Recreación del asedio de Barcelona por los ejércitos de Almanzor
Corría el año 985, es decir, hace 1040
años, cuando el caudillo Almanzor, ‘El Victorioso’, asedió, conquistó y
destruyó la ciudad de Barcelona. Es un episodio más que explica cómo actuaron
los musulmanes en Hispania desde que la conquistaron en el año 711. Luego vino
la reconquista, que usó las mismas herramientas que la dicha conquista , aunque
muchos consideran que ésta fue admisible y aquella no
En la Alta Edad Media las cosas se
hacían siempre así aquí y en cualquier parte del mundo: con violencia extrema
como principal herramienta. ¿O es que hay alguien que piensa que los
territorios que tomaron los mahometanos en África y Asia a partir del año 622
lo fueron con diálogo, buen rollo y tolerancia? De modo que cuando invadieron
la Hispania visigoda no venían repartiendo golosinas con buenas palabras y
buscando el entendimiento. Nada de eso, entraron a sangre y fuego y mantuvieron su poder a
sangre y fuego, y por eso los hispanos respondieron con idéntica moneda.
Almanzor fue uno de los grandes
personajes de la Edad Media hispana; nació en Al Andalus (¿Algeciras?) hacia
939 y murió en Medinaceli (Soria) en 1002. Ha pasado a la historia por su
destreza militar, por sus incontables victorias y por su extrema crueldad.
Sabido es que cuando una expedición bélica musulmana se topaba con un convento
o monasterio era su costumbre degollar a todos los frailes o monjas (éstas
después de haber sido…). Desde 977 Almanzor no dejó de emprender campañas de
venganza, represalia, castigo y, en fin, violencia y muerte por casi toda la
península. Así, en el año 985 marchó sobre Barcelona. En su camino desde
Córdoba no dejó de asolar y destruir toda ciudad cristiana, aldea, iglesia o
convento. Y cuando se acercaba a Barcelona empezó a cortar las cabezas de todos
los aldeanos, religiosos y de toda persona que encontró. Cuando llegó a la
ciudad se plantó ante las murallas y comenzó a disparar sus catapultas o
trabuquetes, pero no cargadas con piedras sino con las cabezas que había ido
recolectando en su camino; las crónicas dicen que lanzó unas mil diarias
durante seis o siete días, pero aunque fuera la mitad… Cuando tomó Barcelona
mató, quemó y destruyó, llevándose también muchos cautivos para pedir rescate.
Era la Edad Media y así se hacía la guerra.
Casi ocho siglos transcurrieron entre
Covadonga y la entrega de Granada, pero la península no estuvo ocupada por los
sarracenos todo ese tiempo; al contrario, hubo partes donde apenas llegaron los
musulmanes, en muchas otras sólo estuvieron de paso, y de alrededor de la mitad
del territorio fueron expulsados mucho siglos antes de la toma del último
reino, el nazarí de Granada en enero de 1492. En fin, no ocuparon toda Hispania
todo ese tiempo.
También está instalada la idea de que
nunca existió un verdadero sentimiento reconquistador (la Península Ibérica o
parte de ella fue conquistada y reconquistada muchas veces por distintos
pueblos a lo largo de su extenso devenir a través del tiempo). Sin embargo, si
se consultan las fuentes se llega a la conclusión contraria. Las más antiguas
son las llamadas Crónica de Alfonso III y la ‘Crónica Albeldense’, ambas
escritas al final del siglo IX. En la primera se lee: “… se salvará España y se
organizará el ejército y la nación goda” (“Sit Spanie salus et gotorum gentis
exercitus reparatus”); en la segunda: “Actualmente una parte de España está
ocupada por los sarracenos, por lo cual los cristianos hacen la guerra noche y
día, todos los días, combatiendo contra ellos hasta que su expulsión sea
dispuesta por la predestinación divina” (esta afirmación de la ‘Albendense’
comienza, en latín: “Sarrazeni euocati Spanias ocupant…”). Cronistas
posteriores, como Sampiro o Lucas de Tuy, escribieron en términos parecidos
sobre el asunto. Es decir, desde muy pronto se tomó conciencia de haber sido
invadidos y ocupados, así como de la obligación de recuperar lo perdido.
La Reconquista fue lo que fue y no difiere
en nada al resto de actos bélicos de aquellos siglos en cualquier parte del
mundo. Y sólo el ignorante mira a aquellos tiempos según opiniones, ideologías
o pensamientos del siglo XXI.
CARLOS DEL RIEGO
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