Prácticamente no hay grupo o solista que no haya tirado de obra ajena antes o después y con mayor o menor acierto. Incluso se ha podido dar el caso de que alguna pieza que apenas llamó la atención en su original aparece deslumbrante cuando se la trabaja nuevamente. Además, siempre funcionan fantásticamente bien en vivo.
Algunas versiones han conseguido un estatus especial, como si se hubieran convertido en auténtica novedad. Un buen ejemplo es la excitante y pasional visión que aportó Joe Cocker del clásico de Beatles ‘With a Little help from my friends’, mucho más desgarrada, más desordenada y visceral que la que cantó Ringo; de hecho, se emite más veces en la radio la de aquel que la de éste…, aunque claro, la original es la original y siempre posee algo que nunca tendrá la reproducción. Otra muestra de cómo se puede reinventar una partitura y darle algo que en principio no tenía es lo que Jimi Hendrix hizo con el ‘All along the watchtower’ de Bob Dylan; el emblemático guitarrista añadió muchísimos matices, encontrando cosas en la canción que ni el propio Dylan había atisbado; es más, el autor de la pieza confiesa que, cuando la toca, suele hacerlo a la manera de Hendrix.
Algunas versiones han conseguido un estatus especial, como si se hubieran convertido en auténtica novedad. Un buen ejemplo es la excitante y pasional visión que aportó Joe Cocker del clásico de Beatles ‘With a Little help from my friends’, mucho más desgarrada, más desordenada y visceral que la que cantó Ringo; de hecho, se emite más veces en la radio la de aquel que la de éste…, aunque claro, la original es la original y siempre posee algo que nunca tendrá la reproducción. Otra muestra de cómo se puede reinventar una partitura y darle algo que en principio no tenía es lo que Jimi Hendrix hizo con el ‘All along the watchtower’ de Bob Dylan; el emblemático guitarrista añadió muchísimos matices, encontrando cosas en la canción que ni el propio Dylan había atisbado; es más, el autor de la pieza confiesa que, cuando la toca, suele hacerlo a la manera de Hendrix.
Otra canción que se reconvirtió con enorme acierto fue ‘The passenger’, originalmente aparecida en el ‘Lust for life’ de Iggy Pop en 1977 (con producción, coros y teclado de David Bowie), y que Siouxie & The Banshees rehicieron diez años más tarde. La de Iggy era esquemática, desnuda de arreglos y ornamento, sin embargo, la de los ‘góticos’ presenta una riqueza sonora asombrosa, con metal, con solos, con cortes y múltiples variaciones. Curiosamente, en ambos casos la voz solista parte de registros bajos, tratando de mantener profundidad, gravedad, huyendo de tonalidades alegres al hablar del cielo vacío de la noche, de los suburbios, del pasajero que lo ve todo a través de la ventanilla (hay quien afirma que está basada en un poema de Jim Morrison). El propio Iggy Pop afirmó que le encantaba la versión de Sioxie, pero la magia que tenía la original...
¿Y quién no hace sus propias versiones al cantar en casa, en el coche, en la ducha?
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