OPINIÓN

HISTORIA

jueves, 29 de noviembre de 2012

ESTUDIO GENERAL DE MEDIOS, UNA MENTIRA CON CREDIBILIDAD Periódicamente se publica la correspondiente ‘oleada’ del Estudio General de Medios, una cosa que se construye de manera estimativa pero que se publica como algo prácticamente exacto. Una trola que incomprensiblemente se traga tanto el público como el profesional

El Estudio General de Medios es lo que se dice una engañifa, una filfa, una patraña

Pocas mentiras tienen tanta credibilidad entre público y profesionales (hay excepciones) como eso del Estudio General de Medios, y es así porque éste se basa en la estimación, en la extrapolación de datos, es decir, en algo absolutamente inexacto. Y se puede afirmar sin temor a errar que los resultados que se dan son embuste, ya que nadie ha probado jamás de modo irrefutable, empíricamente, que tales cifras sean exactas; tal vez un día se pueda recoger cada maniobra que se haga con cada receptor de radio o televisión, y entonces se sabrá algo de qué es lo que más éxito tiene en cada radio y televisión, pero ni siquiera ese día se tendrá cantidad exacta de cuánta gente mira o escucha. Sin embargo, las empresas que venden la patraña se atreven a afirmar que ésta o aquella cadena ha ganado 82.750 espectadores y que el programa tal fue visto por el 20% de los que en ese momento miraban a la pantalla. En realidad, lo único que pueden decir es que de los diez mil o veinte mil aparatos que controlan otras tantas televisiones, tantos eligieron este canal y tantos otros aquel, nada más.

No se tienen en cuenta infinitas variantes, empezando por que ha de ser una persona la que, al final, tiene el mando, y por tanto decide qué dato dar; además se pueden presentar muchos otros casos, como que si hay tres personas ante la tele tal vez dos estén mirando y atendiendo al ordenador y otra al whatsapp o leyendo el periódico, o se deja puesta a la vez que se viaja varias veces a la cocina para vigilar la tortilla, o se come sin prestarle atención, o se practica el alemán sin mirar lo que se emite, o se discute airadamente sobre Mouriño ajenos a la teleserie; por no hablar de la imposibilidad del cómputo de televidentes en colectivos como bares y hoteles, cárceles, internados, hospitales, donde el número de mirones varía constantemente.

Por su parte, lo de los números que se anuncian para las emisoras de radio es lo que se dice una paparrucha, más falso que un euro de madera. En teoría preguntan a la gente (que, por otro lado, debería exigir algo a cambio de dar esa información) sobre lo que han escuchado, lo que más les gusta o nunca se pierden, y con base tan birriosa e inestable deciden cifras, porcentajes, subidas y bajadas. Y muchos afirman que son datos matemáticos olvidándose de que las Matemáticas son por definición exactas, algo lejano a sus resultados.   

Capítulo aparte merecen los que están ante micrófonos y cámaras, que se dan jabón cuando les viene bien el dato y lo dan por seguro, pero reniegan y desprecian el estudio el día que vienen mal dadas. Asimismo llama la atención comprobar que hay algunos que son escépticos, incrédulos con la religión, con la llegada a la luna, con el deterioro del medio ambiente o con que un día se terminará el petróleo, y sin embargo se tragan a pies juntillas la bola de los estudios de audiencia en medios audiovisuales, e incluso los hay que viven pendientes de los comunicados de las empresas que los construyen y los veneran como dogma de fe.

No deja de sorprender lo cándido e inocente que se es a veces y respecto a algunos temas, y lo inquietantemente humano que resulta el hecho de que opiniones e interpretaciones contrapuestas habiten la misma mollera.

CARLOS DEl RIEGO
                                                                                               

miércoles, 28 de noviembre de 2012

MELCHOR RODRÍGUEZ, EL ÁNGEL ROJO, UN TIPO VALIENTE Y HONESTO Hace cuarenta años moría el anarquista Melchor Rodríguez, llamado El Ángel Rojo por el bando franquista, pues consiguió salvar la vida de miles de presos falangistas, derechistas, fascistas…, en aquel Madrid de 1936. Su valentía eintegridad a toda prueba llega a emocionar, pues es rarísimo encontrar bondad tan desin teresada

Melchor Rodríguez, un modelo de integridad, de principios y valores inquebrantables

Desgraciadamente no abundan las personas como Melchor Rodríguez, sobre todo en momentos como los actuales (en realidad siempre ha sido así), en que la mayoría de los que tienen un mínimo de poder están dispuestos a vender su honor y dignidad por poco más que un plato de lentejas. Sin embargo, también ha habido grandes hombres que incluso han puesto en peligro su propia vida por defender sus principios y convicciones, por mostrarse dignos de principio a fin, personas íntegras, sin dobleces, de una pieza, hombres que jamás comerciarían con su honor, ni por todo el oro del mundo, ni por la poltrona más deseada.

Así, la trayectoria del  anarquista y sindicalista sevillano Melchor Rodríguez es una continua demostración de nobleza, de honor, de rectitud e inflexibilidad ante la injusticia; casos como el suyo se produjeron, afortunadamente, también en el otro bando, como es el del poeta Luis Rosales, que escondió a su colega Federico García Lorca hasta el último momento e hizo lo que pudo para salvar la vida a su amigo (la barbarie fue habitual en ambos bandos, en uno promovida desde arriba, en el otro permitida mirando hacia otro lado y haciéndose el sueco), o el de Ángel Briz, que se las ingenió para cobijar y salvar de una muerte atroz a miles de judíos en la Hungría ocupada por los nazis (la Gestapo y las SS no bromeaban), donde era embajador del régimen de Franco.

El 10 de noviembre de 1936 El Ángel Rojo es nombrado Director de Prisiones de Madrid, impidiendo inmediatamente las sacas de presos (la mayoría no habían sido acusados de nada) con destino al paredón de fusilamiento, así como las palizas y linchamientos; por ello, hubo de enfrentarse a muchos republicanos deseosos de sangre y sufrir insoportables presiones por parte de sus superiores políticos, de modo que cuatro días más tarde dimitió, reanudándose inmediatamente el transporte de internos de Alcalá o la Modelo a Paracuellos del Jarama. En diciembre de aquel año se le designó Director General de Prisiones, cesando al punto los asesinatos de cautivos en las cárceles madrileñas. Pero su celo (“es mi deber” solía decir) le llevó a enfrentarse con los que, tras los ataques de los nacionales, corrían a las cárceles en busca de una estúpida venganza (casi siempre promovida por comunistas); implantó toque de queda de 7 de la tarde a 7 de la mañana para que resultara imposible acceder al interior de las prisiones, mantuvo el tipo ante una avalancha de salvajes que le pusieron una pistola en la barriga exigiendo acceder a las celdas para linchar a unos cuantos, denunció la existencia de cárceles privadas ilegales y totalmente descontroladas, llegó a defender pistola en mano a los prisioneros…, aunque su arma estaba descargada, pues siempre defendió que “hay que morir por las ideas, pero jamás matar por ellas”. Por todo, fue acusado de fascista, insultado y amenazado (hasta su mujer lo abandonó), pero no cedió ante el instinto de supervivencia, y como el auténtico héroe, no echó a correr para ponerse a salvo porque “nadie se hubiera ocupado de los 15.000 presos que había en Madrid, los 1.500 de Alcalá y las 28 personas que tenía escondidas en mi casa; ninguno de los republicanos me ayudó nunca, estuve solo siempre”. Él mismo había sido preso con la dictadura y en la República, de modo que no puede extrañar que afirmara que “me reconozco en la cara de cada recluso”. Resulta prácticamente imposible encontrar en la Historia reciente de España un ejemplo de comportamiento y honestidad, de entereza y valentía, de decisión y coraje, de solidaridad y fraternidad como el que dio este héroe casi olvidado. Entre los miles de personas que se libraron de la muerte gracias a su postura incorruptible están desde el futbolista Ricardo Zamora hasta los falangistas Sánchez Mazas y Fernández Cuesta, desde los militares Muñoz Grandes o Serrano Súñer hasta los hermanos Luca de Tena; eran presos a su cargo y él defendió sus vidas poniendo en peligro la suya. Hay que ponerse en su lugar en aquel momento para comprender el tamaño de sus acciones. Resulta emocionante y gratificante encontrar españoles de esta categoría.

Tras la guerra, el ingrato y crudelísimo bando ganador (el perdedor no hubiera sido mejor de haber ganado) lo acusó y condenó varias veces a la cárcel a pesar de que Muñoz Grandes (y otros que seguían vivos gracias a este verdadero ángel) luchó en los tribunales a su favor. Ya en libertad, rechazó cargos cómodos que le ofrecieron peces gordos agradecidos. No abandonó sus ideas, y reivindicó reformas democráticas en los años duros de la dictadura. Era un tipo austero, componía letras para pasodobles y cuplés y escribía artículos de prensa y poemas; de joven había sido torero.
A su entierro, en 1972, acudieron tanto anarquistas como falangistas y se cantó ‘A las barricadas’ sin que nadie pronunciara una palabra de protesta.
Si existen héroes auténticos, este es uno, y es necesario recordarlo, sobre todo teniendo en cuenta lo fácilmente que pierden su dignidad la casi totalidad de los que alcanzan algo de poder.
Tiene que haber un cielo para tipos como El Ángel Rojo.

CARLOS DEl RIEGO
                                                                                               



martes, 27 de noviembre de 2012

AVANZA EL DESEO DE IMPONER EL PENSAMIENTO ÚNICO INCLUSO ENTRE LOS JUGUETES Una de las mayores empresas jugueteras se ha visto obligada a editar su catálogo con imágenes de niños con muñecas y niñas con pistolas, mostrando situaciones que en la práctica apenas se dan

Por mucho que se empeñen, cada niño y cada niña jugará con lo que quiera

La corrección política avanza y gana terreno a la libertad. La última tontería disfrazada de buenismo encierra puro adoctrinamiento ideológico: la franquicia sueca de la multinacional del juguete ‘Toys R Us’ ha cedido a la presión de unos cuantos dispuestos a imponer sus reglas, sus ideas, y ha modificado su catálogo sacando imágenes de niñas jugando con armas de plástico y a niños dando el biberón a un muñeco. Si se piensa con detenimiento, pocas cosas más absurdas pueden verse, puesto que el niño es niño y piensa como tal, y de igual modo la niña.

Esta es otra batalla que emprenden los adalides de la unidad de pensamiento, que pretenden que todo el mundo obre igual, razone igual…, y juegue igual. Y claro, esa única forma de hacer las cosas coincide, evidentemente, con sus gustos, con sus pensamientos, con sus ideas, con sus preferencias y antipatías. Es, en pocas palabras, un intento de obligar a los demás a coincidir con los modos de los que se creen posesores de la verdad absoluta, un intento, en fin, de restar libertad.

Dicen esos liberticidas que las cosas han cambiado, que muchos fabricantes de juguetes siguen anclados en el pasado y separan y ofrecen los juegos según géneros. Es más, también protestan porque las niñas vistan de rosa y los niños de azul. El experimento se ha hecho muchas veces: entran niños y niñas en una habitación con todo tipo de juguetes, y casi siempre (en proporción abrumadora) ellos van a unos y ellas a otros, y cuando en la habitación sólo hay muñecos, las chiquillas los toman y los cuidan, los peinan, los visten, mientras que los chavales rápidamente los ponen a pelear. Es esa obsesión por la igualdad a toda costa la que está en el fondo de la polémica, una manía cercana al complejo que puede conducir a la chifladura fanatizoide. Y por eso, seguro que reclaman a voz en grito que se obligue a los niños a peinar a la muñequita, besarla y abrazarla, y a las niñas a jugar al fútbol y escupir continuamente, es decir, a imponer, a coaccionar, a presionar a los críos para que hagan según ellos desean. El problema no lo tienen los niños (en sentido genérico), sino los padres (en genérico) y los mequetrefes (en genérico) que sólo tienen ideología en su cabeza, tanta que les impide razonar con un mínimo de sensatez. Los chicos son lo que son por mucho que los adultos se empeñen en otra cosa, y se les puede obligar a jugar con la ‘Barbie’, pero cuando estén a solas cogerán el coche o la pistola, y de igual modo las chicas piensan y actúan como chicas por más que los impositores de la unificación total deseen que pateen el balón de fútbol, pues tenderán a vestir a las ‘bratz’; eso sí, cuando el nene opte por entretenerse arreglando la casita y la nena prefiera el balón, libertad de elección. Sea como sea, existen los sexos, son diferentes afortunadamente, y por mucho que algunos insistan, seguirán sin ser iguales desde la cabeza a los pies. Y cuando ya intervienen los gobiernos (los nórdicos, que en otros aspectos son modélicos, son muy dados a meterse a organizar vidas y viviendas), aparece el fantasma del mundo feliz por obligación, con amenaza de castigo para el que no quiera ser feliz según las normas.

Lo siguiente será reivindicar niños con falda, braguita y medias, y niñas con pantalones, calzoncillos y calcetines, o mejor aún, todos (en genérico) con melenita, lacito y bolso en bandolera, para ser todo lo igual que se pueda ser. Y ya puestos a otear el horizonte del absurdo, tal vez un día haya inmaculados de la corrección política que pidan que desaparezcan los sexos, que todos los bebés sean operados en el vientre materno para que no exista hombre y mujer, sino seres andróginos asexuados, que todos seamos exactamente, absolutamente iguales.

En fin, que a nadie extrañe si los bienpensantes y medrosos (en sentido genérico) de salirse del pensamiento unitario empiezan a exigir que se diga juguetes y juguetas. La estupidez siempre encuentra nuevas formas de mostrarse.

CARLOS DEl RIEGO
            

lunes, 26 de noviembre de 2012

MALTRATO EN CASA: HAY QUE COGER EL TORO POR LOS CUERNOS Es inadmisible que un maltratador ejerza su villanía, su ruindad y cobardía repetidas veces a pesar de haber sido denunciado, cosa que sucede por el alejamiento de la realidad en que viven los políticos y por el ansia de los jueces de rebajar a toda costa la pena al indecente y mezquino idiota que levanta la mano al débil

¿Qué se merece el infame cobarde que se atreve a hacer el bestia con quien tiene más cerca.

Pocas cosas han de resultar más aterradoras que saber que en casa está tu agresor. Es como si alguien tuviera que compartir cama y cocina con el ladrón que te asaltó por la calle, con el violador que te humilló y vejó en el descampado, con el borracho que te pegó porque le no le gustó tu mirada, con el fascista que te insultó porque tus palabras le molestaron… Y desgraciadamente son miles las mujeres que tienen que aguantar una vida en la que en casa está el borracho y el violador, el ladrón y el fascista, todo en uno, puesto que todo eso (y mucho más) es el imbécil cobarde que le levanta la mano a una mujer, y mayor es aun su vileza cuando aprovecha la intimidad de la vivienda para sentirse superior pisoteando al débil. Lógicamente, el culmen de la degeneración se produce cuando el asno idiota asesina a quien está a su lado, cosa que sucede muchas veces al año (una sola vez ya sería exceso).

El asesino, a veces, se quita la vida tras dejar bien patente su repugnante existencia, pero bien podía invertir el orden de sus actos y quitarse de en medio como primera medida. Contra esta especie de cretino no se puede hacer nada, pero sí que se podría actuar antes, mucho antes, al primer palo. Así, el código penal debería ser reescrito pensando tanto en la protección del débil como en el castigo del zoquete agresor, de forma que éste tuviera verdadero miedo a lo que tendría que enfrentarse tras realizar su abominable acto de bajeza moral; pero la sociedad está indefensa ante la estulticia de los políticos y la pusilanimidad de los magistrados.

Aquellos, que en un 99,99% de los casos viven unos 50 metros por encima del suelo, o sea, de la realidad, piensan que promulgando una ley contra el maltrato y un castigo que conlleve el alejamiento ya está todo solucionado, poco más hay que hacer; sin embargo, el mequetrefe cretino que se atreve con ella (la víctima) se pasará la orden de alejamiento por ahí, puesto que sabe que la legislación estará siempre pendiente de que él, el pegón, no deje de ser tratado con verdadero mimo (y así lo exigirá). Por eso, urge promulgar leyes que verdaderamente asusten al majadero cagueta, leyes que señalen castigos apropiados, duros, intimidatorios, disuasorios, penas que incluyan muchos años de trabajos forzados (haciendo carreteras, limpiando bosques, separando basura…, y por supuesto, con la difusión de su atroz rostro para que sea siempre reconocido y señalado), diez horas al día, con la comida justa y con grilletes para el reincidente. Los que se creen modosos y los progres de boquilla se harán cruces y señalarán como facha al legislador que le eche lo que hay que tener (decisión, valentía, sentido de la justicia) y escriba leyes de este tipo, y dirán que son medievales los castigos infamantes; pero es que la infamia la ejerció antes el mamarracho indecente que pegó a la débil, y con infamia debe ser tratado, ¿acaso no vive ya en la indignidad, acaso no es un abyecto y un indecente rastrero? (y no es ojo por ojo, pues esto significaría apalear o ejecutar al culpable). Además, ¿quién es más facha, el que pide castigo duro para el matón con cerebro de gusano o el que se pone de parte de éste para que sea tratado con todo el miramiento? ¿quién está más a la derecha, el que exige pena estricta para el culpable o aquel al que sólo le preocupa que el cruel con el indefenso pase el menor tiempo posible castigado?

Y por otro lado están los jueces, siempre interesados en quitar una semana, un mes, un año de cárcel al delincuente, dando así la impresión de que lo que desean es que vuelva pronto a la calle para hacer daño al más desprotegido. Tal postura es muy habitual en los togados en todos los casos, salvo que exista política en el sumario, pues ya ha quedado más que patente que hay mucho árbitro de la Justicia que de modo infalible retuerce el código para beneficiar al violento; tan es así que no son pocos los que han logrado rebajar pena al violador que, como no puede ser de otro modo, volverá al asalto, de forma que no llega a ser tan disparatado pensar que el tipo de negro se ha convertido en colaborador necesario del delincuente. Y el asqueroso caso de la agresión física en el ámbito doméstico no es excepción.

Es indignante, irritante, desesperante, preocupante contar las agresiones y las muertes de esas pobres mujeres, cuya vida ha de ser aterradora. Un ejemplo de algo que tal vez no esté tan lejano: Tras recibir innumerables palizas, tras infinitas denuncias, la pobre mujer murió a manos de la hiena que tenía al lado. Tal vez, viendo lo barato que es en España el homicidio, haya alguien que alguna vez piense así: “Este bestia está apaleando día sí día también a mi hermana (prima, sobrina, madre, hija, amiga…), y un día la matará, el juez le condenará a diez años y, como en prisión no hay mujeres a las que pegar, saldrá en cinco o seis por buena conducta para luego reírse y disfrutar. Así las cosas, lo mejor es que antes de que la mate yo mismo vaya a por ese sinvergüenza feroz y acabe con él. Me caerán diez años, saldré en cinco o seis por buena conducta y al menos nos habremos librado de una rata. Y podremos dormir por las noches”.    
     
CARLOS DEl RIEGO
                                                                                                

domingo, 25 de noviembre de 2012

NEIL YOUNG, UN TALENTO INAGOTABLE ‘Psychedelic Pill’ es el nuevo álbum de uno de los mayores y más longevos talentos artísticos del continente americano, pero no los únicos trabajos que ha publicado este año



El gran Neil Young, el viejo oso canadiense sigue en primera fila y con los dientes afilados a pesar de estar ya cerca de los setenta. Por un lado ha escrito una autobiografía, y por otro ha editado dos discos, todo ello este año. No está mal para un tipo que está en esto del rock casi desde que se inventó.

No estaba equivocado aquel que dijo que un guitarrazo de Neil Young contiene más rock que la discografía de muchos grupos de postín. Y tal cosa la viene demostrando el canadiense desde hace décadas. Este año está siendo sumamente fructífero para el cantante, guitarrista, compositor y activista en diversas causas, puesto que ha escrito una autobiografía y lanzado dos álbumes. Sus reflexiones vitales, su mirada al pasado se pueden leer en el libro ‘Wagin heavy peace’. En éste cuenta cómo y por qué dejó de fumar porros y de beber, y explica que su emblemática canción ‘Alabama’ (con palabras poco elogiosas para los blancos de este estado) tenía una letra poco pensada, rectificación característica de quien llega a la madurez y comprende que las cosas no son tan simples como pensaba cuando tenía poco más de veinte; además, también cuenta que en aquellos años pensaba que podía cambiar el mundo (pecado de juventud) y, en general, reconoce errores y presunciones típicas de los años mozos.

Pero es que el tipo ha grabado dos discos. Uno, ‘Americana’, es una visión particular de grandes clásicos de la música tradicional de Estados Unidos que incluye muchos títulos fáciles de reconocer y que cobran nuevo sentido con el toque Young. El otro, ‘Psychedelic Pill’, es la enésima demostración de que este artista es poseedor de un talento inagotable. Con sus viejos compinches de Crazy Horse, Young ha lanzado un doble CD y triple vinilo (¡qué tío!) absolutamente fascinante.

El álbum comienza presentando una de esas cautivadoras melodías tan abundantes en su dilatada discografía, pero sin estridencias va dando paso poco a poco a sus poderosas distorsiones, envolviendo con ellas sus deliciosos medios tiempos; en los temas más largos (y hay varios que superan el cuarto de hora) se pueden vislumbrar vestigios de sus grandes ‘suites’ (tipo ‘Cortez, Cortez’). La hiperdistorsión (con su vieja Les Paul de 1953) apenas se esconderá a lo largo de las canciones, pero siempre siguiendo fielmente la línea trazada por las inspiradas estrofas, resultando una atmósfera con tanta personalidad y talento que al primer acorde se hace reconocible. También se nota (casi de principio a fin) su poso folk-rock, territorio que tan bien ha sabido manejar, y esa peculiar cadencia lenta que parece arrastrar las notas. Los arreglos vuelven a ser simples (incluso cuando son orquestales) pero sólidos y muy convincentes. Las piezas más extensas incluyen sus típicos pasajes instrumentales, invariablemente dotados de una intensidad asombrosa, a veces con tono más épico, otras buscando mayor intimidad.

Eso sí, a estas alturas parece difícil que Neil Young sorprenda (no va a hacer funky-disco, por ejemplo), nadie espera grandes cambios estilísticos, sobre todo teniendo en cuenta que con estos dos discos lleva la friolera de 35 álbumes publicados en solitario. Pero por el contrario, su percepción del rock permite que sus hipnóticas melodías cautiven hoy igual que hace medio siglo, ya sean más cargadas o más ligeras. Mantiene la voz en perfecto estado y no ha perdido el buen gusto. Por destacar un par de títulos, ahí están una evocadora ‘Twisted road’ y una delicia titulada ‘For the love of man’.

TAMBIÉN EN TAMTAM PRESS
Resulta asombroso que un tipo cercano a los setenta años, que lleva casi cincuenta en escena y que ha editado poco menos de cuatro docenas de discos, siga teniendo la cabeza suficientemente lúcida para extraer inspiración y ganas con las que hacer discos tan abrumadoramente buenos como este, para construir canciones que van directas al corazón. Quien tiene química con Neil Young está de enhorabuena, el viejo canadiense está en plena forma, y quien no, está ante una gran ocasión para enriquecer sus gustos.
Este artista gigantesco tiene que continuar durante mucho tiempo (afortunadamente nunca ha dado muestras de cansancio).

¡Cuánto rock, cuánto genio hay en este hombre!    
   
CARLOS DEl RIEGO
                                                                                               



viernes, 23 de noviembre de 2012

LOS NUDISTAS DE SAN FRANCISCO TENDRÁN QUE LLEVAR ROPA PARA SALIR A LA CALLE Al parecer, los naturistas de la ciudad californiana ya paseaban sus desnudeces por las calles sin el menor recato, sin el menor respeto, pero los legisladores les ha dicho que nada de eso, que a vestirse. Y es que esa pretendida ‘libertad de expresión’, eso de ir por las aceras con las lorzas (o abdominales) al aire es un primer paso hacia la animalidad

Exigen su derecho a ir por la calle en 'traje de Eva', olvidándose de su obligación de ir como personas, pues desnudos van los animales.

Los nudistas de San Francisco (California) habían exigido que se les permitiera vagar por la ciudad desnudos, en porreta picada. Pero los legisladores votaron que no. De hecho, tal práctica se había convertido en algo bastante habitual en ciertos barrios de la ciudad, sobre todo en el barrio gay de Castro. Según parece, en este distrito sí que se permitía o se hacía la vista gorda, pero claro, hay ciertos colectivos que no acaban de entender los límites de la libertad, de forma que la cosa se estaba extendiendo por toda la ciudad con la consiguiente avalancha de quejas de comerciantes y ciudadanos. Eso sí, ya hay abogados que han puesto demandas contra el ayuntamiento de la ciudad, al que acusan de privarles de la ‘libertad de expresión de los nudistas’ al impedirles exhibirse por la ciudad tal y como su madre los trajo al mundo. Por cierto, sí se permitirán en fiestas del tipo del Día del Orgullo Gay (¿para cuándo un día del orgullo no gay?).

El asunto no deja de resultar chocante. Ahora reclaman su derecho a ir en bolas, pero si eso llegara a ser legal, en poco tiempo empezarían a exigir también el derecho a defecar y orinar a la vista de todos, y más tarde llegaría la reivindicación para copular en la calle sin que nadie les importunase, y la cosa no se detendría ahí, sino que seguro que iría a más. Hay que tener en cuenta que una de las diferencias entre el hombre y el animal reside precisamente en que aquel posee ciertos sentimientos ajenos a la animalidad, como es el pudor, la vergüenza, frenos eficaces para muchos impulsos instintivos que sólo las personas pueden controlar y sujetar. Así, esos que reclaman el derecho a mostrarse sin ropa, en realidad están pretendiendo dar un primer paso para regresar al estado animal, donde en ausencia de inteligencia imperan los instintos, donde todas las necesidades se llevan a cabo cuando surgen, sin importar que haya quien mire, sin el menor decoro, corte o bochorno; o sea, el animal carece de dignidad (lo que no quiere decir que pueda ser maltratado o que la persona no tenga obligación para con él), y quien quiere conducirse según pautas características de las bestias…

Pero su pretendido derecho choca, además de todo, con las reglas de la sociedad, es decir, si desean vivir sin usar calzones pueden irse al desierto y construir allí su sociedad nudista, pero si quieren vivir en la ciudad han de cumplir las normas, como todos; eso sí, si en su casa quieren estar ‘en traje de Eva’ allá ellos. Por no hablar de otros detalles, como que cada vez que un nudista se sienta puede manchar o contaminar (y no digamos si padece algún tipo de incontinencia), o como que la visión de esos cuerpos (generalmente poco serranos) puede producir desde náuseas hasta inapetencia, o que obligan a los demás a ver cosas que no quieren ver (del mismo modo que se prohíbe obligar al prójimo a escuchar ruidos excesivos o evidentemente molestos).
Algo parecido sucede con el tema de las playas nudistas. Este colectivo exige (y ya ha conseguido) tramos de playa acotados en donde tomar el sol y bañarse como toman el sol y se bañan los perros o los chimpancés, pero ¿sería tratado con la misma complacencia y permisividad un grupo que reclamara una playa exclusiva para cojos, mancos o amputados?, ¿o una sólo para hombres o sólo para mujeres?, ¿sería correcto entregar un terreno cercado donde sólo pudieran acceder tipos apolíneos, musculosos y guapos?, ¿y para entrados en carnes? Puestos a dar rienda suelta a la estupidez…

Tampoco hay que olvidar que desde que el hombre toma conciencia de sí mismo, cuando siente que ya no es un animal, se procuró vestidos, pues entendió que eso también lo diferenciaba de los cuadrúpedos que cazaba y comía.

De momento les han dicho que no, pero tarde o temprano volverán a la carga, como suelen hacer aquellos que exigen pretendidos derechos sin preocuparse lo más mínimo de sus obligaciones ni de los derechos de los demás. Hasta que un día el legislador pusilánime y medroso ceda ante voces y gestos.  
     
CARLOS DEl RIEGO
                                                                                               

jueves, 22 de noviembre de 2012

CASO KENNEDY: CASI 50 AÑOS SIN RESOLVER EL MISTERIO Hace 49 años se produjo uno de los magnicidios más enigmáticos de la Historia, pues aun falta por conocer el quién y el por qué



Uno de los grandes misterios sin resolver de la época contemporánea que despierta siempre el máximo interés en todo el mundo es, sin duda, el asesinato del trigésimo quinto presidente de Estados Unidos, John Fitzgeral Kennedy. Como todo el interesado sabe, el magnicidio ocurrió en Dallas, Texas, hace exactamente 49 años y, según el informe oficial (el de la Comisión Warren), fue obra exclusivamente de un tirador solitario, Lee Harvey Oswald. Sin embargo, investigaciones y juicios posteriores llegaron a la conclusión de que, al menos, la cosa no estaba tan clara; de hecho, a finales de los años setenta del siglo pasado se determinó que la muerte del presidente fue una conspiración, e incluso el comité que llegó a tal conclusión afeó duramente el trabajo de la CIA, el FBI, los servicios encargados de la seguridad presidencial e incluso el de la propia Comisión Warren, es decir, en palabra llana se les dijo a todos ellos que habían sido unos auténticos chapuceros; así las cosas, la pregunta oportuna actualmente sería ¿qué interés tenía la Comisión Warren para actuar como lo hizo? A pesar de todo, una parte significativa de la población (tanto estadounidense como del resto del mundo) sigue anclada firmemente en la teoría del loco solitario, negando toda evidencia y defendiendo esperpentos como que “la conspiración siempre tiene su atractivo y por eso se sigue poniendo en duda la culpabilidad de Oswald” (¿).

Existen varias certezas, más allá de los casi infinitos indicios e incomprensibles irregularidades detectadas en la investigación, que llevan a confirmar que hubo más de un asesino aquel mediodía. Por un lado, al parecer, la trayectoria prevista para la comitiva presidencial se cambió a última hora, de manera que incluso los periódicos del día indicaban el itinerario desechado; entonces, ¿cómo sabía Oswald que el coche de Kennedy pasaría por delante del almacén de libros desde donde supuestamente disparó?

Y por otro lado existe un dato puramente físico que descarta totalmente que el dudosísimo personaje fuera el pistolero, o al menos el único. Según demuestra la película que filmó Abraham Zapruder del asesinato, el presidente recibió al menos tres impactos en menos de siete segundos, cosa que es absolutamente imposible. El prestigioso tirador deportivo español José Borja Pérez (varias veces campeón del mundo y de Europa de tiro de precisión, récord mundial de carabina a 100 metros y experto absolutamente fiable) publicó hace veinte años en la revista Historia y Vida una carta en la que explicaba que él mismo había intentado varias veces imitar lo que supuestamente hizo Oswald.

 Así, se procuró un arma y munición casi idénticas a la que oficialmente usó el a su vez asesinado ‘asesino solitario’. Se colocó a cien metros y, con ayuda de un amigo cronometrando (arrancó el crono al sonar el primer disparo y lo paró justo con el tercero), apretó el gatillo tres veces en 15,70 segundos, resultado que los dos primeros acertaron perfectamente en la diana mientras que el otro se quedó cerca; en un segundo intento rebajó el tiempo hasta los 10,40 segundos, haciendo diana perfecta en el primer tiro y dejando un poco más lejos los otros dos; y en la tercera tanda tardó 9 segundos justos, con un blanco perfecto y dos peores que la vez anterior. Asimismo hay que tener en cuenta que la diana utilizada estaba fija, no en movimiento como hace 49 años el coche en el que iba Kennedy, de forma que cuando se tira contra un blanco móvil el tirador ha de ‘correr la mano’, es decir, apuntar delante del objetivo y calcular instintivamente el punto exacto en el que proyectil y diana han de encontrarse; evidentemente, esta circunstancia dificulta muchísimo más conseguir precisión, y exige bastante más tiempo para hacer puntería; y no hay que dejar a un lado otro factor de dificultad, que es el nerviosismo que ha de tener quien va a disparar a una persona y más a alguien tan importante. En definitiva, deduce el experimentador campeón de tiro deportivo, es absolutamente imposible hacer tres blancos perfectos en menos de 7 segundos contra un objetivo móvil con un fusil de cerrojo y a 100 metros de distancia.   

Admitida la imposibilidad física de que el enigmático Oswald consiguiera tal proeza, la pregunta ahora sería, ¿pues entonces quién fue y por qué? Se han apuntado muy diversas posibilidades, pero la que parece más probable es la que señala directamente a las fábricas de armas. Hay que recordar que era firme propósito de Kennedy retirar cuanto antes las tropas estadounidenses de Vietnam, lo que significaría que la industria armamentística del país norteamericano (cuyo principal cliente siempre es el gobierno federal) iba a perder muchos miles de millones de dólares; y luego, que los fabricantes entraran en contacto con los enemigos internos del presidente (en algunos casos eran la misma persona) y que se urdiera el plan asesino, debió ser cosa fácil. El poder de los industriales de la guerra es mucho mayor que lo que se piensa, sobre todo en USA, y como demostración ahí están las dos guerras de Irak que, lejos de ser por el petróleo (hubieran conseguido mucho más con menos esfuerzo) y a distancia sideral de que el motivo fueran las armas de destrucción masiva, fueron impulsadas por esos fabricantes, que necesitaban que su mejor cliente hiciera unas cuantas compras, y dado el poder e influencia que tienen en la política y el ejército estadounidense…

Claro que, de momento y hasta dentro de unos 20 ó 25 años, habrá que conformarse con hipótesis.

CARLOS DEl RIEGO
                                                                                                

miércoles, 21 de noviembre de 2012

A VUELTAS CON EL CAMBIO CLIMÁTICO Y EL DETERIORO MEDIOAMBIENTAL Avisan del incremento de vertidos que ensucian tierra, agua y aire y se prevé la deforestación de muchos kilómetros cuadrados de la cuenca amazónica, entre otras muchas formas de contaminación del entorno; todo en aras del crecimiento, la producción y el consumo, pero parece evidente que no se puede crecer hasta el infinito

El ritmo de destrucción de la selva amazónica resulta escalofriante.

 Varias organizaciones (no ecologistas) han alertado de los aumentos de contaminantes en la atmósfera, algo que lógicamente desemboca en el tan manido cambio climático. Según señalan los expertos, se están alcanzando niveles inauditos de dióxido de carbono (por quema de combustible fósil y deforestación sobre todo), metano (procesamiento de combustibles fósiles, granjas de explotación animal…) y óxido nitroso, elementos que en estas cantidades conllevan calentamiento; esto es tan evidente que apenas quedan científicos que lo discutan, y cuando lo hacen basan sus reparos no en el hecho, sino en las previsiones de lo que ocurrirá, de modo que en ningún caso niegan ya que la temperatura media de la tierra ha aumentado a causa de la actividad humana. Curiosamente, hay amplios sectores de la población que contradicen y rechazan la evidencia, incluso hay quien asegura que en su pueblo o región hace más frío ahora, entendiendo por tanto que el problema no existe (calentamiento global no significa que hoy haga menos calor que mañana de modo lineal, sino que la temperatura media va en aumento, cosa que no se opone a que haya episodios de frío o que haya lugares concretos donde baje la temperatura media….); pero lo más llamativo es que hay negacionistas del deterioro medioambiental tanto entre los izquierdosos más combativos como entre los derechistas recalcitrantes, con opiniones y razones coincidentes entre exaltados de uno y otro lado, que se dan la mano a la hora de  desmentir y rechazar la existencia del problema. Unos afirman que son bulos lanzados por oscuras razones por las empresas (¿) o grupos de poder, otros que es imposible que algo tan grande como la tierra se vea afectado por algo tan pequeño como el hombre, aquellos están convencidos de que son mentiras encaminadas a meter miedo a la población, estos dicen que cambios climáticos ha habido siempre (sí, pero en procesos que duraron miles y miles de años), y así esgrimen una razón tras otra, a cada cual más peregrina, para mirar hacia otro lado; asimismo hay sectores interesados en que todo continúe como está, así que se posicionan en la oposición a la evidencia e incluso no se recatan en afirmar que “tenemos derecho a contaminar lo que queramos”.
A pesar de evidencias como esta, siempre
 habrá quien niegue el problema.


También coinciden la mayoría de los gobernantes en ignorar la realidad, pero no hay que olvidar que los políticos rechazarán tomar medidas pues, piensan, estas deberían estar encaminadas al descenso de la producción y del consumo, cosa que casi invariablemente aumentaría el paro, se detendrían o ralentizarían las empresas, y comercio, transporte, industria y un sinfín de sectores verían menguada su actividad y, evidentemente, beneficio. Todo esto llevaría al político casi al ostracismo, y antes que atisbar tal posibilidad, el adicto al poder negará hasta la redondez de la tierra si es preciso.

Pero el problema no es sólo el aumento de todos eses contaminantes, sino que a esa elevación térmica y al deterioro medioambiental contribuyen otros factores, entre ellos la deforestación, la sobrepesca y suciedad vertida al mar (¿cuánto mide ya la llamada isla de plástico o sopa de plástico del Pacífico?), la monstruosa producción de basura de todo tipo… Sin ir más lejos, el gobierno de Brasil ha proyectado la construcción de quince presas en plena selva amazónica, seis de las cuales ya están casi en marcha; lógicamente, eso significa acabar con kilómetros y kilómetros cuadrados de superficies arboladas. Para empezar, todas las presas estarán muy lejos de los núcleos a donde irá la energía, es decir, tendrán poca eficiencia, de hecho, sería más eficaz instalar paneles solares en todas las cubiertas de los edificios de las ciudades y se lograría el mismo rendimiento. Asimismo, se talan diariamente miles de árboles para cultivo intensivo, industrial, sobre todo de soja (por cierto, cien por cien transgénica), por lo que no puede extrañar que ya haya quien se refiera a la selva amazónica como ‘Amasoya’. Y para rematar la faena, el gobierno ‘progresista’ de Brasil construirá cientos de miles de kilómetros de carreteras, vías férreas y tendido eléctrico a través de la cuenca del Amazonas, lo que redundará en más y más agresión a lo que se conoce como el pulmón del planeta. Por no mencionar el irreparable e intolerable perjuicio para los indios que viven allí.

Se podría hablar igualmente de muchísimas otras agresiones a tierra, agua y aire que, seguro, no resultarán beneficiosas para los usuarios de la biosfera. Todo ello en aras del crecimiento, de la producción y el consumo, sin embargo, hay que admitir que no se puede crecer hasta el infinito, no se puede aumentar la producción y consumo indefinidamente. Todo esto no acabará con la tierra, que ha pasado por episodios infinitamente más catastróficos y a la larga siempre se recupera, pero sí que afectará de modo determinante (y, seguro, muy negativamente) al hombre y su sociedad, así como a muchas otras especies. Y quien asegure que todo eso no afectará a personas, animales y plantas es que no quiere ver una auténtica certeza matemática o, simplemente, tiene un concepto egoísta del usufructo del lugar donde vive y no pierde un segundo en pensar dónde vivirán sus descendientes. Dicen los historiadores que entre los cortesanos de Luis XV de Francia, que vivían para la diversión, era corriente la frase “detrás de nosotros, el diluvio”, con lo que querían decir que no les importaba lo más mínimo lo que ocurriera tras su paso por el mundo. Pues sí, tenían razón, unos años después de ellos llegó el diluvio…

CARLOS DEl RIEGO

lunes, 19 de noviembre de 2012

CONDENAN AL EX ALCALDE Y CONCEJALES DE UN PUEBLO A PAGAR CON SU PROPIO PATRIMONIO LA CATASTRÓFICA GESTIÓN REALIZADA Por una vez (bueno sería que sentara precedente) un juez ha hecho responsable de su actuación a quienes eran responsables de la gestión de dinero ajeno

Dos ineptos que han hecho mucho daño sin que se les exija responsabilidad

Dos de las tres acepciones con que la Real Academia define el término ‘responsabilidad’ son: “Cumplimiento de las obligaciones…”, una, y “Obligación de responder ante ciertos actos o errores”, otra. Esto viene a cuento de la sentencia de un juez que ha condenado a un ex alcalde y sus concejales a hacer frente con su propio patrimonio a la desorbitada deuda que su terrible gestión provocó en un municipio de la provincia de León, España. A muchos ciudadanos les ha sorprendido la sentencia por inusual, que no por justa; de hecho, esa debería ser la norma para todos los que alcanzan los denominados ‘puestos de responsabilidad’, sin embargo, salvo evidencia de que se haya metido mano en la caja, es rarísimo que se exija al que ha ocupado ese puesto que pague el desaguisado con su propio dinero.

Generalmente (prácticamente siempre) los que ostentan cargos con poder de decisión están muy bien pagados (además de disfrutar de múltiples complementos y bonificaciones) por más que se quejen, y cuando se les echa en cara que ingresan más que el 90% de la población activa, suelen responder que cobran tanto porque tienen mucha responsabilidad. Teóricamente eso significaría que, en caso de hacerlo mal aunque fuera con buena intención (no digamos si es perversa), debería exigírseles esa responsabilidad en forma de indemnización. Pero curiosamente, esa responsabilidad no existe cuando, al cesar en el cargo, se descubren sus necedades e ineptitudes, sus despilfarros y dudosas transacciones con fondos ajenos, puesto que no hay quien les reclame compensación por su, cuando menos, desacierto; claro que quien le sustituye es del gremio, de modo que lo que él exija a su predecesor le podría ser exigido a él mismo por su sucesor, así que, deducen, mejor no pasarse de legal.

El caso es que debería promulgarse una ley en ese sentido, una norma que avisara al que pretende manejar los cuartos de los demás de que, en caso de no hacerlo bien, en caso de que su labor provoque deudas, desaparición de parné o proyectos caprichosos y onerosos para el pagano, se le exigirá restituir lo que con su torpeza se derrochó. Seguramente entonces las poltronas tendrían muchos menos pretendientes. Y esta norma debería aplicarse tanto a políticos (administradores del dinero de todos), como a banqueros, y por supuesto a directivos e integrantes de consejos de administración que consiguen que ahorros o inversiones de ciudadanos de a pie se volatilicen, desaparezcan. Así sea alcalde o ministro, presidente nacional, regional, provincial o local, consejero, directivo, gerente, jefe o, en fin, depositario de confianza.

Es imperdonable que un ejecutivo de banca deje un agujero contable y se vaya cobrando una suculenta indemnización, que un director de empresa la abandone en estado terminal llevándose magra recompensa, que un político cese tras haber provocado monumental déficit pero asegurándose escandalosa pensión. ¿Cómo se puede tener la cara tan dura?, ¿cómo puede uno convencerse a sí mismo de que merece premio a pesar del daño causado? Estos tres casos se han visto recientemente en España sin que los desvergonzados no solo no hayan soltado un céntimo, sino que se han levantado del sillón con los bolsillos repletos.
 
Cuando se maneja dinero ajeno hay que exigir responsabilidad, lo que debería significar que quien no lo hace bien será responsable de su actuación, o sea, culpable al menos de ser un manirroto incompetente, y por tanto tendrá que pagar por su ineptitud, su incapacidad, impericia o falta de preparación, su nepotismo o envilecimiento; además, de este modo se evitaría que puestos de importancia fueran ocupados por personajes con nulos méritos, inadecuada preparación, dudosa valía o ausencia de moralidad. En pocas palabras, al dejar el puesto hay que sopesar debes y haberes, y en caso de que la cuenta salga negativa, a pagar, o sea, a responder ante sus actos o errores. 
    
CARLOS DEl RIEGO

domingo, 18 de noviembre de 2012

ROLLING STONES, MEDIO SIGLO SACANDO LA LENGUA La más legendaria y longeva banda de rock de toda la historia alcanza la cincuentena, y para celebrarlo, lanza una monumental colección de clásicos del género y dos temas nuevos


En junio de 1962 se presentaba en vivo un nuevo grupo de melenudos (característica que llamaba más la atención a la sociedad que su ‘música ratonera’, como era calificada mayoritariamente), The Rolling Stones, que pronto iba a ser visto como el antagonista del cuarteto de Liverpool, pues a diferencia de éstos, el nuevo quinteto aportaba textos más calientes, sonido más sucio y postura mucho más arrogante. Hoy, la banda de los aparentemente indestructibles Jagger y Richards conmemora esas cinco décadas de música y escándalo, de canciones imperecederas, de altos y bajos, idas y venidas, de peleas y reconciliaciones, como cualquier relación o persona que alcanza tan redonda cifra. Y para celebrarla, los sempiternos lanzan una gran recopilación con tres discos, 48 enormes canciones y un par de estrenos, todo con el sorprendente título de ‘GRRR!’

Para empezar, esas cuatro docenas de títulos han sido seleccionados y publicados en infinidad de ocasiones por los más diversos motivos y formatos (en estudio, en directo, en acústico, a dúo, con invitados…),  por lo que hay que preguntarse si compendiarlas otra vez era lo que tal aniversario merecía.

Cada uno de los discos viene a reflejar una época de la banda, de modo que el primero contiene maravillas de los primeros años como ‘Have you seen you mother baby’ o ‘Ruby Tuesday’, junto a otras quince piezas absolutamente imprescindibles; el segundo cd, lo mismo, delicias de madurez como ‘Happy’ (Richards a la voz solista) o ‘She´s a rainbow’ al lado de emblemáticas melodías y riffs de guitarra, estribillos históricos y títulos que han excedido las fronteras de la música rock; la tercera ‘cara’ de este álbum monumental muestra las otras facetas de la banda con temas tan grandes como los anteriores pero con ánimos y ritmos mucho más calientes y cadenciosos, como en ‘Miss you’ o ‘Harlem shuffle’, además de las dos novedades.   

La primera de éstas, ‘Doom & gloom’ (‘Destino y penumbra’) responde a lo que se espera de los Stones, sonido sucio, rythm & blues de barra y la habitual voz exaltada y chulesca en tono desafiante del viejo Jagger; hay algún matiz especial en el tratamiento de una de las guitarras, pero el tío Keith es ya muy viejo para cambiar. La segunda se titula ‘One more shot’ (‘Un tiro más’), que tampoco se sale del guión más rollingstoniano, tal vez más que la otra, pero le falta gancho, fuerza. Son dos composiciones que hubieran pasado desapercibidas en cualquier disco, de hecho, de no ser nuevas, desde luego que estas dos canciones no estarían en una reunión de clásicos del rock y el rythm como la presente. Por cierto, puestos a sacar punta a todo, a muchos de los que siguen al grupo casi desde el comienzo les pueden faltar monumentos del género como ‘Bitch’, ‘Dead flowers’…

TAMBIÉN EN TAMTAM PRESS
Sea como sea, los que fueran adalides del exceso y la provocación, están ya muy domesticados, pues frisan los setenta y sus dientes ya no están tan afilados. Por eso, aunque esté bien que sigan y sigan, muchos de sus incondicionales empiezan a temer que se noten demasiado los estragos del paso del tiempo, que un día se evidencien achaques de viejecito, que un día cierren la boca y metan la lengua, algo fatal para un Rolling Stone y su leyenda. Pero claro, el rock y su propio mito les exigen no bajar del escenario, no apartarse de los focos por muy cansados que estén.

CARLOS DEl RIEGO
                                                                                               

sábado, 17 de noviembre de 2012

TENIS, DEPORTE DE CABEZA Si hay modalidad deportiva donde importa más el pensamiento que la fuerza, es el tenis, actividad con infinitas posibilidades y con antecedentes que se pierden en la Historia

El 'jeu de paume', que se practicaba en toda Europa pero sobre todo en Francia, es el antecedente directo del tenis.

Lo dicen todos los que juegan y compiten sea cual sea su nivel, desde el profesional hasta el jugador de club: el tenis es el deporte más psicológico, el que exige más a la cabeza que al resto del cuerpo, el que da más triunfos si se manejan mejor los pensamientos y las emociones, si se gestionan mejor las dudas y los ánimos, la confianza y el miedo a la derrota, la presión y las ganas. Cierto que hay otras especialidades que también exigen grandes esfuerzos mentales, pero ninguna obliga a que desde el primer al último punto el jugador esté completamente solo; por eso existe la regla de que el entrenador (o cualquiera) no puede indicarle correcciones, orientaciones, consejos o cualquier tipo de  pauta técnica, pues está terminantemente prohibido; y por eso el tenis es distinto a todas las demás modalidades deportivas, el tenista está absolutamente solo de principio a fin del encuentro (excepto en Copa Davis), lo que significa una exigencia mental tremenda, llevando al jugador a un cansancio extra. Por eso, hay tenistas que, sin tener el juego más técnico o potente, consiguen el éxito gracias a la solidez mental, a su predisposición siempre optimista, a un espíritu ganador que lucha sin temor…, y así, hay muchos campeones de la raqueta a los que primero hay que derrotar mentalmente y luego en el tanteador. Esa absoluta soledad, ese continua cavilación y lucha consigo mismo hacen del tenis el juego más cerebral. Y por eso hay tenistas que no desmayan jamás, que siempre tienen actitud positiva. El triunfo está en la mollera, sólo hay que encontrar el lugar donde se esconde.

Walter C. Wingfield es considerado
 como el inventor del tenis, aunque él lo llamó 'sphairistike'
Por otro lado, se puede llegar a la victoria por muchos caminos, utilizando muy diversas tácticas y estrategias, cosa que comparte el tenis con casi todos los deportes. De este modo, no se explica cómo hay aficionados que menosprecian (algunos incluso insultan) a jugadores como Nadal, al que tachan de pasabolas; o sea, parecen exigir que todos jueguen con la misma técnica, que todos sean virtuosos técnicos, peguen con potencia brutal siempre o saquen invariablemente a 200 por hora; o sea, hay quien quiere que todos jueguen igual. Sin embargo, cada uno sale a la pista con lo que sabe, con lo que puede y con lo que le permite el contrario, y eso es lo bonito del tenis y del deporte en general, que unos usan unos métodos técnicos y otros los contrario, que se puede ganar con cualquier tipo de juego.

Otra característica del juego del ‘lown tennis’ (nombre original) es que un detalle, un punto, una fácil que se falla o una imposible que se gana pueden producir (de hecho así sucede muy a menudo) un cambio radical de tendencia, de modo que uno pasa de la euforia y la confianza a la duda y la inseguridad, mientras su rival se traslada de la sensación de derrota a la esperanza, aquel rumiará y rememorará aquel momento decisivo durante un rato, éste olvidará instantáneamente todo lo malo que ha hecho hasta ese momento. 

Y es que la cantidad de pensamientos que asaltan al jugador a lo largo de los puntos, juegos y sets es casi infinita. Así, a veces parece que el rival adivina tus intenciones, mientras otras eres tú el que pareces atraer la bola, unas veces no aciertas nunca y otras vas siempre al lado bueno y tienes la impresión de que es imposible el fallo; y en no pocas ocasiones el jugador no entiende lo que está pasando y es incapaz de enderezar el rumbo ya que, hay que recordar, no tiene a nadie que le pueda explicar, aconsejar, dirigir.

En el tenis (como casi todas las cosas que afectan al individuo) todo está en la cabeza, no en los músculos. Y así debió ser desde el principio. Juegos de pelota ha habido desde hace milenios, como demuestran los historiadores romanos. Desde entonces, en los diversos textos históricos aparecen juegos de pelota. Incluso Calderón de la Barca escribió ‘Farsa famosa del juego de pelota’ en el que se produce este diálogo “…- Quince pierde (dice un jugador).- Con cuarenta y chanza, luego troquemos (dice el otro; chanza o chaca, es saque).- Oh!, si esta mudanza hiciera que yo mejorase el juego” (responde el primero quejándose de lo mal que está jugado). Pero desde el siglo XVI (incluso desde el XIII hay noticias de su práctica) se populariza en toda Europa el ‘jeu de paume’, el juego de palma, que en realidad se jugaba con raqueta (tan popular era que uno de los episodios emblemáticos de la Revolución Francesa se produce en un recinto específico para este juego); ya se contaba como ahora y los tantos los marcaba el público, pues no había jueces, y además estaba prohibido enfadarse. Pero es a finales del siglo XIX cuando el mayor británico Water C Wingfield (descendiente directo de uno de los primeros ingleses que se apasionaron por este ejercicio) pone las primeras reglas, pensando sobre todo en una actividad para practicar sobre hierba; era el año 1874 y lo llamó ‘sphairistike’. Pero inmediatamente se prefirió usar la voz francesa ‘tenetz’, que señalaba al jugador al saque; como en Inglaterra el mayor Wingfield sacó el juego de la cancha cerrada al césped (‘lawn’ en inglés), no extrañará que en junio de 1877 apareciera en un diario londinense la noticia de que “El Club All England de croquet y lawntennis de Wimbledon organiza un torneo…”. 

   
CARLOS DEl RIEGO

jueves, 15 de noviembre de 2012

‘SER O NO SER’: CÓMO EL DIRECTOR ERNS LUBITCH CONSIGUIÓ QUE LOS NAZIS LLEGUEN A DAR LÁSTIMA (CASI) En plena Segunda Guerra Mundial se estrenó la más corrosiva e ingeniosa parodia que jamás se ha hecho sobre la brutalidad del nazismo; siete décadas después no ha perdido fuerza, capacidad de sorpresa o hilaridad

El despiadado y a la vez descacharrante coronel nazi
 En febrero de 1942 se estrenó la insuperable película ‘Ser o no ser’ (‘To be or not tobe’, claro). Han pasado por tanto setenta años, y se puede afirmar sin temor a equivocación que en esas siete décadas no se han realizado setenta películas que estén a su altura. Es más, no se aleja de la realidad quien afirma que hay más inteligencia en diez segundos de metraje de dicho filme que en el total del 75% de las producciones estrenadas desde entonces. Puede parecer exageración, pero quien sepa ver cine (y para ello no hace falta ser un entendido de los que comentan los contrapicados y los ‘travelling’) podrá enumerar virtudes de aquella maravilla de Ernst Lubitsch durante horas.
Quienes hayan degustado sus chisporroteantes diálogos, sus inteligentes secuencias, sus hilarantes situaciones no pondrá ninguna pega si han de volver a la verla; pero quien no la haya visto tiene, por un lado, la suerte de poder sorprenderse ante esta genuina obra de arte el día que se encuentre con ella, y por otro, también la mala suerte de no poder recordar las sutilezas asombrosamente ingeniosas que esta maravilla del cine ofrece desde el primer al último segundo.
Lubitsch, judío, alemán y genio
Como todo aficionado sabe, es una parodia del nazismo, es decir, aunque pueda parecer un imposible, se puede uno reír incluso de la más detestable barbarie, sólo hace falta imaginación y creatividad, algo distinto que contar y, evidentemente, pasión. Y es que ‘Ser o no ser’ lanza continuas flechas, envenenadas con el más inteligente humor, contra los descerebrados de la Gestapo, de forma que casi llegan a dar un poco pena el tarugo de Schulz y el rastrero coronel Erhardt, es decir, el genio del director consigue que los más bestias aparezcan como pobres imbéciles. Pero es que, además, en esta cima del planeta cinematográfico no hay discursos maniqueos ni moralinas políticamente correctas, no hay ideologías ni panfletos partidistas, apenas aparece la violencia y, desde luego, no hay trucos de cámara o algo parecido a efectos especiales; y cuando hay que denunciar el régimen nazi y a sus fanáticos, lo hace presentándolos como lo que son los malos en la realidad: primero unos imbéciles que luego se especializan en los muchos y diversos tipos de estulticia que los hombres han desarrollado.

La sucesión de situaciones hilarantes y disparatadas, estrambóticas, esperpénticas y sutiles es continua, y son presentadas con suprema elegancia, evidenciando el indiscutible talento que hubo de ser reunido para alcanzar tamaña altura artística. Toda escena, plano o secuencia es magistral, todo diálogo desborda ingenio, chispa, inspiración…, y no deja de haber algún que otro finísimo doble sentido o alusión para leer entre líneas (“nunca había estado ante un hombre que puede soltar diez toneladas de bombas en dos minutos” dice ella con cara de asombro). Se puede ver cincuenta veces y a la siguiente encontrarse con algo en lo que no se había reparado. 

Asimismo, hay quien llega a emocionarse cuando, viendo a la deliciosa y astuta protagonista, recuerda que la actriz que la incorpora, Carole Lombard, murió unas semanas antes del estreno de la peli; nunca llegó a verla terminada, no pudo vivir el que sería la su gran momento.

En fin, quien no la haya visto debería hacerse cuanto antes un favor a sí mismo y visionarla inmediatamente y, sin dejar pasar mucho tiempo, volver a ella; después será un incondicional de ‘Ser o no ser’, de Lubitsch y del cine clásico en general.

Por cierto, tres años antes, este imitado director alemán y judío hizo lo mismo con el comunismo en otra pieza que nadie debe dejar de contemplar (diez o doce veces al menos), ‘Ninotchka’.

Sí, sin duda, diez segundos de cualquiera de estas dos obras maestras tienen más valor que miles y miles de películas. ¿Por qué será que el cine clásico es tan difícil de igualar?

CARLOS DEl RIEGO