La leonesa Catalina García (con niño en brazos) ante el autobús que conducía por las carreteras de la provincia de León en los años 30
A pesar del difundido y antiguo tópico
de la torpeza de la mujer al volante y su desconocimiento de lo que es el
automóvil, la realidad es que las mujeres estuvieron muy presentes en el desarrollo
del coche sin caballos desde el primer momento, y aportaron después abundantes
e innovadoras mejoras
Muchos de los elementos que se han
hecho imprescindibles en el equipamiento de cualquier coche (limpiaparabrisas,
retrovisores, intermitentes…) no aparecieron en los primeros modelos, sino que
fueron incorporándose paulatinamente y, en muchas ocasiones, fueron idea de
chicas. Igual que fue idea de una señora conducir en el primer viaje en coche
de la historia.
El primer verdadero viaje en coche (hasta
entonces sólo se habían hecho pruebas de funcionamiento durante unos cuantos
metros) lo protagonizó Bertha Benz en 1888. Bertha era la esposa de Karl Benz,
quien fundó la empresa Benz Patent Motorwagen en 1886 gracias a la aportación
económica de Bertha. Tras un par de años de trabajo Karl estaba desanimado, no
sólo porque su invento presentaba muchos fallos, sino porque llegó a pensar que
no sería algo práctico ni tendría
posibilidades comerciales. Seguramente para convencer a su marido de que el artilugio
tenía futuro, Bertha se decidió. Montó a sus hijos en el modelo MW 3 y con ella
al volante (o lo que fuera) emprendió el primer verdadero viaje en coche de la
historia.
Bertha Benz se convirtió así en el
primer conductor de la historia, lo que quiere decir que el primer chófer fue
choferesa. Sin que su marido se enterara y acompañada por sus vástagos (13 y 15
años), Bertha se puso a los mandos de un Motorwagen en el verano de 1888.
Condujo unos 110 kilómetros, para lo que tardó alrededor de 15 horas; durante
el camino tuvo que parar muchas veces, unas para repostar combustible en las
boticas que se encontraba (donde tenían la mezcla que consumía el auto) o para abastecerse
de agua en cada fuente para refrigerar el motor; y otras para ir resolviendo
las diversas averías que se iban presentando, para lo cual, a falta de
herramientas, utilizó lo que tenía a mano: pinzas para el pelo, el largo
alfiler de su sombrero, las ligas de sus medias… Unos días después condujo en
sentido contrario. Al llegar detalló a los ingenieros y a su marido los
problemas y averías que había sufrido durante el viaje, con lo que les dio importantes
pistas para convertir aquel artefacto en un automóvil práctico. Está claro que,
además del primer piloto de la historia, Bertha Benz fue el primer mecánico y
empresario. Además, aquellos trayectos supusieron una enorme publicidad, puesto
que cientos de personas vieron pasar aquel trasto que se movía sin caballos.
Seguro que sin aquella primera aventura automovilística todo se hubiera
retrasado.
Pero las chicas no dejaron de aportar
ideas que hoy parecen tan lógicas… En 1905 la estadounidense Mary Anderson
presentó un dispositivo manual que limpiaba el parabrisas en caso de lluvia; y en
1922 los coches empezaron a incorporar este mecanismo.
La británica Dorothy Levitt también
fue una intrépida conductora, pero un día de 1909 echó en falta tener
controlado lo que venía detrás, así que inventó el espejo retrovisor, y sólo
cinco años después 1914 ya lo equipaban varias marcas.
La prolífica actriz canadiense
Florence Lawrence (más de 270 películas) ideó en 1914 un artilugio mecánico que
sacaba un palo a derecha o izquierda para indicar el giro, lo que es el
antecedente del intermitente.
Ahora parece una obviedad, un elemento
que ha existido siempre, sin embargo, la raya blanca que separa el carril de
ida del de vuelta en la carretera también tuvo que esperar. La estadounidense June
McCarrol (enfermera y médico) pensó en1917 que se evitarían muchos accidentes
si la carretera estuviera dividida por una raya blanca, con lo que los coches
iban por un lado y volvían por el otro. De hecho, ella misma sufrió un
accidente cuando conducía al ser embestida por un camión que venía en sentido
contrario, teniendo entonces la idea de dividir la carretera con esa línea.
Este ‘invento’ apenas ha sufrido modificaciones…
Y entre las muchas féminas que se
atrevieron a desafiar el pensamiento imperante también merece ser recordada la
leonesa Catalina García, quien en 1928 se convirtió en la primera española en
sacarse el carnet de conducir. Además, también fue la primera conductora de
autobuses que hubo en España, y no debía ser torpe para guiar aquellos
cacharros por aquellas carreteras.
CARLOS DEL RIEGO
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