Sólo unos días después de que EE UU arrebatara California a México se desató la fiebre del oro en ese territorio.
Era mayo de 1848 cuando se ratificó el
llamado Tratado Guadalupe Hidalgo que, realmente, fue “una oferta que no se
pudo rechazar”. EE UU había comprado a España las Floridas y a Francia la
Luisiana, por lo que quiso hacer lo mismo con extensos territorios de México,
pero el país que hasta hace poco era la Nueva España se negó, así que los
yanquis atacaron…
En la primera mitad del siglo XIX
Estados Unidos estaba en plena expansión. Aun con mucho menos territorio que
hoy, tenían inmensos recursos y sus gobernantes deseaban extender el país a
costa de lo que fuera. México hacía poco se había independizado de España y
vivía una anarquía total con múltiples enfrentamientos entre las distintas facciones
que luchaban por hacerse con el poder. Así, el ‘matón’ del norte, al ver
rechazada su oferta de dólares por territorio y sabiéndose infinitamente
superior, comenzó la guerra para tomar por la fuerza lo que quería.
A principios de 1848 la superioridad
bélica de EE UU era tan evidente que los dirigentes de México (los que más a
mano estaban, pues el país estaba prácticamente sin gobierno) no tuvieron más
remedio que aceptar las condiciones de paz que redactaron los americanos del
norte. De este modo, los abusones de Washington cogieron los territorios que
quisieron, como quien va al súper y agarra lo que le apetece. Se adjudicaron
California, Texas, Nevada, Utah, Nuevo México, Arizona y gran parte de
Oklahoma, Kansas, Wyoming y Colorado. En total más de 3,3 millones de
kilómetros cuadrados. Por todo ello Estados Unidos pagó 15 millones de dólares.
Y México tuvo que aceptar “la oferta”, que se firmó en la localidad de
Guadalupe Hidalgo. De lo contrario, la guerra.
Además del precio, el yanqui hizo otras
‘concesiones’, como que los mexicanos que ya vivieran en los nuevos estados de
la Unión mantuvieran sus posesiones y sus derechos…, claro que los WASP (white,
anglo-saxon, protestant), creyéndose siempre superiores, se sintieron
legitimados para modificar los artículos que les parecieran y cuando les
pareciera. Así que lo escrito en el tratado que respetaba a los mexicanos fue
rápidamente suprimido, sin más.
Apenas unos días después de aquella
fatídica fecha para México (mayo de hace 176 años), se encontró oro en
California en fabulosas cantidades, desatándose la ‘fiebre del oro’; y unos 50 años
después Texas se vio sembrado de pozos petrolíferos que aun siguen manando…, es
decir, los inmensos recursos de los territorios que EEUU birló a su vecino del
sur fueron determinantes para la construcción del estado más poderoso del mundo.
¿Cómo serían hoy México y Estados
Unidos de no haberse firmado aquel tratado? Y sobre todo, ¿cómo es posible que
México vaya de la manita de Estados Unidos, que le arrebató la mitad de su
tierra, en su odio y reclamación a España? ¿Cómo han conseguido que los
mexicanos se traguen tal mentira?
CARLOS DEL RIEGO
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