Ace Frehley, guitarrista de Kiss, estuvo a punto de morir electrocutado en escena |
Parece obligación de toda estrella del
rock vivir en la exageración y excederse en todo: sexo y drogas, fiestas y
lujos. Y aunque no son pocas las excepciones, la realidad es que son muchos,
muchísimos los nombres importantes en esto del rock que podrían escribir libros
sobre sus calaveradas, extravagancias y desvaríos, es más, bastantes de ellos
están convencidos de que ser estrella del rock impone vivir en el filo. Uno de
los grupos que más experiencia tiene en este tema del exceso es Kiss,
especialmente su primer guitarrista Ace Frehley
Es Kiss, sin duda, uno de los grupos
cuya imagen resulta más fácil de identificar, ya que su puesta en escena está
basada en la más enloquecida exageración, en una divertida horterada. Pero
también fueron maestros en el desenfreno extremo fuera del escenario. De Gene
Simmons y Paul Stanley se han contado todo tipo de locuras, pero no tantas de
Ace Frehley, que estuvo en el grupo desde el inicio y con el que grabó sus
nueve primeros álbumes.
Un periodista especializado, Nathan
Rabin, escribió una vez que las estrellas de rock, por más hedonistas y
vividores que fueran, por más drogados y borrachos que estuvieran, siempre
podían consolarse pensando que, al menos, no lo estaban tanto como Ace Frehley;
e igualmente, cuando pensaran que estaban al borde de la locura, al menos nunca
estarían tan locos como Ace.
El chaval ya prometía desde su infancia.
Lo expulsaron de varios colegios de secundaria y él mismo se largó de uno. Sí,
era muy problemático, pero también (tal vez por ello) muy popular entre sus
compañeros y compañeras, ya que, al parecer, el joven Paul Frehley, era un
auténtico as con las chicas, así que lo apodaron así, Ace, seudónimo que
mantuvo y potenció cuando entró en el rock & roll. El caso es que antes se
veía fácilmente envuelto en peleas callejeras, y conoció muy bien el asiento de
atrás de los coches patrulla y las comisarías. Él recuerda que le pusieron “el
cañón de una pistola en la sien varias veces”, así como las peleas “locas y
descontroladas en la calle”, los problemas “en que me vi y de los que pensaba
que jamás saldría”, y claro, también recuerda la suerte que tuvo cuando “con
trece años me apuñalaron en la barriga, pero no fue una herida profunda, aunque
pudo serlo”.
También le gusta recordar a Frehley aquel
día que fue pipa improvisado de Mitch Mitchell, batería Jimi Hendrix. Fue en un
local de Nueva York algo más de un año antes de la muerte de éste. Resulta que
estaba rondando la puerta por donde salían y entraban los grupos, así que en un
momento dado se mezcló con ellos y entró. Luego alguien se dio cuenta “y me
preguntó en qué grupo tocaba, yo le respondí que en ninguno, que me había
colado; entonces me pidió que le ayudara con la batería de Mitch Mitchell y antes
de darme cuenta estaba montado timbales, bombos y platos; lo malo es que me
crucé con el propio Mitchell y no lo reconocí; fue un día surrealista”. De
acuerdo.
Una de las señas de identidad de Kiss
es, claro, el chocante maquillaje y los delirantes trajes. Después de un
concierto en París (con toda la parafernalia encima) se produjo el final
esperado: enorme borrachera que condujo a la pérdida de consciencia. Él mismo
recuerda: “me desmayé sobre la cama y me dormí con todo el maquillaje; al
despertar tenía los ojos tan hinchados que no podía abrirlos, me sentí
aterrorizado, pues estaba convencido de que me había quedado ciego para
siempre”; es más, a pesar de las palabras tranquilizadoras del médico y a causa
de que los vapores etílicos no se habían disipado totalmente: “durante unos
minutos pensé con total seguridad que nunca más volvería a ver, fue una
locura”. La explicación es lógica: gran parte de la pintura y maquillaje con
que embadurnaban sus rostros contenían polvo de plata, además de otros
componentes que pueden resultar dañinos en ciertas circunstancias, como
borrachera y posterior sueño sin limpiarse la cara; en fin que la plata y la pintura
le entraron en los ojos y…
Y lo que al propio Frehley no le gusta
contar lo cuentan sus compis. El batería del grupo, Peter Criss, escribió en
sus memorias que “Ace se ‘autocomplacía’ muy a menudo”. Al parecer, el
guitarrista nunca tenía suficiente, y a la mínima oportunidad le daba al ‘amor
propio’, especialmente en los primeros días de la banda, según Criss anotó en
su libro. Frehley, claro, jamás ha reconocido públicamente la ‘acusación’, la
cual resulta sorprendente teniendo en cuenta que Ace era un auténtico as con
las mujeres.
Por su parte, el propio Frehley desveló
en su autobiografía que su compañero Gene Simmons había contraído ladillas y
que, además, las había contagiado al resto de los integrantes de la banda (¿);
y por si fuera poco, también afirmó que el bajista tenía alergia al agua y no
se duchaba nunca. Sin embargo, Simmons negó tajantemente haber estado nunca
infestado, aunque no desmintió con igual rotundidad lo de la ducha: “¿Qué tiene
que ver la ducha con ser una persona responsable?, ¿qué más da?, ducharte o no
ducharte no te hace un imbécil”. El caso es que Frehley suelta dardos más o
menos sutiles contra Simmons en cuanto tiene oportunidad: “En lo personal nos
llevamos bien, pero a veces toma decisiones comerciales con las que no estoy de
acuerdo, y ahí empiezan los problemas. Además, lo que más le gusta a Gene es
escucharse hablar”. ¡Pues sí que se llevan bien en lo personal!
Menos risueño es lo que le ocurrió en un
concierto en Filadelfia en diciembre de 1976, cuando estuvo a punto de palmar
por electrocución. En cierto momento del show, Frehley se quiso bajar de un
altillo del escenario, y para ello se agarró de un riel de luces, lo cual, en
combinación con su guitarra, convirtió su cuerpo en conductor de electricidad.
Cuenta el guitarrista que se quedó como congelado, inmóvil, hasta que cayó
inerte sobre el escenario. “Me desperté detrás de los amplificadores y les dije
que no creía poder seguir con el concierto; el público empezó a corear mi
nombre y, aunque en aquel momento no tenía sensibilidad en las manos, me
levanté y terminé el espectáculo. No sé cómo pude hacerlo”.
Y no puede olvidarse aquella vez, en
1983, cuando intentó huir de la policía cerca de Nueva York. La poli le dio el
alto y le pidió los papeles, pero le habían retirado el carnet (¡qué raro!); él
mismo lo cuenta: “todo empezó cuando me choqué contra el coche de delante, el
agente me pidió el permiso de conducir, pero como sabía que estaba suspendido
le dije que lo tenía en la guantera, y en ese momento apreté el acelerador y salí
a toda velocidad esquivando a los polis”. Conducía un Delorean pero sin condensador
de fluzo, así que no tardaron demasiado en darle alcance tras una veloz persecución.
Fue arrestado y acusado de conducir borracho (su estado natural), de manera
peligrosa y sin licencia. Pagó 500 pavos de fianza, pero no se sabe cuánto le
costó finalmente la broma.
Y además de esta pequeña selección de
calaveradas, no hay que olvidar que los exceso con las drogas, las cogorzas
antológicas, los encontronazos con la policía y con los directores de hoteles,
las descontroladas fiestas con ‘groupies’ dispuestas a todo y las situaciones
más surrealistas fueron casi cotidianas en la trayectoria no solo de Ace
Frehley, sino de Kiss en general.
CARLOS DEL RIEGO
No hay comentarios:
Publicar un comentario