Los cantantes 'melódicos' de partitura simple y letra enamoradiza siempre tienen respuesta entre el gran público |
Prensa y portales especializados afirman que
Alejandro Sanz ha vendido de su nuevo disco, ‘Sirope’, 150.000 copias entre
cedés y virtuales; esto puede ser cierto o puede que no, puesto que ya se sabe
cómo se las gastan la industria y las empresas que se dedican a contar, que
cuentan como vendidos los discos que están en las estanterías de la tienda, es
decir, disponibles pero aún sin vender. Sea como sea, si se echa un vistazo a
la lista de ventas de álbumes se encuentra uno con que tras Sanz están Gemeliers
(dúo de hermanos adolescentes surgido de un concurso de telerrealidad), y los
mexicanos Maná completando el podio; luego están Ana Torroja, Pablo Alborán...,
y no faltan Melendi ni Laura Pausini entre los diez primeros de la lista de
ventas.
Curioseando por los textos de las canciones
‘medallistas’ el lector puede pasar del sonrojo a la risa, de la incredulidad a
la incomprensión de lo que lee. Unos ejemplos ciertamente ilustrativos. De
Alejandro Sanz y su ‘Un zombie a la intemperie’ (número uno en la ‘cuarentalista’):
“Por ti volví por ti pero no te vi / si no estás sólo soy un zombie a la
intemperie (…) Me alegra tanto verte / verte es todo lo que me hace feliz (…)
Volví al volver perdí / pero no por ti / no eres tú es que soy un zombie aunque
me peine / sin ti me fui a buscarte a ti”… La temática es prácticamente la
única que maneja este artista, o sea, amor-desamor, la versificación es
ciertamente plana, amorfa, ripiosa…, juegos de palabras corrientes. Por lo que
a la parte musical se refiere, baste decir que es difícil de encontrar y aun
más de recordar.
Los repeinados hermanos sevillanos Gemeliers están
cosechando enorme éxito (dicen) y suculentas cifras de ventas (dicen) con su
segundo disco, que contiene canciones como ‘Mil y una noches’, algunos de cuyos
versos prometen: “La frescura de tu risa / se ha colado en mi camisa / y me ha
robado el corazón (…) Te llenaré los bolsillos de amor del bueno pa ti / pa que
no quieras marcharte / debes de buscar un vestido / a cambio solo te pido / que
te enamores de mi”. Original, lo que se dice original no es (estrofas y
estribillos con idénticos significado, construcción e intención se han escrito
hasta la náusea), y tampoco puede decirse que sea creativo, ingenioso o
profundo. La partitura es más que previsible, simple, sosa, torpe.
Lo de los mexicanos Maná es curioso: por un lado
presentan un sonido rock (potente sección de ritmo, guitarras en primer plano,
sonido general contundente…), pero a la vez las letras podrían ser de cualquier
cantante empalagoso y pisaverde; en otros casos resultan lacrimógenas y casi
siempre sentimentaloides…; incluso algunos de sus textos recuerdan a los de los
cantantes románticos españoles de los últimos setenta y primeros ochenta del
siglo pasado, cuando la ‘apertura y el destape’ permitieron escenas de cama en
la música destinada al gran público y todo el mundo se puso a ello. Lo que Maná
declama en piezas como ‘Adicto a tu amor’ o ‘La cama incendiada’ es muy
revelador.
No se puede esperar que en esto de la música popular
todos digan tanto y tan variado como Dylan o Young (por ejemplo), pero tampoco
que un compositor repita una y otra vez el mismo tema: el amor y el desengaño
en todas sus variantes, pero visto siempre a través de un filtro
inevitablemente melindroso, afectado, quejumbroso, lisonjero, y sin olvidar las
consabidas cucamonas, carantoñas y arrumacos más o menos subidos de tono. Cierto
que todos los grandes del pop y del rock han hablado del asunto, pero no sólo
de eso, y en todo caso, echándole mucha más imaginación , ingenio, gracia;
además, por regla general, ellos lo hicieron antes que nadie, cuando este
negocio estaba en pañales y tenía que abrir camino casi a diario.
Si es cierto que esto es lo que más vende quiere
decir que sólo compran cantidades significativas de discos aquellos que no
exigen demasiado, los que se conforman con piezas simples, fáciles, cotidianas,
tonadas de consumo rápido y fabricadas en serie. De todos modos, a uno le gusta
que haya gente a la que le gusten las cosas que a uno no le gustan.
Al menos se puede sacar una conclusión positiva: el pop y el rock con carácter tiene
aún esa cumbre que escalar, ese desafío que supone conquistar listas y
compradores. Los que queden.
CARLOS DEL RIEGO
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