Les Paul tocando la primera Gibson que llevaba su nombre
Casi todos los amantes
del rock & roll responderían igual a la pregunta sobre cuál es el
instrumento emblema del rock roll: la
guitarra eléctrica. Y si se piden marcas, todos empezarían con Gibson y Fender,
o al revés. La historia de estos instrumentos es la historia de EE UU en la era
de la posguerra, la cual se exportó por sí misma a todo el mundo, provocando,
muy a pesar de sus inventores, la aparición del rock & roll
El periodista musical
y experto en el rock & roll Ian S. Port, ha publicado un libro en el que
explica cómo nació el rock en función de los legendarios constructores de
guitarras Fender y Les Paul, además de la rivalidad entre ellos y cómo
influyeron en la ‘forma’ del r & r (‘The birth of loud: Leo Fender, Les
Paul, and the guitar-pioneering rivalry that shaped Rock ‘n’ Roll’). En él se
desvela que ni uno ni otro pensaban en otra cosa que no fuera country o jazz,
de manera que cuando sus inventos se convirtieron en instrumentos de un sonido
ruidoso, engreído, descarado y agresivamente nuevo, se sintieron decepcionados,
frustrados. Sin embargo, en poco tiempo se dieron cuenta del potencial de sus
guitarras, comenzando entonces a rivalizar por convencer a las incipientes
estrellas del rock y afines para que usaran una u otra: desde el bluesman Muddy
Waters hasta Buddy Holly, Dylan, Beatles o Eric Clapton, recibieron las
recomendaciones de Fender y Les Paul.
Según el autor, el
triunfo de la guitarra eléctrica se debió, en gran parte, a que dio poder a los
músicos individualmente como nunca antes se había visto; hasta entonces, el
músico era uno más de la banda, pero con la irrupción de esa guitarra y el
r&r los integrantes del grupo vieron aumentar su personalidad y presencia,
de manera que empezó a interesar quién era el guitarrista, el batería… En los
años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la música estaba evolucionando desde
el jazz de grandes bandas al rock 'n' roll, y estos estilos más ruidosos
exigían instrumentos revolucionarios. A finales de los años 40 y primeros 50
las guitarras eléctricas de cuerpo sólido, ideadas por Fender y Les Paul, se
popularizaron por todo EEUU, pues todo tipo de bandas sucumbieron a la potencia
e infinitas posibilidades que proporcionaba.
Leo Fender (1909-1991)
era desde niño un apasionado por las máquinas y sus entrañas. Sin que casi
nadie le enseñara, se convirtió en hábil reparador de radios, a pesar de que
tenía un ojo de cristal. Siempre tuvo pasión por el funcionamiento de las
cosas, empezando por los aparatos de sonido, luego por la megafonía y la
amplificación y posteriormente por el diseño y construcción de instrumentos. No
tocaba ninguno, de modo que su impulso para idear uno nuevo no vino de su
inquietud artística, sino técnica; así, fue su curiosidad y su destreza en el
manejo y reparación de aparatos eléctricos en su tienda en California (‘Fender
radio service’) lo que lo llevó a la creación de una guitarra.
Les Paul (1915-2009)
era ya un joven y prometedor guitarrista de jazz en los años 30 del siglo
pasado. Tocaba en cualquier sitio, incluyendo bares y restaurantes; tras una de
esas actuaciones, alguien le dejó una nota: “Tu forma de cantar y tocar, tu
voz, tu armónica e incluso tus chistes están muy bien, pero tu guitarra no
suena lo suficientemente fuerte”. Esto afectó profundamente al joven Les Paul
(Lester Polsfuss), quien inmediatamente se fue a casa pensando en ese mensaje;
tomó su guitarra acústica y, de alguna manera, consiguió conectarla a la radio
(al parecer usó una aguja de fonógrafo acoplada a un cable), con lo que
consiguió amplificar el sonido, logrando la primera versión de la guitarra
eléctrica de cuerpo macizo (en 1936 Gibson ya había electrificado una guitarra,
pero no con ese cuerpo). Y no se quedó sólo en el desarrollo de esa nueva
tecnología, sino que en su casa experimentó con todas las posibilidades de la
grabación de sonido, amplificación, mezclas…
Leo Fender y Les Paul
se conocían e incluso admiraban uno el trabajo del otro…, al principio, pues
cuando la demanda de guitarras eléctricas crecía y crecía, pasaron a ser
rivales, competidores. Y eso que en principio quedaron poco menos que
horrorizados al ver cómo el nuevo sonido, el rock & roll, modificaba la
idea que ambos habían supuesto para sus guitarras. Fender diseñó la guitarra pensando
exclusivamente en los músicos de country, mientras Les Paul era un guitarrista
fanático del jazz; por eso, cuando se dieron cuenta de que el rock se ‘apropiaba’
de sus inventos, quedaron anonadados, desorientados. Ian S. Port, el autor del
libro sobre Fender y Les Paul, explica: “Eso no era lo que querían, eso no era
el sonido para el que ellos habían trabajado; quedaron desconcertados,
conmocionados, impactados. Es curioso cómo los innovadores y los inventores no
llegan a vislumbrar los efectos y consecuencias que sus ideas provocarán”.
Cuando la pequeña
firma de Leo Fender comercializó la primera guitarra eléctrica de cuerpo
sólido, la ‘Esquire’, en 1950, los músicos de cualquier género (grandes bandas,
blues y rythm & blues, boogie, country & western…) vieron de inmediato
su atractivo, su fuerza y sus enormes posibilidades. Entonces, para no quedarse
atrás y viendo el potencial del producto, Gibson pidió colaboración a Les Paul
para construir algo parecido, y en 1952 lanzó la primera Gibson con cuerpo
macizo (bastante más cara que la de Fender).
A partir de entonces y
hasta la fecha, la rivalidad entre Gibson y Fender no ha cesado. Unos músicos
prefieren una y otros otra, aunque es seguro que todos habrán probado ambas y
tendrán de todo en su ‘arsenal’ (incluso otras grandes marcas, como Gretsch,
Rickenbacker, Mosrite…). Todo el que toca rock o cualquier otro género, ya sea
gran estrella o aficionado, tiene o desea una Gibson y/o una Fender. Sin ellos,
sin aquellos tipos que idearon un nuevo instrumento para el jazz o el country,
no habría rock & roll. O sería muy distinto.
CARLOS DEL RIEGO
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