Es imposible creerse que a estos tipos, que viajan en avión y automóviles de gasolina, les importa la contaminación, excepto como estrategia para conseguir votos
Docenas
de políticos, acompañados por cientos de machacas, cortesanos, enchufados y
guardaespaldas, además de los activistas, llegaron a la cumbre de Glasgow en
aviones movidos por combustibles fósiles, toneladas y toneladas de queroseno. Y
una vez en tierra usaron automóviles enormes, blindados y muy pesados con
motores que consumen combustibles fósiles para trasladarse. Es decir, piden,
exigen, vocean y amenazan al resto de la humanidad para que no hagan lo que
ellos hacen. Y es que los dirigentes políticos contaminar más que nadie, sea el
medio ambiente o las mentes
Los
países más grandes, poblados y contaminantes del planeta (China, India, Rusia) no
acuden o van para quedar bien, o sea, no adquieren compromisos, lo que hace
inútiles las cumbres y reuniones de este tipo. Y es que estas convenciones de parásitos
(sinónimo de políticos).jamás han resuelto nada, son buenismo en estado puro,
corrección política, postureo de cara a los electores debido a que esto de la
ecología y el cuidado del planeta vende mucho, da muchos votos por estar muy de
moda. Si en lugar de buenismo hubiera bondad llegarían en barcos a vela y se
desplazarían en bici (se han necesitado decenas de vuelos por todo el mundo para
organizar la cumbre), o mejor aún, en lugar de perder el tiempo en inútiles
parloteos irían a repoblar bosques, a limpiar tierras y aguas, a retirar
plásticos…, o sea, a realizar acciones concretas y provechosas. Pero no es esa
la intención de los parásitos. Lo que pretenden es subirse al carrito de los
pensamientos de moda, que son los que dan votos, puesto que, al final, eso es
lo único que les interesa a estos egoístas embusteros que manejan todos los
resortes del poder y la propaganda.
Además,
¿alguien piensa que se van a imponer sanciones a Rusia o China por despreciar
cumbres tan inútiles como esta? ¿Alguien cree que los estadounidenses (su
presidente se durmió en la primera sesión) o los indios van a dejar de arrancar
sus coches de gasolina? ¿Qué utilidad tiene que unos países adopten medidas
anticontaminantes cuando otros mucho mayores no hacen nada? Y ya que se habla
de ello ¿Cuántos coches y fábricas son necesarios para verter a la atmósfera lo
que vierte una erupción de un volcán como el de La Palma?
Dejando
patente la hipocresía e intenciones manipuladoras que invariablemente
caracterizan a todos los dirigentes políticos (léase parásitos), los de la
cumbre exigen a todo el mundo que dejen de quemarse combustibles fósiles, que
dejen de usarse carbón y petróleo como fuentes de energía…, que es precisamente
lo que han hecho los países avanzados para ser eso, avanzados. En otras
palabras, apremian a los que quieren desarrollarse e incorporarse al primer
mundo para que renuncien a las fuentes de energía con las que los países del
primer mundo se han desarrollado… ¡Qué cara más dura! No cabe más hipocresía.
Nunca
faltan en las reuniones por el clima los actuales profetas del fin del mundo,
que son los manifestantes y activistas que (seguramente subvencionados) siempre
acuden a dejarse ver en estas ‘cumbres’; sería más mediático y provechoso ir a
manifestarse a los lugares donde se produce el maléfico petróleo (Arabia Saudí,
Venezuela, Rusia) o a donde se niegan a contaminar menos (China, India), pero
claro, ir a esos sitios sería menos cómodo y mucho menos seguro. Hace mil años
muchos iluminados salían a las calles proclamando lo de “arrepentíos pecadores
porque el mundo llega a su fin”. Hoy aquellos profetas fanáticos se hacen
llamar activistas del clima, pero el mensaje es el mismo: “haced lo que yo digo
o el mundo se acaba”, y para ello no dudan en afirmar que es aconsejable
“entrar en pánico”, es decir, desean meter miedo y usarlo como herramienta.
Claro que todos estos activistas convencidos de que el paneta va hacia su
condenación tiran de móvil último modelo, lo que significa que usan internet,
redes y tecnologías contaminantes, y también barcos, aviones o automóviles (que
son los que les traen sus móviles), plásticos y productos y materiales que
contaminan. En la Edad Media los profetas del fin del mundo se limitaban a
vocear, mientras que hoy realizan ‘performances’, pero en el fondo vienen a
decir lo mismo: “yo poseo la verdad absoluta y no tenéis derecho a
contradecirme, yo sé lo que va a ocurrir, haced lo que yo digo o será el fin
del mundo”.
El
problema no se soluciona con postureo, palabrería y propaganda, ni con
‘performances’ o quemando contenedores. Nadie tiene una solución mágica, pero
lo que está claro es que el politiqueo y la ideología no lo son.
CARLOS
DEL RIEGO
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