El locutor y dj Alan Freed junto al cartel del que se tiene como primer concierto de rock de la historia, que él organizó en marzo de 1952 y que se suspendió a los pocos minutos de comenzar |
Alan Freed y Dalí en febrero de 1957 |
El pasado mes de
enero se cumplieron 55 años de la muerte de uno de los personajes clave en el
nacimiento del rock & roll, el periodista estadounidense Alan Freed, quien
se atrevió a promocionar el nuevo estilo, apoyó a los artistas originales
(negros) contra los criterios de la industria e incluso fue quien tuvo la idea
de bautizar como rock & roll el nuevo estilo
No, Abert ‘Alan’
Freed nunca compuso ni cantó rock & roll, y sin embargo, sin su concurso,
ese estilo musical hubiera sido totalmente distinto y, sin duda, no hubiera
tenido este nombre. Como la gran mayoría de los individuos, Freed tiene sus
méritos y sus debilidades, pero por encima de todo quedará siempre su empuje
definitivo a la consolidación de esto que hoy suena tan familiar en cualquier
parte del mundo y que hace unos setenta años fue una verdadera revolución.
Apenas había cumplido
los 21 años cuando empezó su carrera periodística; fue en 1942, en una pequeña emisora
de radio de Pensilvania y en un programa de deportes. En los años siguientes
pasó de una a otra estación de radio, hasta que en 1951 opta definitivamente
por la radio musical para dirigir el programa ‘Moondog’, dedicado a emitir
canciones rythm & blues. Existían emisiones similares, pero lo que
diferenció a Freed del resto fue que él se atrevió a radiar los discos de los
músicos originales, siempre negros, mientras que los demás locutores
(seguramente obligados por los dueños y patrocinadores) emitían las versiones
que los cantantes blancos grababan de aquellas mismas canciones. Este
atrevimiento enfadó a muchos poderosos que aun mantenían el pensamiento
racista.
Fue en aquel programa
donde Alan Freed dio nombre a este nuevo género musical. El término ‘rock &
roll’ era utilizado frecuentemente por los autores de rythm & blues para
referirse al sexo (por ejemplo, ‘rocking chair’ significa mecedora, que va de
atrás adelante, atrás y adelante…); así, en los años treinta del siglo pasado los
‘bluesman’ empezaron a hablar de rock & roll e incluso a lanzar temas con
títulos como ‘Rock & rolling mamma’ (1939). En los cuarenta la palabreja
era habitual en las letras de r&b, y en la década siguiente todos los
jóvenes estadounidenses conocían el significado. Con todo eso, en alguna
edición de su programa ‘Moondog show’ en 1951 ó 52, Alan Freed dijo “los
jóvenes necesitan ritmo para bailar y esto (el rock & roll) lo
proporciona”, y “el swing tiene un nombre moderno, rock & roll”.
Animado por el éxito,
Freed organizó un concierto el 21 de marzo de 1952, el ‘Moondog coronation
ball’, en Cleveland, el cual está considerado como el auténtico primer
concierto de rock & roll de la historia. Y eso que duró muy poco, ya que se
vendieron más del doble de las localidades que el aforo del local admitía (diez
mil), con lo que también tuvo lugar el primero de los muchos escándalos
asociados al rock. El caso es que cuando el recinto estaba completo se impidió
el paso a miles de personas que tenían su localidad (al parecer se imprimieron
y vendieron las entradas sin tener en cuenta el aforo del local), con lo que se
formó un enorme follón a la puerta. Tanto que, tras la primera canción, la
policía hubo de emplearse a fondo con los furiosos espectadores que escuchaban
música pero no podían entrar. Y se suspendió.
Un par de años
después llevó su programa a Nueva York, aunque se vio obligado a cambiarle el
nombre por el de ‘Alan Freed´s Rock & roll dance party’, ya que había otro
locutor que había usado lo de ‘Moondog’ antes que él. De todos modos, Freed
conservó en su nuevo espacio radiofónico el espíritu innovador y atrevido,
emitiendo discos de artistas negros y los de discográficas pequeñas que
escapaban al control de las grandes, cosa que molestó mucho a los industriales
que dominaban el sector. No extrañará que, por razones racistas o económicas o
por ambas, la prensa reaccionara con violencia contra Freed y contra la música
que radiaba: “El rock & roll incita a la delincuencia juvenil (…) y Alan
Freed es el culpable de su difusión y popularidad” gritó un diario de Nueva
York.
Sin embargo, algo
debieron ver los directivos de la emisora WINS en ese ‘showman’ y su música,
pues mantuvieron su voz y sus discos en antena, y en 1957 Freed empezó a
presentar un programa de televisión en la cadena ABC, ‘The big beat’. Pero la
cosa no fue bien, ya que en la segunda emisión apareció un cantante negro,
Frankie Lymon, bailando con una joven blanca, algo que debió remover las
entrañas de los (muchos) racistas que aun había en USA, y el programa fue
cancelado.
Alan Freed no se
desanimó, sino que se dedicó a organizar giras de conciertos de rock & roll
en los que había negros como Chuck Berry y blancos como Jerry Lee Lewis. En
1958 uno de esos conciertos (en Boston) fue suspendido por la policía tras
arremolinarse en las puertas del local una multitud rabiosa que gritaba contra
el rock & roll, contra la integración de blancos y negros y, en fin, contra
aquella ‘música degenerada’. El propio Freed fue arrestado bajo la acusación de
provocar los disturbios. Fue despedido. Y al poco contratado por otra cadena de
radio y televisión, así que volvió a la pantalla con su ‘Big beat’.
A todo esto, el
locutor y disc-jockey ya era uno de los grandes defensores e impulsores del
rock & roll, y en sus programas y entrevistas solía proclamar con
contundencia: “Quien diga que el rock & roll es una moda pasajera o una
tendencia musical efímera tiene piedras en la cabeza”.
Pero sus enemigos
(racistas y/o ultras contrarios a la novedad) encontraron cómo atacarlo. Fue el
escándalo ‘Payola’. Básicamente el delito era cobrar a cambio de emitir este o
aquel disco un número determinado de veces; lo curioso es que entonces no
existía ninguna ley que prohibiera tal práctica, y además, si lo hacía Freed es
porque lo hacían todos los locutores y presentadores de música. Pero Freed era
el más famoso y el que más enemigos tenía. Fue acusado, juzgado y condenado por
‘soborno comercial’ a una multa de 300 dólares. Los cargos y sentencia fueron
muy leves, pero el proceso, que duró tres años, afectó seriamente a su
trayectoria profesional. Fue despedido y, aunque lo contrataron otras cadenas,
los contratos le duraban muy poco, ya que el juicio le hizo modificar sus
formas, volviéndose más dócil a las exigencias de los que mandaban.
Para entonces se
había entregado a la bebida, y más cuando Hacienda lo acusó de evasión de
impuestos por lo cobrado ‘por lo bajini’ en el escándalo ‘payola’. El fisco le
exigió 38 de los grandes, pero él no los tenía. El primer día de 1965 sufrió
una hemorragia interna y murió tres semanas después por insuficiencia renal,
cirrosis... No había cumplido los 43.
Con el paso de los
años su figura y su aportación fueron por fin reconocidas. Entró en el ‘Rock
& roll Hall of Fame’ y le colocaron una estrella en el Paseo de la Fama de
Hollywood, entre otros premios y distinciones, destacándolo siempre como uno de
los principales impulsores y difusores del rock & roll.
Consciente de lo que
había ayudado a crear y de que su audacia le había pasado finalmente factura,
dijo: “A mí podrán detenerme, pero jamás detendrán el rock & roll”. Palabras
premonitorias.
CARLOS DEL RIEGO
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