jueves, 9 de diciembre de 2021

LA ECOLOGÍA SE HA CONVERTIDO EN GANCHO COMERCIAL Y PROPAGANDÍSTICO

 


No hay empresa, gobierno o institución que no use estos mensajes con fines publicitarios

Seguro que no son pocos los que se han dado cuenta ya de la explotación que se hace de la ecología como gancho comercial. Empresas, gobiernos y organismos meten en sus mensajes términos como sostenible, ecológico, respetuoso con el planeta… No es que el problema no exista, sino que resulta sospechoso cómo ha sido convertido en herramienta para conseguir votos unos y para vender más los otros. El problema es que esa propaganda es poco más que fachada, postureo y palabrería

Es evidente que la contaminación preocupa, con razón, a millones de personas en todo el mundo, por lo que cuando se habla de ese tema se atrae instantáneamente la atención. Por ello, quienes siempre están a la búsqueda y captura de la atención del gran público no iban a dejar de utilizar una herramienta propagandística tan eficaz en este momento.

Los políticos, partidos y gobiernos tiran del asunto de la ecología prácticamente para todo, hablan de ello continuamente, aparece destacado en sus programas proclamas y carteles, y lo tienen como arma que esgrimir ante los rivales. Y así, los que tienen el poder toman medidas como  restringir el uso de plásticos, negar el paso a automóviles de gasoil, incentivar los coches eléctricos… Sin embargo, no hay presidente de gobierno que no utilice el avión oficial para actos oficiales y no oficiales, para reuniones de partido e incluso para asuntos privados. Recientemente se ha sabido que en dos viajes para estar presente en congresos de su partido el presidente de España contaminó lo mismo que 14 coches durante un año (18 toneladas de CO2). De todo esto se deduce que a los políticos (partidos, gobiernos) lo de la contaminación y el cuidado del planeta se la trae al pairo, y si hablan y presumen de conciencia y proyectos ecológicos es por puro oportunismo, sólo porque el traje de ecologista da votos. O sea, para quienes ejercen o aspiran al poder, el medio ambiente es sólo gancho propagandístico, un anzuelo con el que convencer al votante.

Del mismo modo han entendido el asunto las empresas. Así, destacan en sus mensajes publicitarios su respeto por el medio ambiente las compañías petroleras, las aseguradoras y los bancos, emisoras de radio y televisión, supermercados, firmas alimentarias, marcas de automóviles, cadenas de comida rápida…, no hay gran empresa que no subraye su conciencia ecológica. Así, los grandes anunciantes se presentan como grandes paladines del cuidado del planeta, sin embargo, la realidad es que están utilizando el tema de moda como señuelo para atraer consumidores y compradores; y todo lo que hagan en ese sentido tiene exclusivamente fines publicitarios. Seguro que muchos recordarán cómo en los años 1990 y 91 todos los anuncios (vendieran el producto o servicio que vendieran) metían en el mensaje la referencia a los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, era la moda, era lo que estaba en boca de todos. Hoy las palabras-gancho de la publicidad son cambio climático, cuidado del medio ambiente, conciencia ecológica…, independientemente de lo que se anuncie. 

No hay más que fijarse para comprobar que todo tipo de organismos locales, nacionales, internacionales, empresas o negocios, incluso el Vaticano, todos sermonean en torno al cambio climático. Y esa unanimidad a la hora de utilizar dicho argumento como arma propagandística conduce a la sospecha. Todo parece oportunismo, todos se suben al carro porque es lo que vende, lo que está de moda, lo que más presente está en la sociedad actual, o al menos lo que los expertos en marketing y manipulación de masas creen que es lo que más importa a las grandes masas.

CARLOS DEL RIEGO.

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