Velvet Underground ya cantaron explícitamente a la mujer fatal en 1967. |
Hay días para todo: existe el Día Internacional del ‘3D’ (o sea, de las tres dimensiones) y también el día de Internet seguro, de la nieve, del sueño, de los vuelos espaciales tripulados, de la voz, de las tortugas marinas, del sushi, del orgullo zombi e incluso hay un Día Mundial del Lavado de Manos. Así que no podrá extrañar que exista desde hace mucho el Día de los Enamorados, que es el Día de san Valentín (14-II); contra lo que pueda pensarse, la celebración tiene su origen legendario en la antigua Roma, aunque, eso sí, los grandes almacenes aprovecharon la coyuntura para estimular el consumo.
Por su parte, no hace falta decir que la mujer ha sido la más importante fuente de inspiración para quienes escriben música en clave de rock (que son muy mayoritariamente hombres), pero además de las canciones de amor ‘telenovelesco’ y sentimentaloide, además de las que usan de tono lacrimógeno y afectado, existen las que hablan de ‘l´amour fou’, el amor loco, y de la mujer fatal, esa que te usa y engatusa, esa que te engaña haciéndote creer que eres el amor de su vida pero le importas un pito y te da la patada cuando ya no le sirves. Ésa es la mujer fatal. Como no podía ser de otro modo, el rock y sus derivados también han producido momentos excelentes cuando señalan, con amargura y resentimiento, a esa engañabobos que puede atontar al más inteligente con sus halagos y promesas; es más, todo el que escribe rock & roll también cae, antes o después, en las redes de la mujer fatal, aunque sólo sea como recurso para construir la canción.
Entre los títulos que hacen referencia a esa suerte
de devoradora de hombres no puede faltar el clásico ‘Black magic woman’ de
Fleetwood Mac (1968), aunque tal vez sea más reconocida la versión latina y
cargada de percusión que hizo Santana en 1970; el texto es explícito: “Mujer de
magia negra que está tratando de embrujarme”. También es destacable el ‘Evil
woman’ de Electric Light Orchestra que, con su sonido barroco y recargado,
también dice las cosas muy claras: “Hiciste un tonto de mí (…), ya no tienes a
nadie a quien usar”, para luego ajustar cuentas con el vengativo verso: “Es tan
bueno ver que sientes dolor” y, finalmente, explicar: “Mujer malvada, cuánto
daño me hiciste”. The Queen en su ‘Killer Queen’ describió a la vampiresa como
“Guilltina, dinamita, pólvora (…) tienes garantizada la excitación en cualquier
momento”.
Una de las composiciones más tempranas que describe
de modo rotundo y evidente a esta perversa mujer es el ‘Femme fatale’ que Lou
Reed hizo para Velvet Underground en 1967. La voz un tanto aplanada de Nico
desgrana una melodía preciosa mientras el propio Reed da réplica con unos coros
muy pintorescos. El texto precisa qué es lo que pretende la bella maligna: “Basta
mirar sus ojos de color falso. Ella te moldea sólo para tenerte debajo, como un
payaso. Eres el número 37. Va a tratarte como un tonto”. Lou Reed la escribió
pensando en la actriz y modelo Edie Sedgwick, una de las estrellas de la
cuadrilla de Andy Warhol.
Otra canción compuesta pensando en la mujer
mortalmente atractiva es la potente ‘Poison’ (1989) de Alice Cooper. En clave
heavy y con sus modélicos riffs de guitarra, ese veneno se presenta de un modo
teatral y muy visual (no faltan ecos del glam rock y su melodramática puesta en
escena); su estribillo pegadizo y sus versos evidentes la han convertido en una
pieza imprescindible del mejor heavy americano de los ochenta del XX. Sus
estrofas muestra un amor loco y peligroso, pero totalmente adictivo: “Tu sangre
como el hielo. Mi dolor, tu emoción. Quiero probarte pero tus labios son
veneno. Eres veneno corriendo por mis venas. Tu red, estoy atrapado”, y termina rindiéndose a los diabólicos
encantos: “No quiero romper esas cadenas”.
Y si la mujer fatal habla español, lo primero que
acude a la mente es el legendario grupo madrileño Burning y su inolvidable ‘Qué
hace una chica como tú en un sitio como este’ (1978). ¿Quién puede resistirse a
la guitarra del genial, entrañable e imprescindible José Casas, Pepe Risi en la
historia del rock español?, e igualmente, ¿cómo sustraerse al encanto de esa
melodía y esa letra? “Los años te delatan, nena, estás fuera de sitio. No
utilices tus juegos conmigo” avisa el narrador; pero luego la buscavidas recibe
un duro castigo: “Ya sé que alguien pisó tu orgullo en un oscuro portal”. Sea
como sea, la emblemática pieza (una de las que demostró que el español es
apropiado para el rock & roll) describe con precisión qué es lo que, con
total seguridad, trae este tipo de bruja encantadora e irresistible: “Mujer
fatal, siempre con problemas (…) tú eres fatal”.
Lo curioso es que la víctima de la mujer fatal tiene
el seso nublado, y por más que sus amigos le expliquen que esa tía sólo quiere
aprovecharse de él, no verá en ella más que lo que quieren ver.
CARLOS DEL RIEGO
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