El cantante melódico le pone al heavy, a todo volumen, canciones de grupos 'rivales' como los Purple o Pink Floyd. Dos malos vecinos. |
Williams (que,
realmente, nunca ha hecho rock) es vecino de Page y lleva años pidiendo
licencia para hacerse una piscina, pero éste vive en un edificio singular y
dice que las obras pueden dañarlo, con lo que la piscina tiene que esperar. Por
ello, el cantante meloso echa chispas contra el guitarrista heavy, y ha ideado
maneras muy curiosas de molestarlo: cuando ve que Page está en casa pone los
altavoces mirando hacia ella y a todo volumen (que seguro que es mucho), con
canciones de los grupos que fueron ‘rivales’ de Led Zeppelin, como Deep Purple,
Black Sabbath o Pink Floyd, cosa que al parecer no sienta nada bien a Jimmy y,
seguro, tampoco los vecinos ‘disfrutarán’ demasiado de los alaridos de Ian
Gillan. La última de Williams es pasearse ante la puerta de la casa de su
‘rival’ disfrazado de Robert Plant, cantante de Led Zep y que desde hace tiempo
mantiene litigios con Page. Pequeñas faenas entre millonarios que, realmente,
no tienen verdaderos problemas.
Roger Waters y
David Gilmour mantienen desde hace años fuertes desacuerdos a causa de
lanzamientos y relanzamientos de discos de Pink Floyd; a veces se han regalado
fuertes insultos y otras se tiran puyas de modo más discreto y sibilino. El
batería del grupo, Nick Mason, explicaba recientemente que hay una tensión
entre ellos que, a su parecer, siempre está a punto de estallar; es más,
anticipó que cuando vaya a producirse otra reedición “habrá diferencias de
opinión que terminarán en conflicto”. Mason añadía que le parece “una gran
tontería seguir peleándose en estas etapas de la vida, y resulta decepcionante
ver cómo dos tipos bastante mayores (75 Waters, 72 Gilmour) sigan y sigan enfrentados”. Tal vez no sea
tan extraño, pues es más que sabido que el bajista tiene un ego del tamaño del
Everest, y siempre miró con recelo y resentimiento al guitarrista, ya que éste
sabía dar una chispa especial, un fuego único a las canciones, algo que siempre
estuvo lejos de las capacidades de Waters.
También son
conocidas las discordias entre Crosby, Stills, Nash & Young, que como mucho
se intercambian ‘saludos’ fríos como témpanos; muchas veces se ha hablado de su
posible regreso, pero cada uno de ellos, unos más que otros, ha ido
desarrollando un carácter avinagrado que ha impedido poner de acuerdo a estos
cuatro. El más pendenciero es David Crosby, quien asumen que “todos ellos están
enfadados conmigo”, sin embargo “a todos nos disgusta Trump, es como nuestro
enemigo común y, por tanto, ese tendría que ser nuestra causa común”, y remata:
“no nos gustamos entre nosotros, pero los cuatro detestamos a ese niño mimado
que es Trump, por tanto, es posible la reunión”. Un tanto bocazas, David Crosby
se ha buscado enemigos por todas partes. Por ejemplo cuando hace unos meses se
metió con el rocoso Ted Nugent: “no es suficientemente bueno para entrar en el
‘Rock & roll Hall of Fame’, y nunca lo será, es bastante malo, no tiene ni
idea de cantar y no escribiría una canción buena aunque su vida dependiera de
ello”. Lógicamente, el agresivo guitarrista de Michigan no iba a callarse:
“Debe tener razón, ya que todo el mundo sabe que los rockeros de Michigan no
tienen ni idea de lo que es rock & roll, ya que votaron a Ted Nugent como
el mejor guitarrista del estado. Pobre David, es la prueba viviente de que el
abuso de drogas deja secuelas”. Tal para cual.
Por su parte,
también despotrica lo suyo Johnny ‘Sex Pistols’ Rotten contra los grupos punk
de la actualidad, a los que acusa de copiarle y apropiarse de sus modos. “Hay
demasiados imitadores de Johnny Rotten”, vociferó. Y al referirse a Green Day
dijo: “Es vergonzoso. Los miro y me río. Son sólo una nueva versión de un estilo
que no les pertenece”. No parece ejemplo de lucidez, no.
Y tampoco
pueden olvidarse los sapos y culebras que el veterano compositor y productor
Quincy Jones escupió contra Michael Jackson o los Beatles; “son los peores
músicos del mundo, eran puta mierda, Paul era el peor bajista del mundo, y de Ringo
mejor ni hablar”. Luego, cuando se le pasó la borrachera de ego y envidia, se
dio cuenta del grosor de sus palabras y se disculpó: “Ha sido inexcusable”,
dijo compungido, y añadió que ya había hablado con Paul, el cual confirmó la
llamada y contó que Quincy le había dicho que no sabía qué había pasado, que
nunca había dicho eso, que lo amaba a él y al resto de los chicos”. El caso es
que Macca tampoco quiso alimentar el fuego y desveló que, al final, terminaron
riéndose, ya que le dijo: “Vaya, si realmente hubieras dicho eso de nosotros yo
te hubiera contestado con un ¡vete a la mierda, maldito majara!”. Y terminaron
tan amigos. Pero no es descartable que Quincy Jones (86) tenga otros ataques de
demencia.
CARLOS DEL RIEGO
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