martes, 18 de febrero de 2025

1965, OTRO AÑO GLORIOSO DE LA HISTORIA DEL ROCK

 


Muchos de los discos aparecidos hace sesenta años siguen vendiéndose, escuchándose y agradeciéndose

 

Hace 60 años todo era muy diferente, tanto que puede afirmarse que 1965 está mucho más lejos de 2025 que de 1905. La forma de pensar de hace sesenta años no tiene nada que ver con la de hoy, igual que el pensamiento, las inquietudes, la tecnología, el arte…, Y también, claro, la música rock, entonces cien por cien analógica, sin atisbo de recursos digitales. En todo caso, grupos y canciones de entonces se escuchan hoy a diario, ¿ocurrirá lo mismo en 2085?    

 

A mediados de los años sesenta el mundo apenas se sorprendía por las bombas atómicas que detonaba casi cada semana EEUU. La guerra de Vietnam seguía produciendo noticias e imágenes horrorosas, al igual que los movimientos por los derechos civiles en varias ciudades estadounidenses, que casi siempre terminaban a palos, tiros, heridos y muertos. La URSS sigue lanzando ingenios (y personas) al espacio, mientras su rival americano hacía lo que podía. En Alemania Occidental se ejecuta a 66 ex SS acusados de gravísimos delitos. En Cuba se abren los primeros campos de trabajo forzoso.  La televisión empieza a verse en todo el mundo, y de ello la nueva música sacará provecho.

 

En el planeta del rock y el pop prosigue la evolución. La empresa Fender es adquirida por un gran multinacional. Los ‘stones’ Mick Jagger, Brian Jones y Bill Wyman son multados con cinco libras por orinar en una gasolinera…, dijeron que el baño estaba cerrado. En julio Bob Dylan es abucheado e insultado por tocar una guitarra eléctrica (“traidor” se le dijo) en el Newport Folk Festival. Jimi Hendrix firma un ‘contratazo’ que le reportara 1 dólar por disco vendido y un 1% de regalías. Entre otros, se forman The Doors en EEUU, Pink Floyd en Inglaterra, Scorpions en Alemania, Los Bravos en España.

 

The Beatles asombran con melodías tan irresistibles como Yesterday, ‘Help’, ‘Ticket to ride’ o la exquisita ‘Eight days a week’. Lanzaron tres álbumes (más algún ep) en doce meses: el ‘For sale’ salió en diciembre del 64, ‘Help’ en agosto del 65 y ‘Ruber soul’ en diciembre de este año. Y también se publicó el ‘Beatles VI’ en EEUU. ¡Todo un álbum cada cuatro meses!, ¡y qué álbumes!

 

The Rolling Stones lanzan la icónica y eterna ‘Satisfaction’. Y también eran capaces de publicar tres elepés en un año. Así, su segundo Lp, ‘R. S. Nº2’, el ‘Got live if you want’, y el ‘Out of our heads’, aunque en los tres casos casi todas las canciones eran versiones.

 

Bob Dylan continúa demostrando que el cantautor también puede ser estrella, como demuestran sus éxitos de siempre aparecidos en los dos elepés que editó este año: el ‘Subterranean homesick blues’ (titulado en EEUU ‘Bringin’ it all back home’), que incluía maravillas como Mr Tambourine man’ o ‘Maggie´s farm’), y el aclamado ‘Highway 61 revisited’, con piezas que nunca han dejado de sonar, como ‘Like a rolling stone’.

 

 

Los californianos Beach Boys se apuntaron a la moda de los tres elepés al año:

‘The Beach Boys today’, ‘Summer days (and summer nights)’ y ‘Beach Boys´ party’. Eran su octavo, noveno y décimo discos, y todos contenían canciones fabulosas que siguen prendiendo hoy cada vez que suenan y, además, la mayoría eran de autoría propia.

 

Con mucho empuje The Kinks sorprende con su rock directo y simple, y este 1965 sacan dos álbumes, el ‘Kinda kinks’, con la deliciosa ‘Tired of waiting for you’, y el ‘Kink Kontroversy’, que también ofrece títulos para el recuerdo.   

 

Se produce el debut de un grupo que tendrá una gran influencia y protagonismo en los siguientes años, The Who, que se estrenan con todo un clásico, el emblemático ‘My generation’, que aparece este año dentro del álbum homónimo, el cual también incluía maravillas como ‘The kids are allright’.

 

Los norirlandeses Them, el grupo de Van Morrison, hace su aparición con el álbum ‘The angry young them’, que ya contenía el inmortal ‘Gloria’, compuesta por Morrison como casi todo el material de la banda.

 

The Byrds logran un enorme éxito con su versión del ‘Mr. Tambourine man’ de Bpb Dylan, y lanzan su exitoso Lp ‘Turn, turn, turn’.

 

De aquel año siempre se recordarán títulos inolvidables como el rythm & blues pegajoso ‘Wooly bully’ de Sam The Sham & The Pharaons; del mismo modo el ‘Don´t let me be misunderstood’ que popularizaron The Animals; no puede olvidarse el entrañable ‘Crying in the chapell’ de Elvis. Y tampoco el ‘The sound of silence’ de Simon & Garfunkel, a la que el productor le añadió por su cuenta un acompañamiento completo sin que ellos lo supieran, aunque luego les encantó, se lanzó y se convirtió en éxito de siempre.

 

Lo que es evidente es que entonces, hace seis décadas, los músicos de rock estaban más al trabajo, a la composición, al estudio de grabación, a los conciertos… que a la propaganda, no tenían en cuenta el pensamiento dominante y, claro, no perdían un segundo en las redes y dispositivos digitales. Seguro que todo eso hacía que demostraran más talento, mucho más, que el que muestran sus colegas de hoy. ¿Alguien opina que dentro de sesenta años se escucharán con frecuencia las canciones que son éxito en los últimos años? 

 

CARLOS DEL RIEGO

domingo, 9 de febrero de 2025

EL TRIUNFO EN LA II GUERRA MUNDIAL NO FUE MÉRITO EXCLUSIVO DEL “GLORIOSO” EJÉRCITO ROJO

 


Gran parte de los tanques soviéticos que entraron en Berlín eran Sherman M4 donados por EEUU

 

En mayo del presente 2025 se cumplen ochenta años de la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial. Los rusos se atribuyeron el mérito casi en exclusiva, e incluso hoy muchos de sus simpatizantes así lo dicen y llegan a afirmar que sus ejércitos fueron ‘gloriosos'. Pero no fue tanto

 

El final de la sangrienta y genocida tragedia ideada y ejecutada por los nazis se escenificó en la Batalla de Berlín, en abril de 1945. Como es sabido, Stalin quería que su ejército llegaran el primero a la capital germana: deseaba a toda costa apuntarse esa victoria simbólica; y además exigía que el fin del nazismo coincidiera con el 1 de mayo, Día de los Trabajadores. Este empeño supuso la muerte innecesaria de miles y miles de soldados. Aún hoy existe la opinión de que fueron los ejércitos soviéticos los verdaderos y casi únicos artífices de la victoria, los que realmente inclinaron la balanza hacia el lado de los aliados. E incluso se llega a calificar a las tropas estalinistas como ‘glorioso y heroico ejército’. Lo que ocurrió de verdad dista mucho de esas creencias.

 

Como es sabido, el arrollador avance soviético por el Este en los últimos meses de la guerra fue enormemente facilitado por la tremenda escasez de munición, combustible, armamento, vehículos, pertrechos y suministros de todo tipo que padecían la Whermacht, las Waffen SS y demás fuerzas alemanas. En aquellas últimas semanas cada cañón alemán sólo disponía de un par de proyectiles por día, apenas había combustible, no se podían reponer blindados, artillería pesada, aviones, transportes, vehículos... Tal escasez se debía al constante, sistemático y eficacísimo bombardeo llevado a cabo por la aviación inglesa y estadounidense, que destruyó fábricas de armamento pesado y ligero e instalaciones industriales de todo tipo, refinerías, depósitos, almacenes y, en fin, cualquier construcción relacionada con la maquinaria bélica nazi. Con el factor de las escaseces del ejército enemigo a su favor, los soviéticos pudieron avanzar muy deprisa y sin la resistencia que cabía esperar.

 

Determinante fue también la Ley de Préstamo y Arriendo, a través de la cual Estados Unidos abasteció a la URSS (y a las otras potencias aliadas) con ingentes cantidades de equipo y maquinaria de guerra; a la Unión Soviética le ‘cayeron’ once mil millones de dólares en suministros y equipo militar. Significativo es que los generales y altos mandos entraron en Alemania en vehículos Studebaker, Dodge y Chevrolet. Es fácil deducir que si la Wehrmacht hubiera contado con la potente industria bélica germánica al cien por cien, y si EEUU no hubiera ‘aflojado’ los $, las cosas hubieran sido distintas, la guerra se hubiera alargado y las bajas multiplicado.

 

Lo de ‘glorioso y heroico’ ejército tampoco es exacto ni de lejos. Muchos soldados rusos, bielorrusos, ucranianos, georgianos… escribieron a sus familias desde el frente, contando en sus misivas que gran parte del día estaban ebrios (el vodka formaba parte de la ración del soldado, y cada vez que llegaban a una población lo primero que hacían era buscar alcohol). Las tremendas cogorzas de la soldadesca provocaron todo tipo de calamidades; así, muchos conductores borrachos provocaron numerosos accidentes con muertos, incluyendo un general; hay que tener en cuenta que se transportaron tropas por cientos de miles, y con beodos al volante…   

 

Tampoco se puede decir que el saqueo brutal y destructivo sea algo glorioso, y fue de tal magnitud en ciudades y aldeas, casas, hospitales o cuadras, que hubo quien envió a su casa de la estepa rusa hasta las lunas de ventanas y escaparates, es más, durante los últimos días de la guerra vagaban por entre los escombros de Berlín niños ucranianos y rusos tratando de hacerse con cualquier despojo. Peor fueron las violaciones masivas, colectivas, despiadadas e indiscriminadas, y no sólo contra las alemanas (‘acontecimientos extraordinarios’ o ‘fenómenos vergonzosos’ eran eufemismos usados por el NKVD). Los episodios documentados son interminables: niñas y ancianas, embarazadas o monjas fueron atrozmente violadas. Cuentan testigos que en aquel Berlín no había ni una sola ventana con cristales, pues todos estaban reventados por bombas y tiroteos, y por eso las noches eran aterradoras, ya que en todas partes se escuchaban los gritos desesperados, escalofriantes, de las mujeres que estaban siendo violadas por grupos de borrachos con uniforme (algunas se entregaban al primero de ellos prometiendo convertirse en su amante a cambio de defenderla de los otros). Además, empapados en alcohol, no se detenían en nacionalidades: muchas mujeres liberadas de campos de concentración fueron atrozmente violadas a pesar de que gritaban “¡soy judía!, ¡soy polaca!, ¡soy francesa!” e incluso “¡soy rusa!”; una de éstas, Klavdia Malashenko, declaró a Tsygankov, subjefe del departamento político del 1º Frente ucraniano: “Esto no es una liberación, nos tratan de modo terrible y nos hacen cosas espantosas”. En el llamado ‘Balcón del Báltico’ (Pomerania y Prusia Oriental) una comisión de médicos calculó que fueron violadas más de un millón de mujeres, muchas en grupo (una desdichada fue forzada por 23 soldados); el diez por cien murió a causa de las heridas y muchas se suicidaron. No es este un ejemplo de ejército glorioso.

 

Sí es cierto es que los soviéticos sufrieron más bajas que ninguno de los aliados, pero no todas por fuego enemigo. Para Stalin lo único importante eran los objetivos, no los medios ni las bajas. Por eso azuzó a sus generales y mariscales (Zhukov, Konev, Rokossovsky) para que compitieran por llegar antes al búnker de la cancillería; como todos querían ser los primeros, algunos avanzaron sin avisar a sus ‘competidores’, de modo que fueron atacados por otras tropas soviéticas que los tomaron por alemanes… Por otro lado, cada destacamento, división, batallón o grupo de batalla tenía sus comisarios políticos con ametralladoras apostados a retaguardia, para disparar a cualquier soldado que retrocediera, dudara o no combatiera con suficiente ardor. Y no hay que olvidar que en años anteriores fueron purgados sargentos, tenientes, capitanes… con experiencia en combate, y fueron sustituidos por afines al partido sin conocimiento ni experiencia, los cuales dirigieron los ataques sin saber cómo, sin estrategia, ni plan, ni previsión. No todas las bajas soviéticas cayeron por fuego enemigo.

 

Las barbaridades nazis no justifican las soviéticas. Ningún ejército fue glorioso.          

 

CARLOS DEL RIEGO