La gran riada que sufrió Murcia en 1879, según el famoso ilustrador Gustavo Doré
Después de inundaciones, gotas frías,
riadas y otras catástrofes por agua hay muchos que tienden a echar la culpa al
cambio climático, que es el comodín o solución de talla única para todo. Sin
embargo, los datos históricos señalan que todo el litoral mediterráneo español
ha visto infinidad de calamidades como la que ha tenido lugar en la región
valenciana en 2024
Hay noticias de desastres de este tipo
mucho antes de que se empezara a hablar de cambio climático y, evidentemente,
siglos e incluso milenios antes de que se iniciara cualquier actividad
industrial y el consumo global de combustibles fósiles.
La cuenca del Turia-Júcar ha sufrido
episodios de inundación de forma más o menos periódica, y de ello se tiene
constancia desde épocas romana e islámica. La región de Valencia presenta
inequívocos registros geo-arqueológicos de inundación, y están acreditados por
cronistas e historiadores desde el siglo XIV. Se tiene crónica segura de gotas
frías desde el año1328 en la cuenca Turia-Júcar, y se han registrado de modo
recurrente desde entonces cientos de sucesos de este tipo que han causado
grandes desastres en toda la zona. Se sabe que en 1473 se produjo una inundación
que arrasó cientos de casas en torno a Alzina; otras posteriores marcan
inundaciones que van desde 2.80 metros hasta casi 4 metros en Camino Real,
Alzira, Carcagente … Hubo años en que apenas se produjeron riadas y
desbordamientos importantes, mientras que otras épocas vieron varias
catástrofes en un año.
En la cuenca del Segura se han
registrado y acreditado alrededor de trescientos siniestros provocados por
riadas, desbordamientos o lluvias torrenciales desde el siglo XIII. Los escritores,
cronistas e historiadores señalan los tremendos aguaceros de la segunda mitad
del año 1259; las aguas inundaron y destruyeron miles de hectáreas de la
huerta, mientras que el barro y todos los materiales arrastrados por el agua
cegaron todos los cauces de acequia hasta el punto que aquellas tierras no
recibieron agua del río durante casi ochenta años. En 1416 se desbordaron los
ríos Guadalentín y Segura, llegando la avalancha de agua a derruir parte de la
muralla de Murcia y destruir más de seiscientas casas. En 1504-05 volvieron a
desbordarse catastróficamente ambos ríos perdiéndose todos los sembrados e
incluso inundando la ciudad de Murcia y toda su huerta… Durante los siglos
siguientes se repitió una y otra vez la crecida e inundación, como demuestra la
kilométrica relación de riadas y desastres por agua que ofrece la ‘Cronología
de riadas de la cuenca del Segura’ en la página web de la cuenca hidrográfica
del Segura.
En fin, por más que los políticos
organicen reuniones y conferencias sobre el clima y sus cambios (a las que
acuden en aviones privados), por más que ciertos científicos (enchufados y
colocados a dedo en los diversos organismos y generosísimamente subvencionados),
la realidad es que no está sucediendo nada que no hubiera sucedido en el
pasado. Y por mucho que se reúnan, parloteen y dicten leyes y restricciones
para las clases medias, donde hubo riada volverá a haberla, y será catastrófica
si no se atiende a la realidad y sí a la ideología-religión del ecologismo y el
cambio climático; de hecho los feligreses suelen decir ‘este cree y este no
cree’ en el cambio climático, es decir, un asunto científico se ha convertido
en dogma, en religión, con creyentes e infieles.
El negacionista es el que niega la
evidencia, y hasta el momento ésta señala de modo irrefutable que no se ha
cumplido ni una sola de las grandes calamidades que se vienen vaticinando desde
hace más de medio siglo. Resulta sorprendente, por tanto, que nadie eche en
cara a los profetas de la apocalipsis climática los fallos constantes de sus
predicciones; por ejemplo Al Gore con su película ‘Una verdad incómoda’, quien
en el año 2006 vaticinó que en diez años se fundirían los hielos polares,
habría inundaciones de cientos de ciudades costeras, desaparición de miles de
islas de Polinesia y Micronesia, extinción de especies animales… Se cumplió el
plazo hace casi una década y nada de eso ha ocurrido. Y aun así hay muchos
políticos y empresas que sacan copiosos réditos políticos y económicos negando
la realidad y aprovechándose del miedo que han metido a la gente.
Se ha inculcado ese miedo a la
población, que se ve asaltada por la propaganda catastrófico-climática desde
todos los ángulos. Hasta el punto de que en las conferencias sobre el cambio
climático se atribuye a éste cualquier desastre natural, como las riadas,
lluvias torrenciales e inundaciones, a pesar de que la evidencia y los
registros históricos señalan que son hechos naturales desde hace milenios.
CARLOS DEL RIEGO