miércoles, 12 de junio de 2019

EL DESEMBARCO DE NORMANDÍA Y EL PAPEL DE LA UNIÓN SOVIÉTICA EN LA DERROTA DE ALEMANIA


El ejército rojo contó con miles de tanques donados por Estados Unidos, concretamente el M4 Sherman 936 estaba comandado por el prestigioso coronel Dimitry Fedorovich Loza.

Como cada comienzo del mes de junio se recuerda en todo el mundo el ‘Desembarco de Normandía (VI-1944), aquella operación militar que supuso el final de la ocupación de Europa por los nazis y la seguridad del fin inminente del III Reich. Curiosamente, sin embargo, hay criaturas que niegan que aquella batalla liderada por USA fuera significativa para el transcurso de la guerra y que la derrota de Alemania se debió exclusivamente a la Unión Soviética 

Casi todos los historiadores y especialistas serios y rigurosos consideran el masivo desembarco en Normandía (con Estados Unidos al frente) a comienzos de junio de 1944 como un momento decisivo en el transcurso de la II Guerra Mundial. Pero también hay opiniones (procedentes más de la ideología que de documentos, cifras, hechos) que sostienen que, en realidad, aquello fue una nadería, algo insignificante que apenas tuvo incidencia, ya que el Ejército Rojo fue quien hizo todo el trabajo y quien realmente ganó la guerra. Lo mejor es revisar una serie de datos que desmienten esas opiniones.

Es cierto que la Unión Soviética fue el país que más bajas sufrió, el que ‘más muertos puso sobre la mesa’. Sin embargo, las cosas no son tan simples. Muchos miles de los soldados del Ejército Rojo fueron reclutados entre el campesinado que nunca había salido del pueblo para, apenas un par de semanas después, estar en el frente. A ello hay que añadir que toda compañía, cuerpo de ejército o batallón contaba con sus comisarios políticos, cuya única misión era disparar a quien no combatiera con el suficiente ardor, a quien diera un paso atrás, a quien hiciera amago de huir…; además, los soldados sabían que rendirse, retirarse o caer prisionero significaba una condena para su familia (se sabe de un tanquista represaliado por salir de su tanque en llamas); así, ejércitos enteros eran lanzados a pecho descubierto contra las posiciones alemanas, que los abatían por miles hasta agotar la munición, y a continuación se enviaban más y más tropas… Igualmente, las purgas de Stalin acabaron con infinidad de oficiales y suboficiales veteranos y expertos en combate y en mando de tropa, los cuales fueron sustituidos por militares con mucha más ideología que capacidad y conocimiento. Y no hay que olvidar que Stalin azuzó la competencia entre sus generales (Zhukov, Konev, Rokossovsky) para llegar antes a Berlín, lo cual supuso que uno quería anticiparse al otro e improvisaba un ataque sin comunicárselo a los demás, lo cual redundaba en bajas por fuego enemigo y amigo. Todo ello multiplicó el número de muertos, pero ¿qué le importaban los muertos a Josif Stalin?

Es innegable que la Unión Soviética tuvo una importancia determinante en la derrota de Alemania, pero nunca hubiera podido empujar tanto desde el este sin que se avanzara también desde el oeste. Y además, el Ejército Rojo no hubiera sido capaz de llegar antes a Berlín sin la ayuda de Estados Unidos, que regó de recursos a sus aliados, URSS incluida, mediante lo que se conoce como Ley de Préstamo y Arriendo.

Dentro de este programa (‘Lend-Lease Act’ en inglés) USA distribuyó más de 50 mil millones de dólares en material de guerra entre sus aliados (se estima que equivalen a unos 800 mil millones actuales) a lo largo de los últimos cuatro años de la guerra. Inglaterra fue la que más recibió, más de 30 mil millones, y luego la URRS, que fue subvencionada con más de 11 mil millones en equipos y suministros bélicos. El desglose de lo recibido por los ejércitos de Stalin fue, groso modo, 15 mil aviones, 7 mil tanques, 8 mil cañones, 131 mil ametralladoras, 11 mil revólveres y pistolas y 345 mil toneladas de explosivos; 50 mil jeeps, 35 mil motos, 375 mil camiones y casi 4 millones de neumáticos; 2 mil locomotoras, 11 mil vagones y medio millón de toneladas de raíles; 2,5 millones de toneladas de petróleo, 1 millón de toneladas de productos químicos, víveres, cable telefónico,  cuero, botas, barcos y maquinaria naval, metales diversos, equipos de radio… Se dice que muchas puntas de avance soviéticas se hicieron a bordo de vehículos Chevrolet y Studebaker. Lógicamente, la Unión Soviética no pagó nada…, y USA tampoco lo reclamó.
Nikita Jruhchev, sucesor de Stalin, dejó escrito en sus memorias que varias veces habló con el propio Stalin sobre el asunto, y que éste le había dicho que “… si los Estados Unidos no nos hubieran ayudado no habríamos ganado la guerra. Si hubiéramos tenido que luchar contra la Alemania nazi uno contra uno no podríamos haber resistido la presión de Alemania y habríamos perdido la guerra”. Y concluye Jruhchev: “Entonces estuve de acuerdo con él, y hoy lo estoy aún más”.

Sí, la URSS tuvo una gran importancia en la derrota nazi, pero sin USA la cosa hubiera sido muy distinta.

CARLOS DEL RIEGO


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