miércoles, 31 de agosto de 2022

LA INSOPORTABLE NEGACIÓN QUE SUFREN LEÓN Y SU HISTORIA

 

La leyenda del pedestal es otra colosal y burda mentira, puesto que Alfonso VI nunca firmó como rey de Castilla, sino que se intitulaba Rey de León, de Galicia y, luego, de Toledo, además de Imperator Totius Hispaniae

Cuando se dividió España en 17 autonomías (aquella conjura perversa que perpetraron los políticos para multiplicar por 17 los cargos a trincar) se hizo según el lema ‘café para todos’, es decir, autonomía para todos, fuera necesaria o no, lo pidiera el pueblo o no. El problema es que, mientras algunos territorios estaban histórica o geográficamente bien marcados, otros no, consumándose entonces sangrantes injusticias. León bien lo sabe 

Los parásitos (sinónimo de políticos) que urdieron la conjura hicieron las cosas a su antojo, derivando en situaciones tan delirantes como esconder León detrás de Castilla; para completar la infamia, los inútiles gorrones trataron de hacer desaparecer de los libros la Historia de León, con lo que se ha llegado al delirio de escuchar de boca de personas ilustradas, supuestos expertos e incluso gentes que escriben de historia, disparates como “Alfonso VI de Castilla”; igualmente grupos musicales que, al presentarse en un escenario leonés, sueltan “ya teníamos ganas de tocar en tierras castellanas”; o a comentaristas deportivos meter la pata al decir “el equipo castellano-leonés” para referirse a la Sociedad Deportiva Ponferradina (¿alguien sabría decir qué tiene El Bierzo de castellano?).

Todo eso es consecuencia de aquel momento en que los caraduras decidieron por su cuenta cómo desgajar el país, convirtiéndolo en un conglomerado de reinos de taifas; esto se demuestra a diario, puesto que el reyezuelo de cada uno de esos taifas hace y deshace como si el territorio a su cargo fuera posesión personal y en implacable competencia con el resto. Cuando en los primeros años ochenta del siglo pasado despedazaron España, los jetas tuvieron la ocurrencia de opacar León y ocultarlo detrás de Castilla la Vieja, y para ello no preguntaron a los ciudadanos, no hubo referéndum, sino que obraron al estilo totalitario.

Se produjeron así agravios comparativos insoportables, insultantes; por ejemplo, se otorgó estatus de comunidad autónoma a Santander (hoy Cantabria) y a Logroño (hoy La Rioja) a pesar de que jamás en la historia ni una ni otra tuvieron entidad jurídica o política propia. El Reino de León, por el contrario, existió política y jurídicamente durante 320 años, durante los cuales fue el reino cristiano más importante de la península y, durante un siglo, el más poderoso ‘totius Hispaniae’ y más allá… Veintitantos reyes contemplan aquel reino que, entre otros muchos logros, realizó decisivos avances en el empeño reconquistador y recuperador, promulgó leyes pioneras en todo el mundo, convocó concilios y juntas a las que acudieron las máximas autoridades de la península y más allá, dejó un legado impagable en el terreno del arte… Nada fue (es) suficiente para que se considerara (se considere) a León digno de tener entidad autónoma propia; y, por lo que se deduce del agravio antes mencionado, Cantabria y La Rioja tienen muchos más méritos históricos que León (¿). Por otro lado, la cuarta parte del escudo de España representa al Reino de León; los reyes que gobernaron después de la fusión con Castilla se intitulaban, lo primero, reyes de León y luego de Castilla y otros territorios. Del Reino de León surgieron Castilla, Portugal o Extremadura (‘extremo douro’). ¡Hay que ser traidor y manipulador para despreciar todo eso y perpetrar tamaña injusticia!, es decir, hay que ser un político.

A pesar de los muchísimos logros y aportaciones del Reino de León, hoy día son muy pocos no nacidos en León, Zamora y Salamanca que tienen conocimiento de aquello, lo ignoran porque los docentes, gracias a las maquinaciones de los corruptos por definición (sí, políticos), tampoco lo saben. Por eso hay quien dice sin abochornarse ‘Alfonso VI y Alfonso VII de Castilla’, siendo que ambos fueron coronados como Reyes de León (Alfonso VI jamás se intituló rey de Castilla, sino de León, Galicia y Toledo); curiosamente no se moteja de castellana a la Reina doña Urraca de León, hija del VI Alfonso y madre del VII, de hecho, ni siquiera se sabe que doña Urraca fue la primera reina por derecho propio de la Historia de Europa.

 

Y también por la ignorancia, el desprecio y la negación de León, en la que tanto empeño han puesto desde hace cuatro décadas los envilecidos caudillos, se escucha el insultante ‘Castilla-León’, incluso a los egoístas (representantes) públicos; y cuando se trata de corregir al ignorante, éste suele decir que qué más da, que no es tan importante la conjunción copulativa; en este caso es oportuno explicar que no es lo mismo Juan José que Juan y José. ¿O sí?         

Y nunca hay que olvidar el constante desprecio de las poltronas de Castilla hacia León, de su historia y su cultura, además de la discriminación económica, política y social a que someten a lo que fue el viejo reino (baste recordar que la fiesta principal de la comunidad es cien por cien y exclusivamente castellana).

Gracias al descuartizamiento que se perpetró en aquellos años de transición, con el detestable y traidor Martín Villa como muñidor principal, la histórica región leonesa es hoy poco más que un adminículo del eje Valladolid-Burgos. 

Ya es hora de corregir esta aberración.

CARLOS DEL RIEGO

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