Réplica de la nao Victoria, con la que Elcano recorrió 78.000 km para circunnavegar el planeta, mostrando a todos sus formas y proporciones |
Seguramente la actual
pandemia no se convierta en un episodio clave en la Historia de España, aunque
sin la menor duda tendrá efectos importantes que se notarán durante mucho
tiempo. Es imposible enumerar todos los momentos que marcaron el devenir
histórico del país (sería larguísimo), pero sí que se pueden escoger cinco
etapas que incidieron de manera drástica en su milenaria biografía: la ocupación
romana, la invasión musulmana, el fin de la reconquista y América, la Guerra de
la Independencia y la Guerra Civil
Hay más, muchos más,
incluso se puede discutir si otros resultaron tan o más importantes, pero estos
cinco episodios son, indudablemente, de la mayor trascendencia, tanto que
algunos influyeron en el curso de la Historia Universal. Por eso, se puede
prever que la expansión del coronavirus, siendo significativa, no tendrá
efectos tan decisivos como los causados por estas ocasiones.
Aunque la Península
Ibérica ya había visto anteriores llegadas (celtas, fenicios, griegos,
cartagineses), la conquista romana, a sangre y fuego, fue decisiva para este
territorio (como para otros que formaron parte de su Imperio). Roma dio unidad
a los diversos pueblos que la habitaban gracias al latín, que desembocó en el
castellano, catalán, gallego y portugués; impuso el Derecho Romano, base de casi
todo código legal; ordenó Hispania administrativa, política, económica y
territorialmente. Trajo tradición y cultura, a los clásicos, la literatura, la
poesía, el teatro, infraestructuras, construcciones, conocimientos, tecnología,
ingeniería… Todo lo que Roma dio a la Hispania determinó lo que fue después y sigue
presente tantos siglos después. Una etapa decisiva.
Al caer el Imperio
Romano de Occidente (año 476), Hispania se convirtió en destino de otros
pueblos: visigodos, alanos, vándalos o suevos, que entraron espada en mano. Se
hicieron con el poder los primeros, pero en 711 se produce la invasión (al
estilo de la época) y ocupación del casi todo el territorio por parte de de los
musulmanes, que durante casi ocho siglos dejaron su huella e influencia
sustancial sobre la cultura, costumbres y tradiciones, pensamiento, lengua o
arte de una Hispania que los godos consideraban suya. Esa presencia pervive
pasados y hace de la Península Ibérica algo único, ya que sólo este territorio les
fue arrebatado a los musulmanes después de haberlo conquistado y ocupado,
dejando así una herencia y una personalidad únicas; el resto de tierras, áreas
o países donde hubo dominación islámica la sigue habiendo. Esta invasión,
evidentemente, resultó crucial para la España posterior.
Año clave en la
Historia de la vieja Hispania es 1492. Por un lado fue el de la culminación del
deseo y empeño de muchas generaciones de hispanos, un sentimiento que viene
reflejado ya en las crónicas de Alfonso III y Albeldense, ambas de finales del
siglo IX: “Actualmente una parte de España está ocupada por los sarracenos, por
lo cual los cristianos hacen la guerra noche y día, todos los días, combatiendo
contra ellos hasta que su expulsión sea dispuesta por la predestinación divina”,
dice la Albeldense (“Sarrazeni euocati Spanias ocupant…”, el texto original en
latín se encuentra fácilmente). Autores posteriores, como Sampiro o Lucas de
Tuy, dejaron constancia de ese sentir. O sea, existía ese impulso de recuperar
el terreno perdido. Y se hizo del único modo que se conocía: la guerra.
Aquel año 1492 fue, por
otro lado, decisivo para España y también para el resto del mundo. Aunque la
potencia marítima del momento, Portugal, conocía el proyecto de Colón (y
seguramente también los embajadores ingleses, franceses…), fue la corona
española la que confió y apoyó. Y gracias a ello y a los posteriores viajes a
través del océano (la primera circunnavegación o el encuentro de casi todas las
tierras y mares) el mundo tomó conciencia de su forma, de sus proporciones, de
sus continentes, océanos y confines. España forjó un imperio de varios siglos a
la vez que daba organización, cultura, lengua, arte a gran parte de América; y
la transportó del Neolítico en el que estaban aquellas culturas al Renacimiento
en sólo unas décadas. Cierto que también llevó las enfermedades, pero hubiera
sucedido igual si cualquier otro hubiera llegado antes; y hubo violencias y
excesos (inevitable), pero muchísimo menos que si ingleses u holandeses se
hubieran adelantado. No cabe duda de que España y el mundo serían hoy
diferentes sin la Reconquista y sin las naves españolas de aquellos años.
A comienzos del siglo
XIX Napoleón se sentía el dueño de Europa. Aprovechando la debilidad de la
corona española invadió la península y colocó a su hermano como rey. El pueblo
se levantó contra el brutal invasor (asesinaron,
quemaron, robaron, destruyeron) y se desató la Guerra de la Independencia, en
la que el francés cosechó su primera derrota y sus tropas fueron finalmente
expulsadas. De haberse asentado la ocupación francesa, todo sería muy
diferente, pues España se hubiera convertido en algo parecido a un
protectorado, un estado tutelado, subordinado, y lo mismo puede decirse de
todos los territorios que aun entonces integraban el Imperio Español, desde
América a Filipinas, que hubieran pasado a ser parte del Imperio Francés.
La Guerra Civil
Española (estudiada, analizada, desmenuzada desde todos los ángulos) tuvo un
resultado que determinó la situación actual. Sin entrar a valorar otras
cuestiones, puede afirmarse que, de haberse dado el resultado contrario, el
país sería muy diferente al actual. Así, teniendo en cuenta el peso del
comunismo en el bando republicano durante los últimos meses de la guerra, es
fácil deducir que, de haber vencido, España hubiera entrado en la órbita de la
URSS, que ya se sabe cómo fue. Fue un episodio trascendental que, inesperadamente,
desembocó en la Transición, que trajo lo que hay hoy.
Sin Roma el español
sería una lengua distinta, su pensamiento sería otro, existirían diferentes tradiciones, cultura,
arte, incluso la distribución
territorial podría ser diferente. La
presencia musulmana tuvo asimismo enorme incidencia en el transcurrir
histórico, y su influencia pervive en el arte, en la comida, en las costumbres…
Pero su expulsión también determinó el estatus del país, ya que si la
Reconquista hubiera fracasado España seguramente se llamaría de otro modo y
sería algo parecido a las actuales Marruecos o Turquía; y parece ocioso
remarcar la importancia del Descubrimiento de América y las otras gestas
marítimas hispanas que determinaron la posterior historia, tanto española como mundial.
La Guerra de la Independencia evitó ser
un país subordinado. Y la Civil que hoy fuera similar a Rumanía o Bulgaria..
Aunque ninguno de los
presentes ha vivido algo semejante, resulta difícil imaginar que España
experimente con la pandemia del coronavirus
un cambio tan radical y determinante como el que trajeron estos
trascendentes episodios.
CARLOS DEL RIEGO
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