Rick Wakeman siempre fue un mago de los teclados que participó en innumerables discos de otros artistas.
Lógicamente, los músicos de rock que
protagonizaron los años dorados y de desarrollo del estilo (sesentas y
setentas) van llegando a edades en las que se tienen ganas de recordar y de contar,
de desempolvar viejos recuerdos y desvelárselos a los incondicionales. Uno de
los que se han decidido a evocar aquellos tiempos es el teclista Rick Wakeman,
quien prestó su talento a grandes bandas y a grandes músicos, además de llevar
a cabo una brillante carrera en solitario
Rick Wakeman trabajó con muchos
artistas (además de su grupo de siempre, Yes) y ha publicado alrededor de cien
(sí, cien) discos en solitario, ya sean de estudio, en directo, de tributo,
revisiones de música clásica, recopilaciones…, el primero en 1971 y el último
en 2020. Ya cuenta 75 primaveras y una biografía en la que aparecen algunos de
los máximos representantes históricos de esto del rock. Y como suele suceder,
le ha llegado el momento de recordar y contar.
Siempre coronado con su inconfundible
y rubísima melena y sus llamativos trajes y capas, Rick Wakeman habla de Bowie:
“Eran los últimos años sesenta y sólo te enterabas de nuevos grupos y sonidos o
novedades por lo que otros te contaban, pues apenas había otros medios que
informaran de rock & roll. Recuerdo que había estado en un estudio de
grabación con uno de mis primeros grupos, y me encontré con un novísimo
aparato, un mellotrón, que nadie sabía cómo hacerlo sonar. Yo me puse a
investigar y como en realidad es un teclado, al poco ya le sacaba sonidos y
melodías. Tony Visconty estaba por allí y me vio, y unos días después me llamó
porque Bowie iba a grabar el tema ‘Space oddity’ y quería algo nuevo…, le
encantaba cualquier cosa nueva. Pensamos que no iría bien a la canción, pero
salió y quedó perfecto. Luego supe de la pelea de Bowie con su discográfica
porque él quería que el tema saliera en estéreo y la compañía decía que en
mono, que era más barato. Pero David se salió con la suya y lanzó esa locura de
canción que hoy sigue asombrando”.
Rick Wakeman fue, tal vez, el último
músico que habló con John Lennon antes de que lo asesinaran: “Yo vivía en Suiza
pero estaba en Nueva York para promocionar una gira. Mi mujer y yo entramos en
un restaurante que tenía una sala aparte para que no te molestaran mientras
cenabas. Y allí estaban John y Yoko; yo conocía y había tocado con los otros
tres, pero con John nunca había coincidido. Creí que él no me conocía pero se
me acercó y nos pusimos a charlar; me habló de su nuevo Lp (‘Double fantasy’) y
los problemas que tenía para grabar, para conseguir lo que él quería y, claro,
la disputa con la discográfica. Me recordó a Bowie por lo dedicado, lo
implicado, lo perfeccionista que era como artista, siempre pensando en cómo
mejorar sus canciones, cómo ofrecer algo nuevo. Volví a Suiza y al día
siguiente recibí una llamada en la que me hablaban de John Lennon…, yo no
entendía por qué me preguntaba por él como persona…, hasta que me dijeron si no
sabía que lo habían asesinado. No, no lo sabía, me quedé de piedra, sin habla.
Me dijeron que yo era el último músico que habló con él. Y me hicieron a
pregunta más estúpida que me han hecho jamás: ‘¿dijo algo John sobre si había
previsto su propia muerte?’ No contesté, claro”.
De los Black Sabbath tiene recuerdos
‘etílicos’: “Siempre estaban bebiendo, alborotando y hablando de rock &
roll. A principios de los setenta necesitaban un sonido de Moog para su disco
‘Sabbath bloody Sabbath’ y me pidieron que fuera yo quien lo tocara; les dije
que cuando terminara con mi trabajo con mi grupo me pasaría por allí. Cuando
llegué estaban todos ellos… ‘desmayados’ en medio de un ambiente saturado de
alcohol, de hecho, sólo un joven técnico estaba sobrio (y muy asustado); me
puso la cinta sobre la que yo debería tocar y probamos varias cosas él y yo
solos. Entonces Ozzy se ‘despertó’, dijo “¡joder, qué bueno, genial!”, y acto
seguido volvió a ‘desmayarse’. Los demás ni se enteraron”.
Claro que no hay nada comparable a sus
noches de juerga con Keith Moon: “Cada vez que ibas de marcha con Keith estabas
casi seguro de que la policía aparecería antes o después, y tenías la total
seguridad si el disparatado Vivian Stanshall (de los no menos extravagantes
Bonzo Dog Band) se apuntaba al viaje. Ambos eran tipos con mucho encanto,
bromistas hasta la muerte, aunque nunca con mala intención. Keith Moon era un
gamberro, un chico muy travieso que lo único que quería era gastar bromas,
divertirse, prepararla en cualquier sitio y ante cualquiera. Claro que casi
todo era producto de lo mucho que bebía, sus intenciones eran sólo diversión y
risa, su forma de entenderlo todo era bienintencionada y, a la vez, muy
infantil. Pasé muchas noches de cachondeo y alboroto con ellos, pero sobre todo
con Keith, quien como casi todos los baterías estaba algo… majara”.
CARLOS DEL RIEGO
No hay comentarios:
Publicar un comentario