Pocas portadas de la historia de la discografía son más emblemáticas.
Así se hizo la foto
Octubre
de 1963, The Beatles terminan de grabar su segundo Lp, que saldría un mes
después. Fue a lo largo del año siguiente cuando se disparó la llamada
‘beatlemanía’. Desde entonces, cada disco fue un acontecimiento y, con el paso
del tiempo, cualquiera identificaría cada Lp por su portada, puesto que la
imagen del frontal de esos discos se ha vuelto tan emblemática, tan
identificable, casi, como las canciones. Cada una de ellas tiene jugosas historias
que contar
Una de las grandes ventajas de los
discos de vinilo es que, además de música, también ofrecen arte, pues las
portadas son perfecto soporte para los artistas gráficos, desde fotógrafos a
dibujantes o pintores. Entre las portadas más reconocibles de la historia del
rock están las de los discos de The Beatles, quienes tenían que ir explorando
nuevos modos, nuevas ideas, tanto en la música como en la parte artística.
El primer Lp de Beatles fue ‘Please
please me’, 1963, en cuya portada se les ve asomados y mirando hacia abajo
desde una gran escalera. George Martin quiso en esta portada unir dos
proyectos: su nueva banda y su amor por el zoológico de Londres. Martin,
miembro honorario de la sociedad zoológica de la ciudad, pensó en fotografiar
al cuarteto frente a la casa de insectos del zoológico (por lo de ‘beetles’,
escarabajos). Pero la sociedad zoológica no lo entendió y se negó. Así, se le
pidió al fotógrafo Angus McBean que pensara algo, y pensó en colocarlos en la
escalera de la sede de EMI en Manchester Square de Londres, mirando hacia abajo.
Gerges Martin dijo: “Se hizo con mucha prisa, pero a partir de entonces siempre
se tuvo en cuenta la opinión e ideas del grupo."
‘With the Beatles’ también salió en
1963. El manager Brian Epstein había visto las fotos en blanco y negro que el fotógrafo
Robert Freeman había hecho del saxofonista John Coltran y quiso que hiciera la
foto para la portada. Freeman se inspiró en su amiga Astrid Kirchherr, que
utilizaba la penumbra y la media luz, para conseguir un efecto similar pero que
pareciera más bien informal. Hizo las fotos en el comedor de un hotel de
Bournemouth, donde iban a tocar los Beatles. McCartney explicó: “Puede pensarse
que trabajó y fotografió
durante horas, pero la sesión duró
menos de una. Robert se sentó, comió un par de bollos e hizo las fotos”. Y así
quedó esa inolvidable media luz, la cual fue destrozada en EE UU, donde se
editó coloreada.
Imposible no reconocer la cubierta del
‘A hard days night’ de 1964. Robert Freeman se presentó con la idea de una
serie de fotos que proporcionaran sensación de movimiento: cuatro filas de
retratos, cada uno con una expresión diferente, como si se tratara de
fotogramas de una película. En EE UU volvieron a cargarse la idea al aparecer
el grupo en sólo cuatro imágenes, en lugar de las veinte del original.
Antes de que acabara el año editaron
otro elepé, ‘For sale’. Robert Freeman los citó en el Hyde Park de Londres para
la sesión de fotos en el otoño del 64. No hubo indicaciones, ni de ropa, peinado
o aspecto. Paul recordaba: “Nos dijo que estuviéramos allí, como nos diera la
gana pero que nos presentáramos. Pero el caso es que todos nos poníamos el
mismo tipo de ropa: trajes negros, camisas blancas, corbatas negras, grandes
bufandas…”. La sesión duró algo más de una hora, y la imagen que salió en el
disco se tomó con un ayudante sosteniendo una rama en primer plano para dar
sensación de cercanía.
Para el ‘Rouber soul’ de 1965 Freeman ya
sabía mucho de lo que el grupo y su manager querían. Hizo varias sesiones con
los chicos en un bosque cercano a la finca de Lennon en Weybridge. Días después
se reunieron para ver las fotos y seleccionar una; para ello, Freeman proyectó
las diapositivas sobre un cartón blanco del tamaño de un elepé, pero entonces
el cartón se torció un poco distorsionando ligeramente la imagen, algo que
gustó a todos desde el primer momento: “Oye, ¿podemos dejar así la foto?”
dijeron los Beatles, y así quedó.
Robert Freeman se había convertido en
el fotógrafo oficial del grupo. Para ‘Revolver' (1966) se le ocurrió una idea:
un montaje con las cuatro caras, pero la cosa no convenció totalmente, así que optaron
por la propuesta del músico y diseñador Klaus Voormann (pareja entonces de la
antes mencionada Astrid), viejo amigo de la época de Hamburgo. Voormann dibujó
los rostros de los Beatles de memoria, pero la de uno de ellos se le resistía,
no era capaz de dibujarla como él la tenía en la cabeza: la de George. “Al
final, cogí una foto de un periódico, le recorté los ojos y la boca y las
superpuse al dibujo”, explicó Voormann. Luego, se reunieron en casa de Lennon y
revisaron revistas y periódicos antiguos para completar el collage de la
portada.
La idea del ‘Sargent Pepper’, 1967, se
le ocurrió al artista pop Peter Blake. Éste y Paul pensaron en hacer un collage
a tamaño natural en el que apareciera una multitud de personajes, puesto que
así “podríamos meter a quien quisiéramos, de modo que cada miembro dijo unos
cuantos, los que se le ocurrieran, héroes, artistas, estrellas, políticos”,
contó Peter Blake. Lo que pasa es que se quedaron cortos, de hecho Ringo dijo
que lo que se hiciera le parecería bien y apenas dijo un par de nombres; al
final, entre Blake y su esposa completaron la elección de personajes,
incluyendo las mujeres que aparecen.
Los cuatro y sus más allegados ya habían
hablado de lanzar un Lp cuya portada no diera información, sin títulos, sin
nombres; de hecho, se sabe que ya la habían comentado esa idea en 1964. Cuatro
años después, en el 68, cumplieron el proyecto en el conocido como ‘Álbum
blanco’. Sólo se vería sobre un blanco total el número de serie del disco, una
especie de ironía que “crearía una especie de ilusión de que se trataba de una
edición limitada y numerada… de cinco millones de ejemplares”, contó el
ilustrador pop Richard Hamilton, que fue quien terminó el diseño. Sólo un
relieve con el nombre del grupo podía verse en las primeras ediciones.
Lógicamente, los discos con los primeros números de serie fueron rápidamente
buscados y coleccionados, y aumentaron su valor con el paso de los años. Ringo
tenía la copia número 0000001 y en 2015 la vendió con fines benéficos por casi
800.000 dólares.
El ‘Abbey road’ (1969) pudo llamarse
Everest, e incluso se pensó en una foto a los pies de la montaña, pero rápidamente
se vieron los infinitos inconvenientes, así que pensaron en algo más sencillo.
Ian MacMillan, fotógrafo amigo de Lennon, fue el encargado de la portada, y
pensó que lo mejor es que salieran ellos, nada más. Les dijo que cruzaran ese
paso de peatones (al lado del estudio) mientras él hacía las fotos, hizo sólo
seis. Eligieron la quinta porque es la única que van al paso y en la única que
se le ve el cigarrillo a Paul; y es una de las cuatro en las que éste va
descalzo (en las otras lleva sandalias). McMillan creó así el marco para
sesiones fotográficas de generaciones de fans de todo el mundo.
El último en salir, ‘Let it be’, 1970,
muestra los cuatro retratos en primer plano, pero cada uno en su recuadro,
tratando de mostrar la separación (de hecho, Paul ya había publicado su primer
disco). El diseño fue obra de John Kosh con fotos de Ethan Russell; Kosh las
colocó ya individualmente, no como grupo, y para que la cosa quedara clara,
puso ese fúnebre reborde negro todo alrededor. Arriba se lee el evidente ‘Déjalo
así’.
Son imágenes que forman parte de la
cultura del siglo XX, como sus melodías..
CARLOS DEL RIEGO
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