El jovencito Chuck Berry también se inspiró en lo que otros habían hecho. |
Un
autor puede inspirarse en una idea de otro para crear algo diferente, nuevo;
por ejemplo, para escribir El Quijote Cervantes se inspiró en un cuento en el
que un tipo se volvía loco por leer mucho…, y nadie se atrevería a decir que,
sólo con esa idea, cualquiera podría
haber escrito fácilmente los 126 capítulos de la monumental obra. De hecho, los
autores toman la chispa de la que sale su pieza artística de cualquier cosa, ya
sea una situación que observan, una conversación que oyen o un instante de la
obra de otro. Otra cosa totalmente diferente es el plagio, la copia, la
apropiación del trabajo de otro, firmar como propio un estribillo escuchado
previamente o suscribir párrafos, pasajes o capítulos de un texto ajeno.
Son
muy abundantes los casos ciertos de plagio que fueron denunciados en la
comisaría del rock & roll. Uno de los grupos que más han tenido que hacer
frente a acusaciones de este tipo es Led Zeppelin, muchos de cuyos temas están
inspirados en los de viejos ‘bluesmen’ de Chicago; sin embargo, la mayoría de
las veces, lo que hicieron fue aprovechar un riff, una línea melódica o un par
de versos para producir títulos con personalidad propia; eso la mayoría de las
veces, claro, pues hay otras en que la ‘inspiración’ traspasaba la línea y se
metía en el terreno de la copia; no será necesario recordar sus temas más señalados.
Más recientemente, los británicos Oasis han tenido que afrontar una buena
colección de querellas por esta causa. Y más cerca, el propio Carlos G.
Berlanga reconoció que el éxito de Alaska y los Pegamoides ‘Bailando’ es una
copia de una de los Gibson Brothers y de otra de Chic; y no es algo excepcional
en el rock patrio...
También es más que conocida la sospechosa coincidencia
entre el estribillo y la estrofa (o sea, todo) de ‘My sweet Lord’ de George
Harrison y el ‘He´s so fine’ (1963) de The Chiffons. El ‘Surfin´ Usa’ de Beach
Boys es clavado al ‘Sweet little sixteen’ de Berry. El estribillo de ‘Hello, I love you’ de The Doors
coincide con el de ‘All day & all of the night’ de The Kinks. John
Lennon se apropió de un par de versos del ‘You can´t catch me’ de Chuck Berry
para el ‘Come together’. El ‘Child in time’ de Deep Purple tomó demasiado de
una de un olvidado grupo sicodélico llamado It´s a Beautifull Day. Y Pink Floyd, Eric Clapton, Status Quo, Michael
Jackson, Rod Stewart, Rolling Stones…, ¡casi nadie se libra!
Pero
también hay casos en los que sólo se ha tomado un instante, una chispa, una
idea para inspirarse y hacer una canción totalmente diferente, y a esto no
puede llamársele plagio. El asunto es que también aparecen por esta sala (más
benigna) de la comisaría del rock Led Zeppelin. Las letras de su ‘Trampled under
foot’ se basaron en el ‘Terraplane blues’, escrita por Robert Johnson en 1936
(si éste hubiera vivido cien años se hubiera hartado de denunciar); además,
también tomó un par de versos de una de Curtis Knight. Sin embargo, cuando la
hacían en vivo o ensayando, metían arreglos y solos propios, con lo que la
canción adquirió nueva identidad. También su gran ‘Whole lotta love’ cuenta con
una potente inspiración, pues la letra está cimentada en ‘You need love’ de Willie
Dixon (grabada por Muddy Waters en 1962), cosa que el grupo inglés reconoció al
incluir a Dixon en los créditos de ediciones posteriores del tema.
Desgraciadamente, Led Zep estará siempre señalado por la sospecha.
El
primer supergrupo, Cream, también recibió demasiada ‘iluminación’ cuando grabó
su ‘Strage brew’. Ésta está diseñada a partir de una pieza que Cream tocaba en
los ensayos y tiempos de espera titulada ‘Lawdy Mama’, viejo blues de autor
desconocido (su primera versión es de 1934) y que habían grabado desde Count
Basie hasta Louis Armstrong. El trío inglés la publicó en 1966 según la versión
que el año anterior había hecho Junior Wells, otro viejo ‘bluesman’ de Chicago (¡cuánto
sacaron de esa ciudad rockeros de todo el mundo!). Eso sí, el productor, Felix
Pappalardi, escribió una nueva letra a medias con su esposa Gail Collins
(quien, dicho sea de paso, mató a su marido, Felix, tras discusión doméstica),
y Eric Clapton se trabajó los arreglos. Es decir, la base es el antiguo blues
anónimo, pero la canción tiene evolución y acabado propio.
Uno
de los grandes títulos emblemáticos de la historia del rock es el incontestable
‘La Grange’, de los texanos ZZ Top. El inconfundible riff que caracteriza a la
pieza tiene una clara inspiración en el ‘Boogie Chillen’ (1948) de John Lee
Hooker, pero escuchando los dos temas resulta evidente que ahí se terminan las
coincidencias. Denunciados los ZZ Top por el tipo que poseía los derechos de
ese ‘Boogie Chillen’, el juez concluyó que existían similitudes aunque bastante
limitadas y, además, aquel tema de 1948 ya era de dominio público. El
guitarrista Bill Gibbons explicó que el incendiario riff que preside toda la
canción lo consiguió con “una Strat de 1955 y un ampli Marshall Super Lead
1969”, y también confesó que “son sólo un par de acordes y, además, son cien
por cien Robert Johnson” (otra vez este). De paso puede recordarse que la letra
va sobre un burdel conocido como ‘The Chicken Ranch’ o ‘El internado de la
señorita Edna’, sito en la pequeña ciudad texana de La Grange.
El
gran pionero Chuck Berry, uno de los ‘inventores’ del rock & roll, ha sido
imitado, copiado, repetido, calcado muchas veces, aunque tampoco él está
totalmente libre del pecadillo del exceso de inspiración. Por ejemplo, la
inconfundible y emblemática entrada de guitarra del clásico ‘Johnny be good’ no
es exactamente original, sino que es un trasplante del ‘Ain't that just like a woman’ que publicó en 1946
Louis Jordan; pero ahí termina el préstamo, el resto es producto del
trabajo de Berry. Asimismo, su primer single, ‘Maybellene’ (1955), tampoco es
cien por cien propio; él explicó que a principio de los años 50 escuchó en la
radio un tema hillbilly, ‘Ida Red’, de un grupo country llamado Bob Wills &
The Texas Playboys; cuando llevó una maqueta a Chess Records incluyó un canción
titulada ‘Ida Mae’, la cual era una transformación de aquella ‘Ida Red’; al dueño
del estudio le encantó, pero pidió a Chuck que cambiara el título para que no
hubiera confusión, de modo que éste escribió una letra totalmente nueva (sobre
coches) y la tituló ‘Maybellene’; la grabación debió resultar muy difícil, ya
que hubo que hacer hasta 36 tomas. En fin, uno de los máximos inspiradores de
la historia del rock también tomó alguna pizca de inspiración ajena.
Copiar,
cortar y pegar, apropiarse del esfuerzo ajeno no sólo es un fraude, sino que el
estafador siempre terminará desenmascarado. A la vista está…
CARLOS
DEL RIEGO
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