No es la foto de la portada, pero resulta muy fácil de identificar |
En agosto de 1969 los Beatles terminaron de grabar su último álbum, el célebre ‘Abbey Road’, que se publicó al mes siguiente (el ‘Let it be’, salió después aunque se grabó antes). Resulta ciertamente asombroso que, medio siglo después, este disco no sólo no pierde atractivo, sino que sigue sonando fresco, atrevido, diferente, actual incluso. Sobre él se ha contado prácticamente todo, aunque siempre se atiende más a los hechos trascendentes que a las curiosidades y ‘pequeñeces’, que también merecen ser recordadas
Difícil resultará sorprender con algo
nuevo sobre el ‘Abbey Road’ a los ‘beatlemaníacos’. Reportajes de todo tipo,
investigaciones y análisis, libros, ensayos y publicaciones han desmenuzado
todo lo referente a tan trascendente obra. No hay que olvidar que, casi con
cada disco, los Beatles abrían caminos desconocidos, proponían innovaciones
luego imitadas y abrían todos los horizontes musicales.
Como es más que sabido, a aquellas
alturas de los sesenta las relaciones entre ellos estaban más que deterioradas.
Ya habían grabado el ‘Let it be’ entre turbulentas discusiones, algo que
alguien tan elegante y refinado como Georges Martin llevaba fatal, tanto que
había decidido dejar de trabajar con los Beatles. Paul, sabedor de que Martin
era el que más partido sacaba al grupo, rogó, suplicó y prometió, hasta que el
veterano productor accedió; eso sí, exigió tener control total, como antaño.
Luego Martin declaró que todo fue bien, ya que todos pensaban que sería el
último.
Ellos dos, McCartney y Martin, tuvieron
la idea de mezclar canciones a medio terminar y unirlas a modo de ‘suite’ y,
aunque al principio John no estaba conforme, luego no le pareció tan mal la
cosa. Y así fabricaron esa mezcla de más de quince minutos de la cara B, con
temas de uno y otro combinándose. El resultado de esta novedad es indiscutible.
Pero antes, decidieron quitar el ‘Her Majesty, un tema que en principio tenía
intención de homenaje a la Reina, aunque luego perdió esa intención; Paul le
dijo al ingeniero de sonido, John Kurlander,
que cortara y tirara ese trozo de cinta, no le gustaba y además era poco más
que una prueba, pero a Kurlander le habían avisado de que jamás tirara ningún
material de los Beatles, fuese lo que fuese, así que recogió la cinta y la pegó
casi medio minuto después de la última canción; luego les pareció divertido eso
de la pieza escondida y…, ¡otra innovación!
Pocas imágenes de todo el siglo XX serán
más fáciles de identificar que la portada del ‘Abbey Road’. Lo que sorprende es
que el título y esa foto surgieron por ahorrar esfuerzos: se tituló así porque
el estudio estaba en esa calle y la foto se hizo allí mismo; en menos de media
hora habían solucionado la cuestión de portada y título.
Pero lo distintivo de este disco, lo que
verdaderamente pervive son sus canciones. Cuentan que, desde que se grabó, hubo
un consenso general sobre que ‘Something’ era la mejor del álbum; y también es
de sobra conocido el comentario de Frank Sinatra (que pensó que era de Lennon y
Macca): “Es la mejor canción de amor de los últimos 50 años”. Por el contrario,
todos menos el propio Paul pensaron que ‘Maxwel silver hammer’ era horrible;
Harrison la calificó de “loca, extravagante”, Ringo dijo que era “la peor pieza
que habían grabado” y que los días que les llevó le parecieron semanas; a John
no le gustaba y pensaba que Paul gastaba demasiado tiempo en ella. Éste la
defendió: “Sólo es una historia tonta que habla de las caídas, de que cuando
todo parece ir bien, llega el martillo de Maxwel y acaba con todo”; entre los
instrumentos que suenan hay un sintetizador y un yunque.
Caso distinto es el de la deliciosa ‘Oh darling’.
Cuentan que John quería hacer la voz solista en este tema y que se enfadó con
Paul cuando éste no se lo permitió. Y es que el bajista trabajó de lo lindo con
la pieza: a lo largo de la tercera semana de julio del 69 iba media hora antes
que los demás y nada más llegar grababa una primera toma de su voz; explicó que
cantar temprano le daba una textura áspera a la voz: “pretendía que sonara como
si hubiera estado cantando toda la semana”.
La delicada ‘Here comes de Sun’ la pensó
Harrison cuando, harto de las discusiones y reuniones entre los otros tres, los
managers y los ejecutivos, se fue a visitar a su amigo Eric Clapton; una mañana
cogieron las guitarras y se fueron a tocar fuera, vieron la salida del sol,
empezaron a tocar y George entonó el primer verso; “Era un tipo mágico”, dijo
Clapton, que añadió “contemplé cómo en muy poco tiempo surgía la canción”. Su
colega Tom Petty pensaba que “Ninguna canción puede hacerte sentir mejor que
esta”. La grabaron sin John, que estaba convaleciente.
Lennon contó (¿quién sabe si en broma?)
que soñaba con El Rey Sol (Luis XIV), y por eso escribió el tema ‘Sun King’,
aunque también parece que pretendía parodiar el ‘Here comes the Sun’ de
Harrison, ya que la idea era titularlo ‘Here comes the Sun King’. Incluyeron el
reverb tras escuchar el tema ‘Albatros’ de Fleetwood Mac (los de aquella época,
no los de los setenta).
También John es el autor de ‘Mean Mr.
Mustard’, que compuso en la India sumergido en la meditación trascendental,
pero inspirándose en una noticia que leyó (algo muy habitual en él) sobre un
avaro que guardaba la pasta por todas partes; pero no le gustaba nada, de
hecho, declaró que el siguiente tema, ‘Polythene Pan’, “terminó ese pedazo de
basura que escribí en la India”.
Sabido es que Ringo nunca quiso hacer
solos de batería, ni aunque fueran muy cortos. Los otros tres insistieron en
esta ocasión y lo convencieron, tal vez porque él también presintió que sería
el último disco; y grabó un solo para el tema ‘The end’, un solo de apenas 15
segundos. En este tema, además, las tres guitarras se grabaron en vivo y en una
sola toma.
CARLOS DEL RIEGO
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