El 'My generation' de The Who fue censurado en la BBC porque creyeron que se burlaba de las personas con tartamudez. |
En realidad,
en este negocio del rock viste mucho eso de que la censura se fije en alguno de
tus temas. Proporciona un punto de rebeldía que siempre viene bien a quienes
pululan por este negocio y, generalmente, muy bien de cara a la publicidad y la
promoción. Casi desde sus balbuceos hubo quién se sintió ofendido, de hecho, no
faltaron asociaciones, colectivos y gentes de todo pelaje protestando contra
esa ‘música infernal’. Lo curioso es que los motivos de censura, prohibición,
veto o investigación fueron verdaderamente ridículos.
Sí, desde los
primeros momentos se pretendió criminalizar el rock & roll por una u otra
razón. Por ejemplo, ya en 1957 los Everly Brothers tuvieron complicaciones con
su clásico ‘Wake up little Suzie’. El tema es tan simple como una pareja de
jovenzuelos que se quedan dormidos y no despiertan hasta las tantas…, pues la
Iglesia de Boston clamó contra la canción, ya que, decían, se insinuaba que
habían tenido ayuntamiento carnal sin estar casados. Al final todo se quedó en
las quejas.
El grupo
estadounidense The Kingsmen logró un enorme éxito con su versión del ‘Louie
Louie’ en 1963. Resulta incomprensible
que el Fbi investigara la letra y redactara un informe de cientos de páginas,
sobre todo porque no dice nada especial, es confusa y casi incomprensible; al
parecer fue esa confusión lo que mosqueó a los ‘pensadores’ de la agencia, ya
que dedujeron que lo embrollado del texto era ‘prueba’ de lenguaje grosero e
inaceptable. Después de ¡dos años! de investigación la cosa quedó en anécdota.
El himno
juvenil ‘My generation’ (1965) de The Who no podía escapar de una buena
persecución. Todo comenzó cuando, al grabar por primera vez la voz, Roger
Daltrey olvidó momentáneamente la letra y quedó registrado el verso con el
clásico “f-f-f-fade away”; a Pete Townsend le encantó y le dijo que lo hiciera
en alguna otra parte de la canción, y entonces Roger lo hizo en el “my
g-g-g-generation”. Tanta f sentó mal a muchos, que tradujeron las efes como ‘fuck’; la BBC, por su parte, entendió que se
estaba burlando de las personas que se atascan al hablar y tartamudean, así que
prohibió radiar de la canción… durante un tiempo. Asombra que semejante
‘gilimemez’ provocara tanto jaleo.
La
maravillosa ‘Brown eyed girl’ (1967) de Van Morrison también estuvo en el ojo
de los puritanos por la frase “hacer el amor en la verde hierba”, que fue
demasiado para las emisoras estadounidenses, las cuales la boicotearon hasta
que consiguieron una grabación alternativa en la que se sustituía tan
pecaminoso verso por otro de la propia canción que decía “correr y saltar…”. El
irlandés no tenía entonces tan mala leche y se la envainó.
The Beatles estuvieron
siempre bajo el microscopio de la censura. Sus letras fueron revolucionarias, pioneras, y varias
veces la prohibición amenazó sus canciones. La magnífica y siempre estimulante
‘Happiness is a warm gun’ (1968) estuvo bajo amenaza por la BBC, cuyo
departamento de censura entendió que eso
de ‘La felicidad es una pistola caliente’, escrita por Lennon, era una ‘clara’
referencia a su pene, a la felicidad que obtiene con su deseo sexual…, ¡hay que
tener imaginación retorcida! Al final, nada: nadie compartió la visión de la
emisora inglesa. Entre otras, también fue analizada ‘Lucy in the sky with
diamonds’ (1967), cuyo sentido aun es objeto de debate. Lennon dijo inspirarse
en dibujos de su hijo y que la confluencia de las iniciales LSD fue casual;
pero la BBC (más papista que el papa) prohibió su difusión por su ‘evidente’
referencia a la droga. Décadas más tarde Paul confesó que la referencia a las
drogas era ‘obvia’, tanto en la música como en la letra.
También The
Kinks pueden ‘presumir’ de haber estado en el punto de mira de los censores
gracias a su ‘Lola’ (1970). El texto cuenta una relación sentimental entre un
chico y un travesti, argumento que ya provocó que algunas emisoras se negaran a
radiarlo; sin embargo, el motivo por el que fue vetado terminantemente en la
BBC es por incluir el nombre de una marca comercial, Cocacola, ya que la radio
pública inglesa es alérgica a toda publicidad aunque lo exija el guión. Ray
Davis tragó y cambió Cocacola por ‘cherrycola’. Sorprende que se ponga a la BBC
como ejemplo.
Los seminales
MC5 pagaron peaje por su agresividad (pre-punk) y por lenguaje grosero. En su
tema ‘Kick out the jams’ (1969) se atrevieron a decir un taco: ‘motherfucker’
(‘hijoputa’ o ‘gilipollas’ o así), y no sólo en la canción, sino que también lo
escribieron en los créditos. Ante las protestas, amenazas y riesgo de
prohibición, el álbum fue retirado y sustituido por otro sin palabrotas (aunque
el original se siguió vendiendo de tapadillo). Aun así hubo almacenes y tiendas
de discos que se negaron a vender no sólo el Lp, sino todas las referencias de
su discográfica, por lo que ésta despidió a MC5. ¡Con todo lo que se vomita hoy
ante un micrófono!
El ‘God sabe
the Queen’ (1977) de Sex Pistols estaba destinado al escándalo. En la portada se
mofa de la Reina, compara la monarquía inglesa con un régimen fascista, lanza mensajes
como “no hay futuro en el sueño de Inglaterra”… Parecía que buscaban provocar a
la censura, y lo consiguieron, pues la pacata BBC prohibió su difusión. Aun así
llegó al número 1. Como es sabido, las provocaciones les acarrearon enormes
beneficios.
Y la lista
podría alargarse más y más. Por ejemplo, el ‘Walk like an Egyptian” (1986) las
Bangles fue censurado y prohibido por la BBC (¡cómo no!) y otras cadenas
porque, dijeron, podría ofender a los egipcios y provocar disturbios en Oriente
Medio; desternillante. Los Rolling Stones han visto muchas veces las orejas del
inquisidor: su ‘Let´s spend the night together’ (1967) porque eso de pasar la
noche juntos se vio como algo impuro, obsceno; igual que el ‘Satisfaction’
(1965), pues lo de conseguir satisfacción fue visto como alusión sexual (claro)
y, por tanto, algo a evitar; y el ‘Brown sugar’, y ‘Bitch’…
En España la
censura también actuó, por ejemplo con el ‘Heroin’ de Lou Reed (por la alusión
explícita a la droga), el ‘Cortez the Killer’ de Neil Young (por tildar de
asesino al conquistador)…
Seguro que,
quien más quien menos, tiene en su memoria rock & roll censurado. Lo
curioso es que cuanto más se prohíbe más interés se despierta.
CARLOS
DEL RIEGO
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