparentar estar a la última,
como si quien no manejara vocablos ingleses estuviera desfasado y lejos de la
actualidad. Lo curioso es que la mayoría de los que frecuentan este vicio no
suele saber inglés…
Cotidiano, continuo, aceptado por todos
es el dicho ‘violencia de género’ para referirse al odioso maltrato que se
produce en el entorno familiar y que se sustancia en que el hombre golpea a la
mujer. Sin embargo, las personas no tienen género sino sexo, pues el género
(aparte de otras acepciones que no vienen a cuento) alude a las palabras, a los
pronombres o a los sustantivos; por ejemplo, botón es género masculino y bota
es género femenino, de manea que
‘violencia de género’ sería que el botón pegó a la bota. En los carnets y
documentos que precisan esta especificación no preguntan el ‘genero’ de la
persona sino su sexo… Lo adecuado para expresar tan detestable y criminal
acción sería violencia sexista, violencia machista, violencia doméstica…
Los malos periodistas son tanto los que
difunden información sin confirmar (o falsa) como los que desprecian el idioma,
vapuleándolo un par de veces por párrafo al utilizar incorrectamente las
palabras, al tirar de dichos de moda (“sí o sí”), al expresarse con vulgarismos
y barbarismos…
CARLOS DEL RIEGO
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