El enfrentamiento entre ciencia y fe se
viene produciendo desde hace siglos sin arrojar jamás una solución que se
ajuste a ambas. Ello es así porque una y otra residen en mundos distintos, como
si jugadores de fútbol y balonmano fueran a disputar un encuentro, pero antes
del inicio unos exigen jugar sólo con las manos y los otros con los pies,
enzarzándose entonces en la discusión: “es mejor jugar con las manos; no, es
mejor con los pies”. El resultado es que no comenzaría el juego, pues la regla
principal de cada uno de esos deportes excluye radicalmente al otro. Pues lo
mismo sucede con ciencia y fe, no pueden jugar una contra otra, no pueden
enfrentarse porque tienen reglamentos totalmente opuestos: una se basa en la
prueba empírica, es decir, la ciencia sólo puede afirmar lo que puede probar;
mientras que, por su parte, la fe no precisa pruebas, es más, si hubiera
pruebas ya no tendría cabida la fe y sí la ciencia.
A principios de este año (2012) un
científico y un teólogo debatieron sobre la existencia de Dios. Como es lógico,
no llegaron a ningún acuerdo, puesto que, en realidad, es como si hablaran
idiomas distintos. Sorprende, eso sí, que reputados científicos y personas
ilustradas y razonables afirmen con total convencimiento que “Dios no existe”...,
o simplemente “no hay nada después de la muerte”, sin tener una prueba
concluyente que avale tal aserto. Y si un científico afirma que “Dios no
existe” sin tener una prueba concluyente está faltando al rigor científico.
Así, la respuesta científicamente correcta a la pregunta ¿existe Dios?, ha de
ser “no lo sé” o “no tengo pruebas”, o sea, el agnosticismo. Por tanto, quien
afirma (evidentemente sin pruebas) que Dios no existe, en realidad está
diciendo “estoy convencido de que Dios no existe”, o lo que es lo mismo, “no
creo en Dios”, es decir, está entrando en el terreno de la fe, que nada tiene
que ver con el de la ciencia. Para hablar de Dios hay que olvidarse de la
ciencia; además, si la mente humana no es capaz de abarcar el tamaño del
universo, ¡cómo podrían entenderse científicamente conceptos tan
incomprensibles como infinito, eterno o todopoderoso!
Por otro lado, podría preguntarse a
aquellos científicos si creen que hay vida inteligente extraterrestre, a lo que
probablemente respondieran que tal vez, que es posible que pueda existir, a
pesar de no tener pruebas ni en un sentido ni en otro, pero dando como indicio
la posibilidad estadística: si hay tantos miles de millones de estrellas, es posible
que en alguna se hayan dado las mismas circunstancias que en la Tierra y surgido formas de
vida que desemboquen en la inteligencia. Sea como sea, no negarán ni afirmarán
con rotundidad, pues carecen del más leve indicio. Además, en la Tierra han vivido miles de
millones de especies animales y sólo una posee inteligencia y conciencia de sí
misma; por tanto, la simple posibilidad estadística no constituye ni siquiera
un indicio. Así pues, para negar la existencia de Dios hay que salir del
terreno de la ciencia y entrar en el de la fe, de modo que desde el punto de
vista científico sólo se puede afirmar “no lo sé” o “no tengo pruebas para opinar”, y pasando
al campo de la fe se podrá decir “yo no creo”, pero en ningún caso se puede
afirmar “no, Dios no existe” o “no hay nada tras la muerte”.
Curiosamente hay quien afirma haber
perdido su fe cuando un familiar padeció por una u otra causa a pesar de sus
muchas oraciones, dando a entender que si la catástrofe afecta a otros, Dios sí
existe, pero si me afecta a mí...
También abundan los que niegan la existencia
de Dios basándose en la idea de que un Ser Superior no permitiría que los
inocentes sufrieran masacres, desgracias o cualquier calamidad que afecte al
Hombre. Sin embargo, esta cuestión se refuta fácilmente. Las desgracias las
producen la naturaleza o los hombres. Por un lado, Dios (si existe) proporciona
las leyes físicas, químicas, biológicas..., que se mantienen inalterables (en
este mundo) y muchas veces ocasionan víctimas humanas. Por otro, Dios (si
existe) ha otorgado a los hombres la libertad de decisión, el libre albedrío.
Ahora bien, si Dios interviene violando las leyes de la naturaleza (por Él
impuestas) para salvar a unos, habría de intervenir para salvar a todos y
tendría que estar apareciendo continuamente; y si Dios interviene para impedir
la acción de “los malos” o de la naturaleza, la raza humana viviría sabiéndose
permanentemente vigilada, abrumada por un ojo que todo lo ve, por una presencia
superior que coacciona y que, por lo tanto, coarta la libertad para elegir cómo
actuar, en cuyo caso el Hombre dejaría de ser Hombre.
Finalmente, hay que aludir al reconocido
astrofísico Stephen Hawking, quien afirma haber demostrado la inexistencia de
Dios basándose en la teoría del Big Bang, con lo que comete dos errores: uno
tratar de explicar fe a través de la ciencia, y otro basarse en una teoría.
Afirma Hawking que como el tiempo empezó con el Big Bang, nada ni nadie podía
existir antes (¡), es decir, Dios es imposible antes del comienzo del tiempo.
Para empezar no se sabe (si tal teoría es la cierta) si ha habido muchos big bang
o si hay continuos big bang por todo el Universo, ya que lo más lejos que se ha
“visto” es hasta trece o catorce mil millones de años luz de distancia, pero
tal vez haya otros big bang produciéndose a diez billones de años luz... Asimismo,
Hawking sostiene que toda la materia y energía de universo procede de la
explosión (el Big Bang) de una partícula extremadamente densa y extremadamente
pequeña que salió... ¡de la nada! O sea, de sus afirmaciones se deduce que
aquello (el Big Bang) fue un milagro, es decir, un hecho inexplicable de
origen... divino.
La ciencia (en realidad los científicos)
ha asegurado muchas veces la inexistencia de Dios, pero jamás ha aportado una
prueba irrefutable, concluyente, evidente..., siendo esta la única cuestión en
la que muchos prestigiosos científicos se permiten saltarse una regla básica de
la ciencia: no se puede presentar una tesis sin pruebas que la demuestren. Sin
embargo, la fe sí puede saltarse esa regla.
todo esto te lo inventas ? lo has pensado tu ? o las has saco de algun libro ?
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