Los animales son animales, no humanos, y es absurdo y contra natura pretender 'desanimalizarlos' y humanizarlos. |
Un tribunal argentino ha sentenciado que
una orangutana es una “persona no humana” y que es sujeto de derechos, aunque
no especifica cuáles son las obligaciones asociadas a esos derechos. Es una
tendencia que se viene observando desde hace ya décadas: hay personas y
colectivos empeñados en humanizar a los animales. Sin embargo, se diga lo que
se diga y sentencie lo que sentencie el juez, un animal será siempre un animal
Son los animalistas más extremos los que
pretenden asignar rasgos humanos a los animales irracionales y exigen que sean
tratados como tales, o sea, exigen que tengan los mismos derechos que las
personas; claro que jamás explican cuáles serán las obligaciones, los deberes
que conllevan esos derechos. Lo curioso es que esa inclinación se nota también en
otros ámbitos, por ejemplo en los documentales de naturaleza de la tele, en los
que se dota a cazadores y presas de rasgos humanos: “el valiente ñu se
defiende”, “el hipopótamo derrotado huye con su orgullo herido”, “la astuta
hiena…”, “el inmisericorde león…”, pero en realidad nada de eso tiene que ver
con los animales, ninguno es valiente o cobarde, orgulloso o humilde, astuto o
tonto, cruel o compasivo; los animales (irracionales) sólo hacen lo que tienen
que hacer y no pueden comportarse de otro modo, ya que su conducta está dictada
por su instinto, por su bioquímica. El ser humano, por el contrario, tiene la
capacidad de elegir, de imponer su inteligencia a sus instintos, de sujetar su
bioquímica con su conciencia, de modo que sí puede ser cruel o compasivo. Finalmente
también podría hablarse de quienes tratan a sus mascotas como se trata a
hermanos, primos o hijos.
Luego están algunos jueces (pocos) que
están dispuestos a dictar un disparate como el de esa magistrada argentina que
ha sentenciado que un orangután es ‘persona no humana’. En primer lugar resulta
muy preocupante que un juez tenga poder para decidir quién es persona y quién
no, porque podría empezar a considerar tal cosa al perro, al caballo, al
periquito, a la rata, a la mosca, al piojo…, o sea, ¿por qué esa orangutana sí
y otros simios o cualquier animal no?, eso sería racismo; y llevado al extremo,
podría concluir el togado que alguien es un ‘humano no persona’. En segundo
lugar, si este simio es sujeto de derecho deberá someterse a las leyes; y en
caso de que las quiebre, si ataca a una
persona o a otro animal ¿tendría derecho a un juicio justo con juez, fiscal y
abogado? ¡Con cuánta frecuencia algunos jueces se dejan llevar por su
ideología, por su vanidad y soberbia, cuántas veces (algunos jueces) se sienten
los más estupendos e innovadores a la hora de redactar sus conclusiones sin
darse cuenta en el irracional esperpento en el que caen!
Hace unos días se difundió la foto de
unos autobuses de una ciudad española en los que se veía un cartel publicitario
con un toro al que se le atribuía la frase: “Los animales no somos cosas”. Evidentemente
ningún animal llegaría jamás a esa conclusión ni podría expresarla, lo que
quiere decir que el colectivo animalista que estaba detrás de tan burda
propaganda ha asignado al toro cualidades exclusivamente humanas, o sea, lo ha
‘desanimalizado’ y lo ha humanizado. Además, siguiéndoles la corriente, al
tramposo lema podría añadírsele la coletilla “pero tampoco personas”. Y por
otro lado cabría preguntar a esa organización por qué se atribuyen la
representación de todos los animales… Resulta difícil tener que demostrar lo
evidente.
Volviendo al simio, sorprende la ingente
cantidad de dinero y recursos gastados en él: radiografías, electros,
ecografías, análisis de sangre, tratamientos para fosas nasales, amígdalas y
laringe, examen dental, análisis de heces…, por no hablar de los gastos corrientes,
como alimentación, medicación, traslados... Se antoja inmoral que haya niños y
adultos humanos argentinos que carecen de tantos cuidados y atención.
El hombre tiene la obligación de tratar
correctamente y con el respeto debido a los animales, pero una cosa es el trato
éticamente y moralmente correcto (incluso cariñoso con las mascotas), y otra es
hacerlos pasar por personas y como tal tenerlos y considerarlos. Según el
diccionario, persona es individuo de la especie humana, hombre o mujer; también
habla de persona física, que equivale a persona; y de persona jurídica, que es
un conjunto de personas. En fin, no hay posibilidad de que la persona sea ajena
al humano, por lo que eso de ‘persona no humana’ es un contrasentido, como decir
‘circunferencia no redonda’. Simplemente no es posible porque las palabras
significan lo que significan, no lo que se desea que signifiquen según lo que
conviene.
CARLOS DEL RIEGO
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