El Estudio General de Medios es lo que se dice una engañifa, una filfa, una patraña |
Pocas mentiras tienen tanta credibilidad entre público y
profesionales (hay excepciones) como eso del Estudio General de Medios, y es
así porque éste se basa en la estimación, en la extrapolación de datos, es
decir, en algo absolutamente inexacto. Y se puede afirmar sin temor a errar que
los resultados que se dan son embuste, ya que nadie ha probado jamás de modo
irrefutable, empíricamente, que tales cifras sean exactas; tal vez un día se pueda
recoger cada maniobra que se haga con cada receptor de radio o televisión, y
entonces se sabrá algo de qué es lo que más éxito tiene en cada radio y
televisión, pero ni siquiera ese día se tendrá cantidad exacta de cuánta gente
mira o escucha. Sin embargo, las empresas que venden la patraña se atreven a afirmar
que ésta o aquella cadena ha ganado 82.750 espectadores y que el programa tal
fue visto por el 20% de los que en ese momento miraban a la pantalla. En
realidad, lo único que pueden decir es que de los diez mil o veinte mil
aparatos que controlan otras tantas televisiones, tantos eligieron este canal y
tantos otros aquel, nada más.
No se tienen en cuenta infinitas variantes, empezando por
que ha de ser una persona la que, al final, tiene el mando, y por tanto decide
qué dato dar; además se pueden presentar muchos otros casos, como que si hay
tres personas ante la tele tal vez dos estén mirando y atendiendo al ordenador y
otra al whatsapp o leyendo el periódico, o se deja puesta a la vez que se viaja
varias veces a la cocina para vigilar la tortilla, o se come sin prestarle
atención, o se practica el alemán sin mirar lo que se emite, o se discute
airadamente sobre Mouriño ajenos a la teleserie; por no hablar de la
imposibilidad del cómputo de televidentes en colectivos como bares y hoteles,
cárceles, internados, hospitales, donde el número de mirones varía
constantemente.
Por su parte, lo de los números que se anuncian para las
emisoras de radio es lo que se dice una paparrucha, más falso que un euro de
madera. En teoría preguntan a la gente (que, por otro lado, debería exigir algo
a cambio de dar esa información) sobre lo que han escuchado, lo que más les
gusta o nunca se pierden, y con base tan birriosa e inestable deciden cifras,
porcentajes, subidas y bajadas. Y muchos afirman que son datos matemáticos
olvidándose de que las Matemáticas son por definición exactas, algo lejano a
sus resultados.
Capítulo aparte merecen los que están ante micrófonos y
cámaras, que se dan jabón cuando les viene bien el dato y lo dan por seguro,
pero reniegan y desprecian el estudio el día que vienen mal dadas. Asimismo
llama la atención comprobar que hay algunos que son escépticos, incrédulos con
la religión, con la llegada a la luna, con el deterioro del medio ambiente o
con que un día se terminará el petróleo, y sin embargo se tragan a pies
juntillas la bola de los estudios de audiencia en medios audiovisuales, e
incluso los hay que viven pendientes de los comunicados de las empresas que los
construyen y los veneran como dogma de fe.
No deja de sorprender lo cándido e inocente que se es a
veces y respecto a algunos temas, y lo inquietantemente humano que resulta el
hecho de que opiniones e interpretaciones contrapuestas habiten la misma
mollera.
CARLOS DEl RIEGO