Los adivinos climáticos predicen algo parecido a esto desde que empezó a hablarse de medio ambiente, pero nunca se ha cumplido ni una de sus profecías
Casi cada día aparece en los medios y
redes sociales algún científico, un experto climatólogo o un especialista
medioambiental anunciando graves catástrofes a unos pocos años vista. Como hacían
hace siglos los profetas del apocalipsis, los estudiosos que se creen
futurólogos predicen y auguran calamidades sin fin en todo el planeta, y ello a
pesar de que todos los vaticinios hechos hasta la fecha se han revelado falsos,
fraudes, mentiras
Nadie niega la contaminación del aire,
tierras y aguas y, sin embargo, resulta difícil creerse todo lo que dicen las
‘voces autorizadas’ cuando tratan de predecir lo que ocurrirá dentro de unos
años, muchos o pocos. La experiencia dice que no dan una, que cada vaticinio se
convierte en una paparrucha, en una mentira, cuando se llega a la fecha
indicada. La lista de embustes de científicos y expertos es casi ilimitada, por
lo que resulta incomprensible que, a pesar de sus falsas predicciones, nadie
les pida explicaciones; igualmente, la prensa que divulga las apocalípticas
profecías con grandes titulares nunca dedica el mismo espacio a desdecirse.
En fecha tan temprana como el 17 de
noviembre de 1967, el diario Salt Lake Tribune tituló ‘Hambruna terrible en
1975’. En el texto explican que “según afirman biólogos de la Stanford
University ya es demasiado tarde para el mundo para evitar un largo período de
hambre, con su punto más destructivo y catastrófico en 1975”. De tal estupidez
nadie dijo nada en 1975.
Un par de años después, el 10 de
agosto del 69, el New York Times amenazó: ‘Todos desapareceremos en una nube de
vapor azul en 1989’. La noticia se basaba en la afirmación del doctor Paul
Ehrlig: “Todos desapareceremos en una gran nube de vapor azul en 20 años”. Buen
arranque para una de serie Z.
También hubo quien pronosticó
hambrunas letales. El Redlands Daily Facts publicó el 6 de octubre de 1970: ‘Estados
Unidos padecerá racionamiento de agua en 1974, y racionamiento de alimentos en
1980'. Así lo anunció un reputado ecologista, el mencionado Ehrlig, quien
avanzó que “La vida en el mar desaparecerá en menos de una década”. ¿Qué pensará
cuando llega la fecha indicada y no se cumple su augurio?
A día de hoy el calentamiento global
es una de las grandes preocupaciones, pero hace unas décadas era lo contrario:
una próxima edad de hielo.
El Boston Globe proclamó el 16 de
abril de 1970: ‘Los científicos predicen una edad de hielo a comienzos del
siglo XXI’. El ‘experto James P. Lodge vaticinaba: “La polución del aire bloqueará
el sol y se producirá una edad de hielo en el primer tercio del siglo XXI”, y
también adivinó que “La demanda de
agua secará los ríos y las aguas continentales”.
‘Se nos viene una edad de hielo’,
tituló Washington Post el 9 de julio de 1971. El doctor S. I. Rassol, de la
Columbia University, daba más datos: “En los próximos 50 años las partículas
que dejan en la atmósfera los combustibles fósiles harán de pantalla que no
dejará pasar los rayos del sol, con lo que la temperatura caerá hasta que nos
veamos inmersos en una edad de hielo”.
El inglés The Guardian, en enero de
1974, insistía en la temida y próxima edad de hielo basándose en los informes e
indicios que enviaban “Los satélites espaciales, que advierten del cambio del
clima hacia una edad de hielo en el hemisferio norte”.
La Brown University pronosticó en 1971
una edad de hielo para 2070. El climatólogo Stehpen Sneider dijo en New York
Times Book Review, el 18 de julio de 1976, que “el enfriamiento es ya
inevitable”. El mismo diario neoyorquino amenazaba el 5 de enero de 1978: “Sin
final a la vista la tendencia hacia el enfriamiento, que llegará en 30 años”.
Otros oráculos pronosticaban diversos
tipos de calamidades para el futuro del planeta y sus habitantes. La NASA publicó
en 1974: “El agotamiento del ozono ya es una serio peligro para la vida” (dice
agotamiento, no agujero en la capa de ozono).
Según presagiaba France Press el 26 de
septiembre de 1988, “Las Islas Maldivas estarán completamente bajo el agua en
30 años”; algo parecido se dijo de grandes áreas de ciudades como Barcelona o
Benidorm… La agencia Associated Press amenazó el 30 de junio de 1989 con “Mares
crecientes que 'borrarán' naciones en el año 2000”. Según The Independent, el 20
de marzo de 2000, “Los niños no sabrán qué es la nieve”. Y The Guardian decía
el 21 de febrero de 2004: “Hambruna global en 10 años”.
Las profecías y adivinaciones, los
augures y futurólogos vienen manipulando, engañando y burlándose del personal
desde hace milenios, a pesar de lo cual siempre hay quien esté dispuesto a predecir
el futuro, y cuando comprueba lo equivocado de su profecía, ya lo ha olvidado.
Personajes de gran fama también se han
lanzado al mundo de la adivinación aprovechando la repercusión que tienen sus
declaraciones. En 2008 el mamotreto de Al Gore advierte de que el Ártico se
quedará sin hielo en 2013; después dijo que sería en 2014, luego la Nasa que en
2015, y la US Navy que para 2016. El príncipe Carlos de Inglaterra, en 2009: “solo
quedan 8 años para salvar el planeta”. Otro que tal, Gordon Brown, primer
ministro de Inglaterra en 2009, previó
que quedaban “50 días para salvar al planeta de la catástrofe”.
Tonto sería ignorar o menospreciar los
problemas de contaminación que sufre la Tierra, pero mucho más tonto es
tragarse las trolas y presagios de los ‘científicos y expertos
medioambientales’ convertidos en futurólogos. A los gobiernos y organismos
poderosos les viene muy bien eso de amenazar y meter el miedo en el cuerpo a la
población, puesto que son pretextos para arrebatar libertades, para controlar,
para tener a todo el mundo bajo su yugo.
Hay que desconfiar de los que se creen
adivinos aunque sean científicos.
CARLOS DEL RIEGO
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