Muñoz Seca fue tan asesinado como Lorca, por los mismos motivos y por el mismo tipo de gente, pero la 'memoria' sólo se acuerda del granadino |
Antes de nada hay que señalar que esas dos palabras, memoria e historia, son incompatibles, pues la memoria es de cada uno, es subjetiva, interpretativa, parcial y sujeta a equivocación, mientras que la Historia tiene que ser imparcial y ceñirse a hechos comprobados o basarse en lo que se conoce; además, con esos términos se alude sólo a la época del franquismo, dando a entender que la Historia, toda la Historia, contiene solamente esa etapa; por último, esa ‘memoria’ no recuerda más que a los represaliados de un bando y se olvida a los del otro, es decir, es una memoria frágil y poco fiable.
El
Psoe (al menos una gran parte de sus estructuras) ha demostrado que la elección
de un hombre tan simple y escaso de luces como Zapatero como secretario general
no fue un accidente. Ahora, sus sucesores, dando a entender que tienen poco o
nada que aportar para mejorar la situación de los ciudadanos y resolver los
numerosos problemas del país, han llegado a la conclusión de que todo se
solucionará anulando los juicios de los años del franquismo (¿todos?, ¿incluso
los de robo y asesinato?; y ya puestos ¿por qué no los de la época de Fernando
VII?); que se acabará con el paro sacando los huesos de Franco y José Antonio Primo
de Rivera del Valle de los Caídos (el primero dejó escrito que no quería ser
enterrado allí, con lo que esta ley cumplirá su voluntad; y el segundo fue
fusilado mucho antes de planearse el monumento); e igualmente, las cuestiones
territoriales, hospitalarias, de pobreza, de violencia sexista…, todo acabará
cuando se ponga en marcha la idea de formar una ‘comisión de la verdad’, que
seguramente estaría integrada por auténticos catedráticos en ‘verdadofilia’ y acreditados
especialistas en ‘verdadología’, los cuales serán los encargados de determinar
quién fue vilmente asesinado y quién fue sólo una baja o un daño colateral…,
además de asumir el reparto de los carnets de buenos y malos. En fin, lo único razonable,
justo y deseable que se dice en ese proyecto es que el Estado se ocupe de
desenterrar a todos los que yacen en cunetas y fosas comunes…, pero a todos de
verdad.
Algo
que ya no sorprende es que en esas propuestas no se diga ni una sola palabra de
las víctimas del otro bando, la mayoría de las cuales fueron tan asesinadas como
‘las suyas’ (las únicas que les merecen atención), y por idénticos motivos. Un
buen ejemplo es el del dramaturgo Pedro Muñoz Seca, que fue tan asesinado como Federico
García Lorca pero al que, a diferencia de éste, jamás se refieren los que sólo
lamentan la sangre vertida hacia un lado y se quedan fríos ante la que cae
hacia el otro. Sin embargo, tanto uno como otro fueron fusilados por el mismo
tipo de gente y por idéntico motivo: por ser quienes eran, acusados de crímenes
tan terribles como tener ideas monárquicas y católicas o por ser homosexual y
funcionario de la república. Es inconcebible que la ‘memoria’ de don Pedro no
tenga cabida en la ‘memoria histórica’, algo que contrasta con el hecho de que
los que claman por la ‘memoria’ siempre tienen palabras elogiosas para un tipo
tan abyecto como Rafael Alberti (pudo salvar a su colega Muñoz Seca, pero “ni
quiero ni puedo”, dijo), el cual loó a Stalin con verdadera devoción y animaba
a liquidar gente…, a pesar de lo cual es continuamente recordado, aplaudido,
santificado. Igual que Marcos Ana, que se presentaba y era recibido por la
‘memoria’ como gran símbolo de la resistencia cuando, en realidad, había sido
condenado a muerte por asesinato probado (él ni siquiera lo negó, sino que se
justificó con que entonces tenía 17 años), pena que fue conmutada por la de cárcel
al tenerse en cuenta que era menor cuando perpetró sus crímenes; el caso es que,
por difícil de creer que sea, los de la ‘memoria’ olvidaron aquellos
fusilamientos ‘de nada’ para presentarlo como un intachable ‘preso político’. Y
lo mismo se puede decir de las calles dedicadas a gente dada a la violencia
como Durruti mientras se expulsa del callejero a diputados electos y asesinados
como Calvo Sotelo, al que se tilda de franquista a pesar de haber sido
tiroteado antes de que existiera el franquismo.
Es
incomprensible e indignante que la ‘memoria’ sólo recuerde y muestre solidaridad
y empatía con unas víctimas y no con otras, y ello a pesar de haber sido todas
asesinadas del mismo modo y por elementos con idéntico pensamiento: el totalitario.
Nada justifica un asesinato, de modo que matar opositores por el simple hecho
de serlo es igual de vil se haga en nombre de esta idea o de su contraria. Pero
si la ‘memoria histórica’ solamente se siente cercana y recuerda a los muertos
de aquí a la vez que ignora los muertos de allí, está cayendo exactamente en aquello
que pretende denunciar.
No es
cuestión de lanzarse mutuamente los muertos del pasado como si fueran bombas,
ni tampoco justificar los unos con los otros. Para acercarse a la Historia,
para entenderla de verdad es preciso llegar a ella desapasionadamente,
rigurosamente, y para ello hay que procurar mirarla del modo más
desideologizado posible. En caso contrario todo se verá del color del prejuicio
político que se tenga, con lo que la sangre de unos exigirá justicia a voces mientras que la de otros se
verá con indiferencia.
En
fin, con proyectos como el que presenta el mencionado partido puede decirse que,
seguro, pronto se acabarán los problemas de España… En todo caso, recurrir
continuamente, una y otra vez a Franco
se ve ya como una burda y descarada maniobra política más.
CARLOS
DEL RIEGO
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