lunes, 31 de marzo de 2025

BASIL ZAHAROFF, EL DESPIADADO TRAFICANTE DE ARMAS QUE SALIÓ EN UN EPISODIO TINTÍN

 


Basil Zaharoff y la caricatura que aparece en Tintín como Basil Bazaroff

 

En cada guerra, en todas las guerras, independientemente del resultado, quienes siempre ganan son los traficantes de armas, las fábricas y los intermediarios…, además de los políticos, que casi siempre aceptan los sobornos y mordidas con que los mercaderes de la guerra consiguen fabulosos y lucrativos contratos. El traficante de armas Basil Zaharoff es el evidente ejemplo, tanto que incluso sus modos son claramente expuestos en uno de los episodios del cómic de Tintín

 

Pocos negocios legales pueden ser más lucrativos que la fabricación, tráfico y venta de armamento, pues este tipo de productos resultan extremadamente caros, especialmente cuando el comprador es un país, que suele comprar no sólo fusiles, ametralladoras y cañones, sino barcos, tanques, aviones…, y miles y miles de toneladas de munición. Por eso, cuando empiezan a escucharse tambores de guerra los fabricantes y vendedores se frotan las manos. Así lo hizo Basil Zaharoff, quien llevó a cabo todo tipo de trampas, sobornos, manipulaciones, sabotajes… para colocar sus productos.

 

Nacido en el Imperio Otomano en 1849, Zaharoff era algo griego, algo turco y algo ruso, aunque murió siendo ciudadano británico. De familia muy pobre, fue Inteligente, astuto, artero, ladrón, mentiroso y manipulador, ‘virtudes’ con las que llegó a la cima de su negocio, consiguió enormes honores e inimaginables cantidades de dinero. De hecho, sus primeros ‘trabajos’ le llevaron ante los tribunales, pero de un modo u otro siempre conseguía convencer a los jueces. En 1877 fue recomendado y entró como vendedor de una empresa de armamento, ‘Nordenfelt’.

 

Sus métodos eran simples. Por ejemplo, consiguió audiencia con el ministro de la guerra de Grecia al que sedujo diciéndole que, como griego, le aconsejaba comprar un submarino de guerra (de su empresa, claro) puesto que Turquía estaba preparándose para la guerra y convenía a Grecia no quedarse atrás. Acto seguido fue a ver al ministro turco y le confesó, como turco, que Grecia había comprado un sumergible y se había convertido en una amenaza. Turquía le compró dos. Luego fue a ver al ministro ruso con el mismo cuento y con el ‘soplo’ de que Grecia y Turquía se estaban rearmando, así que vendió otros dos ejemplares; al parecer, el político ruso no quería comprar ninguna de las ‘ofertas’ de Zaharoff, de modo que éste le dijo que volvería mañana, martes, con nuevas propuestas, a lo que el ruso le contestó que mañana no es martes sino jueves; el astuto vendedor le contestó “le apuesto cien mil libras a que mañana es martes”…, Zaharoff perdió y pagó la apuesta, pero colocó sus productos. Lo mejor del caso es que los submarinos de Nordenfelt eran tan inútiles que ninguno llegó a entrar en acción.

 

Otra de sus tretas para sobornar al comprador cuando éste recelaba o no tenía clara la compra de armas era ofrecerle cien mil libras por “esa preciosa lámpara”, a lo que el extrañado ministro contestaba que esa lámpara no valía ni cinco libras…, pero en poco tiempo comprendía de qué iba la cosa. Es decir, Basil Zaharoff ofrecía los sobornos de modo indirecto, pero los políticos y ministros entendían rápido las ventajas personales que supondría la compra de las armas que se ofrecían a su país (¡qué fácil es untar a un político!).

 

Otro de sus recursos era sabotear las demostraciones de los rivales de su empresa. Comprando a quien fuera necesario, Zaharoff lograba que la presentación de una nueva arma de la competencia fuera un fracaso. Incluso boicoteó la presentación del submarino de Isaac Peral cuando éste se negó a venderle su patente.

 

Las comisiones que ganaba le proporcionaron enormes sumas de dinero, que él invertía en comprar acciones de su empresa, de manera que llegaba el momento en que se presentaba ante el dueño y le decía que ya no era empleado sino su socio. Así hasta que se hizo con la mayoría de las acciones de una de las más importantes empresas de armamento del mundo, la Vickers. Llegó un momento en que podía comprar periódicos con los que manipular la información en su propio beneficio. Por ejemplo, en su periódico francés publicaba que corrían rumores de que Alemania se estaba rearmando, con lo que el gobierno galo inmediatamente contrataba la compra de armas; e igualmente hacía en sus medios alemanes, en los que desvelaba que Francia había comprado tantas ametralladoras, tantos cañones y tantos barcos de guerra, por lo que el gobierno alemán rápidamente se gastaba unos cuantos millones en los productos que ofrecía Zaharoff.

 

En el episodio de Tintín titulado ‘La oreja rota’ se explican a la perfección sus modos, incluso el dibujo de Basil Bazaroff (que es como lo denomina Hergé en el cómic) es una copia de la realidad. Su empresa, junto a petroleras aliadas, provocó la guerra entre Bolivia y Paraguay conocida como ‘La guerra del Chaco’…, después de colocar las mismas armas a uno y otro bando. También se lucró en España, donde compró fábricas de armas y vendió todo lo que quiso de cara a la guerra hispano-estadounidense de 1898. Además, entabló relaciones con la aristócrata Pilar Muguiro, casada con un primo, deficiente mental, de Alfonso XII, lo cual le abrió muchas puertas. Se casó con ella al morir el demente, cuando Zaharoff ya tenía más de setenta años.

 

Con la I Guerra Mundial se hizo inmensamente rico, de modo que su poder llegó a ser superior al de los políticos. Escribió sus memorias, en las que parece que contaba cómo y a qué políticos, ministros y aristócratas había sobornado y corrompido, pero antes de publicarlas se las robó uno de sus ayudantes; la policía las recuperó, pero Zaharoff decidió quemarlas antes de que nadie las leyera…, con lo que se perdieron informaciones verdaderamente históricas que aclararían muchas maniobras políticas trascendentales y señalarían a muchos grandes cargos de medio mundo (incluyendo japoneses). Y fue condecorado con las máximas distinciones nacionales de diversos países… Murió en 1936.  

 

La guerra era el paraíso de Basil Zaharoff, un personaje sin escrúpulos ni frenos morales, egoísta, perverso y corrupto. Su trayecto vital es la evidencia de que las guerras las ganan, invariablemente, los fabricantes de armas.

 

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 23 de marzo de 2025

LA GUERRA HA INSPIRADO INOLVIDABLES CANCIONES ROCK

 


Los Creedence lograron un éxito eterno con su crítica a los 'hijos afortunados' que no van a la guerra

La guerra está presente en toda la historia del ser humano; hay pinturas rupestres que así lo demuestran y, desde el Paleolítico, no ha habido momento sin guerras. Las cosas no han variado y hoy no faltan frentes de batalla en cualquier continente. El rock no es ajeno al asunto, de modo que la guerra ha sido tema para muchas y muy buenas canciones de rock, pop, soul, blues…

 

Es verdaderamente difícil encontrar un autor, un grupo o solista que, en mayor o menor medida, no haya mostrado su repulsa hacia la guerra. Desde Lennon y McCartney (juntos y separados y con piezas ‘que imaginan’) hasta Rolling Stones, Marley, Neil Young, Michael Jackson, Bowie… (no hace falta recordar la lista completa), todos han dejado su impronta en favor de la causa pacifista.

 

Puede empezarse recordando la referencia la inutilidad de la guerra que muestra el tema ‘War’, compuesta por los inefables Whitfield y Strong para Temptations y, con más éxito, para Edwin Starr. En clave soul y con un atractivo funk muy especial, repite una frase que es toda una declaración de principios: “Guerra, ¿pará que sirve?, absolutamente para nada”.

 

El ‘All together now’, de los ingleses The Farm, mira hacia la Primera Guerra Mundial, concretamente hacia un suceso que ocurrió en las navidades de 1914 (y del que se ha hablado muchas veces): soldados británicos y alemanes apartaron momentáneamente las armas y, en tierra de nadie (“no man´s land”, dice la letra), jugaron un partido de fútbol “en las trincheras de Bélgica”. La base musical es el célebre ‘Cannon’ de Pachelbel, sobre el que los de Liverpool construyeron una canción con aires de los ochenta pero mirando a los noventa.

 

Uno de los pocos temas que se sitúan en la Guerra Civil Española es el poderoso ‘Spanish bombs’, de The Clash. En él se compara en tono crítico aquel enfrentamiento fraternal español con los aviones llenos de turistas que viajan a España; hay mención especial a los “negros coches de la Guardia Civil” y a Lorca; también se apuntó que esas ‘bombas españolas’ tenían una referencia a las bombas de la Eta en los últimos años 70. Muchas frases en español (con mala pronunciación y escaso sentido) y un ritmo endiablado la mantienen siempre fresca y lista para el combate.

 

Otro tema cien por cien de los ochentas es el ‘Enola Gay’, con el que Orchestral Maneuvres in the Dark rememoran el horror de la bomba atómica que arrasó Hiroshima; a lo largo del tema se pregunta si “estará orgullosa la madre de Little boy” (nombre que se dio a la bomba), pero también da la impresión de aludir a la madre del piloto que la lanzó, Paul Tibbets, el cual, al parecer, bautizó al avión ‘Enola Gay’ en honor a su madre. Electro-pop vehemente y bailable.

 

Bob Dylan no denuncia la guerra en ‘Masters of War’, sino a los que las provocan y se benefician de ellas, es decir, acusa a todo el entramado industrial que pone en marcha una guerra; señala concretamente a los que construyen las armas y “se esconden detrás de la mesa del escritorio”, carga contra los que “juegan con el mundo” y “como Judas mienten y engañan”, y los condena a todos con el concluyente “incluso Jesús nunca olvidará lo que hacéis”. Igualmente, ‘Dogs of War’, de Pink Floyd, incide en la motivación económica de la guerra, siempre urdida por políticos e industriales de las armas, que usan “carne y hueso como moneda”.

 

La más recordada en torno a la Guerra de Vietnam (una obsesión para EEUU) es el ‘Fortunate son’ de Creedence Clearwater Revival, que denuncia toda iniciativa bélica a través de la guerra del napalm. El propio John Fogerty explicaba que se le había ocurrido al enterarse del matrimonio entre el nieto del presidente Dwight Eissenhower y el hijo del presidente Nixon, y que entonces pensó en que ninguno de ellos estaría envuelto en ninguna batalla contra el Vietcong, puesto que eran ‘Hijos afortunados’; la pieza se ha convertido en un himno antimilitarista.

 

Los inolvidables Ramones, en su ‘Commando’, hablan de las guerras a través de las películas, lanzando versos tan explícitos como “Ellos se preparan para Vietnam” y luego “Desde Hanoi a Berlín Este”. También el ‘19’ de Paul Hardcasttle peleaba en la jungla de Vietnam, señalando que la media de edad de los soldados USA era de 19 años. El ‘21st Century schizoid man’, de King Crimson, insinúa “la inocencia violada con fuego de napalm”; según desveló el guitarrista Robert Fripp, está dedicada a Spiro Agnew, que fuera el vicepresidente de Nixon y “que tan simpático nos cae”. Muy Divertida es ‘Two tribes’, de Frankie Goes to Holliwood, que escenifica la Guerra Fría y la amenaza nuclear, sobre todo con su delirante vídeo.

 

Con ‘Brothers in arms’ Dire Strait rechaza la Guerra de las Malvinas; el título, ‘hermanos de armas’ o ‘hermanos de guerra’, puede indicar fraternidad tanto entre compañeros de trinchera como entre enemigos; en todo caso “somos tontos en hacer la guerra”. Greenday hizo su poderoso ‘American idiot’ cuando la Guerra del Golfo; denuncia el uso de la guerra en los medios de comunicación, sobre todo la televisión, que alternaba escenas de gran violencia con los anuncios más frívolos; asimismo muestra su desprecio hacia esos estadounidenses que se sienten orgullosos de todo ese montaje.

 

Por citar sólo unas pocas.

 

CARLOS DEL RIEGO

jueves, 13 de marzo de 2025

EL SUBMARINO SOVIÉTICO QUE HUNDIÓ DOS BARCOS-HOSPITAL EN LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LA GUERRA CON UNOS 15.000 MUERTOS

 


El barco-hospital Wilhem Gustloff yace hundido en el Báltico con miles de víctimas.

 

Justo hace 80 años, a comienzos de 1945, era evidente cuál iba a ser el desenlace de la II Guerra Mundial. Sin embargo, seguían los combates, batallas, ataques y bombardeos, los cuales ya eran inútiles como objetivo militar y ni siquiera tenían propósito sicológico

Al final de la II Guerra Mundial continuaban produciéndose duros enfrentamientos tanto en Europa como en Asia. En algunos casos se perpetraron matanzas y degollinas contra población civil y contra soldados heridos o enfermos que huían y que, en ningún caso, suponían amenaza. Todo el mundo sabe de los bombardeos masivos contra ciudades sin interés bélico, pero se conoce menos sobre las masacres ocurridas en el mar con barcos-hospital como víctimas indefensas. Tal ocurrió en las últimas semanas de la guerra, cuando un submarino soviético, el S-13, torpedeó y hundió el Steuben y el Wilhem Gustloff, y con ellos a miles de personas.

 

Millones de alemanes, polacos y de los países bálticos escapaban de los ejércitos soviéticos, que tenían por costumbre torturar, matar, violar… a todo aquel que se encontraban en su avance. Por eso, el barco-hospital Wilhem Gustloff partió del puerto de Danzig (Polonia) en enero de 1945 en medio de temperaturas de alrededor de 20 bajo cero. Iba cargado con unas 10.500 personas, de las cuales la gran mayoría eran soldados heridos o enfermos, aunque también había miles de civiles (la mayoría mujeres y niños), tripulación y personal médico, incluyendo 375 enfermeras de las que sobrevivieron tres. En la gélida noche del 30 de enero, el submarino soviético S-13 capitaneado por el capitán Aleksandr Marinesko, lanzó tres torpedos contra el Gustloff (que llevaba las luces encendidas), que se fue a pique en menos de una hora enterrando en las frías aguas del Báltico a unas 9.400 personas; sobrevivieron alrededor de 1.200. Está considerada la mayor catástrofe naval de la historia.

 

Apenas diez días después, el mismo submarino comandado por el mismo capitán envió al fondo el Steuben, que transportaba alrededor de 5.200 personas: 2.800 soldados heridos o enfermos, unos 1.000 civiles, personal médico (sobre 350 entre médicos y enfermeras) y tripulación. El Steuben se hundió en la helada noche del 10 de febrero de 1945 (también cerca de Danzig) con unas 4.500 personas; se salvaron 660.

 

El capitán Aleksandr Marinesko (que poco antes estuvo a punto de ser declarado desertor al haberse liado con una mujer sueca y abandonado su destino) hizo otros servicios, pero estos dos fueron los que le proporcionaron su triste fama. Su mérito fue hundir dos barcos que no suponían amenaza, de modo que fue el causante de más de 14.000 muertos entre heridos, civiles, tripulantes y personal médico. Cuando fue preguntado sobre estos dos ataques, Marinesko declaró que el Wilhem Gustloff no parecía un barco hospital, mientras que confundió el Steuben  con el buque de guerra Emden…

 

Al terminar la guerra no fue condecorado, sino que pasó a cargos de escasa entidad; en uno de ellos malversó caudales y fue condenado a tres años en Siberia. El capitán Marinesko era un tipo de carácter iracundo y permanentemente malhumorado, además de un alcohólico violento, de esos que están rabiosos cuando están sobrios y furiosos cuando borrachos. Tal vez debido a esto no obtuvo premios ni ascensos, y seguro que por eso, por estar casi siempre beodo como una cuba, confundió el Wilhem Gustloff y el Steuben con barcos de guerra a pesar de que ambos llevaban bien claros sus distintivos. Murió en 1963 casi indigente y olvidado…, hasta que en 1990 fue distinguido como Héroe de la Unión Soviética por haber eliminado ‘valientemente’ a unas 15.000 personas entre heridos, enfermos, mujeres, niños, médicos…

 

Innumerables fueron, al final de la guerra, los episodios sangrientos, trágicos y militarmente inútiles.

 

CARLOS DEL RIEGO

miércoles, 5 de marzo de 2025

LOS CURIOSOS ENTRESIJOS DEL ‘BACK IN BLACK’ DE AC DC, EL DISCO DE HEAVY MÁS VENDIDO

 

 Brian Johnson y Angus Young en uno de primeros conciertos de AC DC con su nuevo cantante, en 1980

Hace 45 años, en febrero de 1980, moría Bon Scott. Angus y Malcom Young, líderes de la banda, dudaron si continuar o no con AC DC, pero su impulso de rockeros jóvenes se impuso a su pena. Después de un proceso sorprendente y a veces increíble surgió ‘Back in Black’, el disco de música heavy (o rock duro, hard, metal o como se quiera) más vendido de la historia  

 

A pesar de que se tiene por seguro que el alcohol (en cantidades masivas) tuvo la culpa, lo cierto es que nunca quedó totalmente acreditado que Bon Scott muriera por haberse trasegado lagos de etílico; después de haber dado una auténtico campanazo con ‘Highway to Hell (1979), Bon apareció muerto en un coche donde lo habían dejado durmiendo una buena (en realidad mala) cogorza; corría febrero de 1980 y el icónico cantante tenía 33 años. Entonces comenzó el dilema para los hermanos Young: buscar un sustituto para un insustituible y continuar con la banda o deshacerla y buscar otros caminos.

 

Angus y Malcom se decidieron hace unos años a contar cómo fue aquel momento. “Estábamos devastados, confusos, deprimidos, Bon era un amigo y un compañero con el que nos entendíamos a la perfección… Al poco de su muerte nos propusieron una lista de posibles sustitutos, pero no queríamos saber nada”, contó Malcom. Angus recuerda que, un tiempo después, su hermano lo llamó y le dijo: “En lugar de quedarnos sentados y deprimidos, ¿por qué no hacemos algo? Al menos eso nos mantendrá unidos”, y añade: “Dejamos de pensar en discográficas o representantes, nos fuimos a un lugar apartado y empezamos a trabajar en nuevas canciones". Y la cosa les vino bien, aunque seguían sin saber si continuar con la banda o formar otra.

 

Curiosamente, fue el padre de Bon Scott quien les dio el espaldarazo que necesitaban. “Nos dijo: ‘Debéis continuar con AC/DC. Sois unos músicos jóvenes, estáis al borde de un gran éxito y no podéis permitiros el lujo de rendiros ahora’. Malcolm y yo habíamos creado la banda e inconscientemente no queríamos que terminara, de modo que las palabras del padre de Bon nos decidieron definitivamente”, recuerda Angus.

 

Ahora había que encontrar nuevo solista, algo que no gustaba del todo a parte de sus fans y a parte de la prensa. El guitarrista explica: “La gente como Bon es única y no queríamos que alguien viniera y lo copiara. No queríamos un imitador, sino alguien que tuviera personalidad y carácter”. Sorprendentemente, el mismísimo Bon Scott influyó, desde la tumba, en la elección de su sucesor. Dijo Angus: “Sabíamos que a Bon le encantaba Brian Johnson, al que había visto en Inglaterra en 1973 al frente de la banda de glam Geordie, y había quedado impresionado”. Lo buscaron y lo encontraron en unos billares jugando con unos chavales. “Cuando lo vimos sonreímos por primera vez desde la muerte de Bon”, cuentan los hermanos. Hicieron una primera audición a finales de marzo de 1980 y todos quedaron alucinados, era perfecto. Sin embargo, Brian no estaba tan seguro, pues pensaba que difícilmente estaría a la altura; de hecho, recuerda: “Bueno, pensé, en el peor de los casos podré decir que estuve actuando con AC DC un tiempo”…

Entre abril y mayo de ese año se grabó ‘Back in Black’ en las Bahamas (Estudios Compass Point): “No teníamos nada previsto, nada pensado anteriormente; simplemente cada noche nos quedábamos a escribir y componer bebiendo rock con leche de coco…, bueno, en realidad sí que utilizamos esbozos e ideas muy vagas que ya teníamos, pero se desarrollaron y crecieron allí”. Por otro lado, existe la creencia de que AC/DC tomó la mayoría de las letras del nuevo álbum de un cuaderno que Bon Scott había dejado: ”No, nada de eso, no tomamos nada del cuaderno de Bon, no había cuaderno de Bon”.

 

El resultado es historia del rock. ‘Back in Black’ fue un éxito mundial instantáneo. Salió en EE UU en julio de 1980, y desde entonces ha despachado alrededor de 50 millones de copias, y es el álbum de rock más vendido de todos los tiempos, a la altura de los más exitosos de cualquier género musical. Además, como todo fan sabe, es el mejor homenaje que sus amigos y compañeros pudieron hacer a Bon Scott. “Bueno, esa era la idea. La portada era negra y el álbum comenzaba con el sonido de una campana que toca a muerto”, explica Angus.

 

El imparable guitarrista sentencia: “Fuimos lo suficientemente fuertes en ese momento para mantenernos unidos y salir adelante a pesar de aquella gran tragedia”. Seguro que Bon hubiera estado orgulloso y satisfecho con sus amigos, con sus compañeros, con su grupo.

 

CARLOS DEL RIEGO