Janis Joplin
El año 1970 vio cómo desaparecían tres
enormes figuras de la historia del rock: el 3 de septiembre cayó Alan Wilson,
de Canned Heat, el 18 del mismo falleció Jimi Hendrix, y el 4 de octubre se fue
Janis Joplin, los tres con 27 años. No salieron de la década de los sesenta. La
voz de la cantante tejana es una de las más reconocibles del universo rock, y
se ha escrito y hablado mucho sobre ella, sobre su vida, sus adiciones, su
pensamiento y, sobre todo, sus canciones. Es momento de recordar algún detalle
de aquella enorme artista
Quien conozca mínimamente el universo
del rock tendrá en su memoria las actuaciones de Janis en Monterrey Pop y
Woodstock, así como algunos de sus títulos emblemáticos. Pero tal vez no sean
tan conocidas algunas curiosidades y sucesos que también ayudaron a convertirla
en una auténtica leyenda.
Por ejemplo cuando fue arrestada en
noviembre de 1969 en Tampa, Florida, al terminar un concierto. El motivo fue
delirante: en cierto momento el público estaba tan entusiasmado que empezó a
bailar en los pasillos, en sus sillas, en cualquier espacio del recinto; la
policía exigió que dejaran de bailar e incluso instó a Janis a que pidiera al
personal que se sentara, a lo que ella, lógicamente, se negó, es más, respondió
a los polis: “Dejen en paz a esta gente”, y no se conformó, porque dedicó unas
cuantas groserías y palabrotas a los uniformados, quien al terminar el
concierto la detuvieron acusada de “utilizar lenguaje vulgar e indecente”. La
ficharon y la liberaron una hora después. Finalmente todos los cargos fueron
desestimados al considerar el juez que ese lenguaje entra dentro de la libertad
de expresión.
Es sabido que nunca fue fan de los
Rolling Stones, pero no tanto por su música como por ser súbditos de la Reina
de Inglaterra. Mark Farner (de Grand Funk) era amigo íntimo de Janis y la
recuerda bebiendo y despotricando contra la ‘invasión británica’: “Decía que
esos tipos no eran verdaderamente libres porque nacen sujetos a la corona…,
¡nacen imbéciles! Nosotros somos libres y ellos no. En otra ocasión íbamos en
un helicóptero que inmediatamente iba a ser usado por los Rolling Stones y
Janis estaba muy atareada untando los asientos de chocolate para que Jagger y
compañía se pringaran bien los pantalones”. Pero a finales de 1969 fue a verlos
al Madison de Nueva York (también estaba entre el público Jimi Hendrix); Ike
& Tina Turner eran los teloneros, y Janis, con una buena trompa, se invitó
a subir al escenario al final para cantar y bailar; fue alrededor de un minuto
y desafinó lo suyo (se había trasegado el Mississippi), pero el público la
aplaudió a rabiar. Visto lo visto, los Stones le hicieron llegar el recado de
que ni se le ocurriera intentar lo mismo con ellos en escena.
Es casi seguro (así lo afirman los que
estaban allí) que tuvo relaciones íntimas con Jim Morrison, con Jimi Hendrix,
con Kris Kristofferson, con la estrella del fútbol americano Joe Namath… y
también con chicos (y chicas, pues su amiga Peggy Caserta afirmó haber sido su
amante) ajenos a la fama. Con todos compartió cama y enormes y larguísimas
borracheras: con Kristofferson se pasó tres semanas enlazando una con otra…
Lo peor es que además de beber como un
cosaco, Janis se metía heroína sin control, algo que preocupaba mucho a sus
amigos y compañeros de banda. Ella intentaba dejar el polvo, pero al parecer
estaba por todas partes; se sabe que había quien la invitaba, entre bastidores,
antes y después de los conciertos. Decidida a dejar la droga, se fue a Brasil a
comienzos de 1970 para disfrutar con el carnaval, pero se quedó allí varios
meses; tuvo tiempo de que la echaran del hotel por bañarse desnuda en la
piscina y para recorrer parte del país haciendo dedo. Y la cosa funcionó,
porque volvió a casa limpia y así se mantuvo un tiempo…
Estuviera como estuviera, nunca dejaba
de ser una cantante: actuaba casi continuamente y se pasaba horas grabando en
los estudios. Por eso sabía apreciar a otras cantantes de blues que la
precedieron; no sorprende que en agosto de 1970, enterada de que la gran Bessie
Smith (muerta en accidente de tráfico en 1937) yacía en una tumba sin lápida,
costeó junto a la activista pro derechos civiles Juanita Green una lápida en la
que se lee: “La mejor cantante de blues nunca dejará de cantar”.
Corría el mes de septiembre de 1970.
Para dejar de meterse caballo (o al menos para meterse menos), bebía más y más,
pero cuando comenzó a grabar su último Lp, ‘Pearl’, tomó la pésima decisión de
volver a la heroína para dejar de beber, pues el exceso de alcohol afectaba
mucho a su voz y las resacas la dejaban hecha polvo en el estudio. Había
grabado dos composiciones propias, la imparable ‘Move over’ y la deliciosa
‘Mercedes Benz (ésta a la primera toma), así como el ‘Me & Bobby McGee (de
su amigo Kris Kristofferson) y la explosiva ‘Cry baby’. El día 3 a las 11 de la
noche, al sentirse cansada, todos decidieron que la última canción del Lp,
‘Bured alive in the blues’, que ya estaba terminada a falta de grabar la voz,
la grabara el día siguiente. Janis estuvo un rato escuchándola, se fue a tomar
unas copas con los colegas y finalmente se fue, sola, a su hotel. Se metió la
droga, bajó a comprar cigarrillos, volvió a su habitación… y fue encontrada
muerta, con sangre en el suelo del golpe que se dio al desmayarse, unas horas
después. Su manager, tras esperarla horas en el estudio fue al hotel y allí la
encontró…
La canción se publicó tal como estaba,
sin su inconfundible voz. Los excesos se han llevado a tantos talentos…
CARLOS DEL RIEGO