Se trata de un tema fascinante,
atractivo, misterioso y que nunca pierde actualidad. Y como quiera que jamás se
ha vislumbrado el mínimo indicio razonable acerca de la existencia de
inteligencia extraterrestre, la cosa da para mucho debate, especulación e
imaginación, y para mucho vaticinio y fantasía
Desde hace años no hay día que los
medios de comunicación no publiquen noticias ‘sensacionales’ (aparentemente)
sobre el hallazgo de nuevas ‘pruebas’ que ‘demuestran’ la existencia de
extraterrestres y, por tanto, la de vida inteligente lejos de la Tierra.
Recientemente en el Parlamento Mexicano se mostraron las momias de dos
extraterrestres (parecidas al Sr. Burns de Los Simpsons); cabe preguntarse por
qué se presentaron ahí en lugar de en un laboratorio o universidad y por qué no
fueron científicos o astrónomos los que lo explicaron. Se habla de señales y
ondas que llegan del espacio, planetas que podrían albergar vida y otros
‘datos’ que, en manos de charlatanes como el tal Avi Loeb, se dan por pruebas
aunque no pasan de suposiciones, conjeturas o profecías. Y en éstas están
embarcados profanos y científicos. Eso sí, llama la atención la cantidad de especialistas
en el Cosmos (y de la población en general) que creen en la existencia de vida
e incluso de inteligencia en incontables planetas aun sin pruebas. Así, expertos
en la materia exigen pruebas concluyentes en otras cuestiones, mientras en esta
se conforman con posibilidades estadísticas, supuestos teóricos o conclusiones
que parten de hipótesis indemostradas y, de momento, indemostrables.
Según varios estudios, se estima que la
Vía Láctea podría albergar 78 millones de civilizaciones inteligentes; es más,
afirman que antes de 1.500 años algunas de ellas se habrán puesto en contacto
con nosotros…, claro que para entonces no quedará ninguno de los presentes para
comprobarlo; en fin, estos no predecirían a las 5,30 horas que dentro de media
hora serán las 6. No pocos cosmólogos sostienen con rotundidad que es
totalmente imposible que no haya más planetas que alberguen vida superior, o
sea, inteligencia tecnológica. Incluso el famoso Stephen Hawking (de quien
algunos de sus colegas dicen que su enfermedad le dio mucha más proyección que
a otros mucho más capacitados) se atrevió a dar por cierta la existencia de
vida racional fuera del sistema solar sin contar con el menor atisbo de huella
de indicio de prueba.
Y tampoco faltan ‘sabios’ que afirman
que se sabe con gran aproximación el número de estrellas que hay en el
universo…, a pesar de que los mejores telescopios no han visto más allá de unos
13.500 millones de años luz, lo que quiere decir que no saben qué hay más allá.
Se acepta la teoría del Big Bang a pesar de su indemostrabilidad; de hecho, no
hay nada más acientífico que el Big Bang (modelo propuesto por un cura), el
cual afirma que todos los objetos del universo salieron de la nada…, algo
absolutamente incompatible con la esencia de la ciencia (salvo que ésta acepte
la existencia de milagros). Es decir, hay astrónomos que especulan mucho pero
prueban nada.
Lo que es una evidencia es que, de
momento, no hay ninguna certeza irrefutable de la existencia de seres
inteligentes si no es en el tercer planeta del sistema solar. Y por ello,
hablar de millones de civilizaciones en esta galaxia y afirmar que antes de
milenio y medio tendremos noticias de ellos sin la mínima prueba se acerca
bastante a la adivinación y la futurología; de hecho, cuando un científico lanza
predicciones y profecías, o sea, oficia de futurólogo, se convierte en charlatán de feria. También se
dice que, estadísticamente, tiene que haber más vida inteligente en el
universo; es posible e incluso probable, pero ¿quién sabe?, tal vez la especie
humana esté destinada a ir colonizando planetas, sistemas y galaxias a lo largo
de miles de millones de años…, algo parecido a lo que hizo el homo sapiens, que
desde el este de África alcanzó todos los rincones del planeta.
Y otra cosa que llama poderosamente la
atención. Gran parte de la comunidad científica y de la población mundial están
convencidos de que nos visitan y nos han visitado naves y seres de lejanas
galaxias. Sin embargo, cabe preguntarse, ¿han venido de tan lejos para jugar al
escondite?; todos los ‘avistamientos’ han sido fugaces y las fotos e imágenes
muy borrosas e imprecisas, lo cual quiere decir que los aliens se dejan ver un
instante y desaparecen, se muestran un poquito y se van, ahora me ves y ahora
desaparezco…, o sea, ¿han recorrido distancias inimaginables para dejarse ver
un segundo y rápidamente volverse invisibles? Si hicieran ese viaje habría dos
posibilidades: una, que se mostraran en son de paz o en son de guerra, pero
haciéndose visibles; y dos, que solo pretendieran observarnos sin que nos
enteráramos, en cuyo caso seguro que tendrían tecnología suficiente para estar
a nuestro lado sin que tuviéramos la más leve sospecha. Por eso se antojan
ridículos los avistamientos, fotos o grabaciones en las que se atisba
fugazmente un objeto en el cielo y se concluye que es una nave extraterrestre…,
la cual ha venido a jugar al escondite, pues se deja ver un instante y luego
desaparece.
Es una certeza absoluta que a la luz
de los conocimientos actuales es imposible afirmar con una base científica
sólida que existan seres inteligentes lejos de aquí. Lo cual no quiere decir
que no existan…
CARLOS DEL RIEGO
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