Willie Dixon, Little Richard, Bo Diddley y Chuck Berry, autores y modelos imprescindibles para que naciera el rock
Ha
ocurrido muchas veces que la idea original de una pieza musical no es
reconocida hasta que otro la rehace y logra el éxito. A mediados de los sesenta
del siglo pasado muchos grupos ingleses (como Beatles o Stones) alcanzaron
notoriedad y ventas gracias a las versiones que hacían de temas de artistas
negros de Estados Unidos que, hasta ese momento, apenas eran conocidos en los
tugurios de su ciudad. Al rehacerlas los ingleses las convirtieron en
superventas, y así empezó a reconocerse la valía de aquellos ‘bluesmen’
Nadie
negará que la influencia de los músicos negros estadounidenses en la explosión
de la música pop y rock en Inglaterra fue decisiva; y no sería exagerado
afirmar que gran parte del mérito de bandas como Beatles o Rolling Stones se
basó precisamente en los discos de los grandes ‘bluesmen’ que llegaban a los
puertos británicos. Cuando a mediados de los sesenta esos grupos ‘invaden’ EEUU
con difusión masiva en radio y televisión y ventas millonarias, casi nadie
conocía a los autores de los temas que traían los ingleses y tanto gustaban. Eso
saupuso una revalorización de los autores de blues y rythm, que a partir de ese
momento fueron reconocidos y valorados.
El
repertorio de los primeros años y los primeros discos de The Beatles tiene abundantes
piezas de estadounidenses negros. Una es el ‘Mr. Moonlight’ de Roy Lee Johnson,
que formó parte del ‘Beatles for sale’ de 1966. El original es de 1962, pero
nadie le prestó atención cuando apareció, sin embargo, después de que los de
Liverpool la lanzaran (también la grabaron los Hollies y otros) se convirtió en
gran éxito. Y eso que el original (titulado ‘Dr. Feelgood & the interns) es
tremendo, incluso Lennon copia literalmente el grito de entrada. Otro autor al
que Beatles (y Dylan, Stones y otros) rindieron tributo fue el gran compositor Arthur
Alexander, de quien tomaron su ‘Anna (go with himl)’ para su primer Lp (1963);
como todo beatlemaníaco sabe, esa melodía es una delicia y contiene una
poderosa carga emocional, por lo que resulta difícil de entender cómo no logró
el éxito en la versión original de Alexander, en 1962.
El
primer tema del primer álbum de The Kinks (1964) es de Chuck Berry; ese Lp
también tiene otra de Berry, otra de Bo Didley, otra de Slim Harpo…, es decir,
lo que impulsó a Ray Davis y compañía fue el genio de los autores ‘colured’ de
Estados Unidos. El ‘Beautiful Delilah’ original (1958) es esencia rock &
roll, y los Kinks no desmerecen a pesar de que es evidente su ingenuidad
juvenil. Claro que sería difícil encontrar a algún músico o grupo de rock que
nunca haya hecho un Chuck Berry.
Todo
un clásico mayúsculo del rythm & blues es el ‘I´m a man’ (1955) del
fabuloso Bo Diddley. Contaba éste que la grabación de la voz le llevó más de 30
tomas, puesto que los productores le decían que lo de ‘man’ lo pronunciara con
lentitud, como si estuviese deletreando la m, la a, la n, pero a él no le
salía, así que repitieron y repitieron; ya de madrugada “estaba tan cansado que
lo pronuncié de modo exageradamente lento, y todos me dijeron que eso era lo
que buscaban”, recordaba Diddley en los ochenta. The Yardbirds (con Eric
Clapton) la reconstruyeron en 1964 con un ritmo muchísimo más vivo y un sonido
más denso y agresivo, por lo que la dicción tiene menos personalidad; esta
seminal banda tiró mucho de Diddley, Berry, Howlin´ Wolf, John Lee Hooker…, sin
los que, seguro, el rock no hubiera arrancado.
Otro
blues de alto voltaje es el ‘Rollin´ and tumblin´’. Aunque la primera vez que
fue grabada, en 1929 por Hambone Willie Newbern (‘Roll & tumble blues’),
fue acreditada a éste, lo más seguro es que su auténtico autor sea desconocido.
En 1966 apareció el primer Lp de Cream (Clapton, Bruce, Baker), que mostraba
una omnipresencia de grandes clásicos del blues, como Skip James, Robert
Johnson, Willie Dixon e incluso piezas de autor incierto, lo que demuestra el
determinante influjo de la música negra en los primeros pasos del rock. La
versión de Cream es mucho más acelerada, con diálogo armónica-voz-guitarra… Es
blues-rock.
También
The Zombies debutó con una de un cantante negro estadounidense, pues en 1965
versionaron el ‘Can´t nobody love you’ de Solomon Burke, quien había lanzado
esta exquisita balada en clave rythm & blues dos años antes. El grupo
británico la recubrió de ambiente pop, con ritmo más ágil y arreglos y coros
muy de la época, e hicieron bien, pues hubiera sido tonto tratar de reproducir
o imitar el tono de Solomon Burke
‘Don't
let me be misunderstood’ es una melodía fascinante, arrebatadora, y así lo han
entendido tanto los muchos artistas que la han grabado a lo largo de los años como
el público, que siempre la acogió con agrado. La original es la que grabó en
1964 la maravillosa Nina Simone (firmada por Benjamin. Ott y Marcus), pero
debió ser algo así como una revelación para The Animals, pues apenas unos meses
después publicaron su versión, con un riff de entrada muy identificativo, más
sonido y más dinámico el ritmo, convirtiéndola en un gran éxito. Aun así, la
versión de Nina Simone es más emocionante, acongoja.
Junto
con Beatles, los Rolling Stones sentían verdadera pasión por los ‘bluesmen’ estadounidenses,
y por ello ambos incluyeron muchas de sus canciones en sus primeros álbumes; de
este modo contribuyeron a que los grandes autores, hasta entonces perfectamente
desconocidos, alcanzaran el reconocimiento que se merecían. Una muy
significativa que Jagger y compañía no se resistieron a adaptar fue ‘I´m a king
bee’ de Slim Harpo (1957). La visión de los Stones (1964) es muy fiel al
original, con toda la carga emocional del blues y algo más.
La
relación de músicos y grupos ingleses que vieron su referencia en aquellos
desconocidos estadounidenses sería interminable. Por otro lado aunque algunos
sí pagaron lo que correspondía por derechos de autor, otros no fueron tan honestos
y se hicieron los despistaos, e incluso hubo quien ni siquiera acreditó al
verdadero autor. En todo caso, con total seguridad, el pop y el rock británico
(y por extensión también el resto) jamás hubieran tenido el encanto que hechizó
a todo el mundo sin el talento de los autores estadounidenses de origen
africano. Fueron los abuelos, los padres, los tíos y los padrinos (y madrinas)
del rock & roll en todas sus ramas.
CARLOS
DEL RIEGO
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