El 'jeu de paume', que se practicaba en toda Europa pero sobre todo en Francia, es el antecedente directo del tenis. |
Lo dicen todos los que juegan y compiten sea cual sea su
nivel, desde el profesional hasta el jugador de club: el tenis es el deporte
más psicológico, el que exige más a la cabeza que al resto del cuerpo, el que
da más triunfos si se manejan mejor los pensamientos y las emociones, si se
gestionan mejor las dudas y los ánimos, la confianza y el miedo a la derrota,
la presión y las ganas. Cierto que hay otras especialidades que también exigen
grandes esfuerzos mentales, pero ninguna obliga a que desde el primer al último
punto el jugador esté completamente solo; por eso existe la regla de que el
entrenador (o cualquiera) no puede indicarle correcciones, orientaciones,
consejos o cualquier tipo de pauta
técnica, pues está terminantemente prohibido; y por eso el tenis es distinto a
todas las demás modalidades deportivas, el tenista está absolutamente solo de
principio a fin del encuentro (excepto en Copa Davis), lo que significa una
exigencia mental tremenda, llevando al jugador a un cansancio extra. Por eso,
hay tenistas que, sin tener el juego más técnico o potente, consiguen el éxito
gracias a la solidez mental, a su predisposición siempre optimista, a un
espíritu ganador que lucha sin temor…, y así, hay muchos campeones de la
raqueta a los que primero hay que derrotar mentalmente y luego en el tanteador.
Esa absoluta soledad, ese continua cavilación y lucha consigo mismo hacen del
tenis el juego más cerebral. Y por eso hay tenistas que no desmayan jamás, que
siempre tienen actitud positiva. El triunfo está en la mollera, sólo hay que
encontrar el lugar donde se esconde.
Walter C. Wingfield es considerado como el inventor del tenis, aunque él lo llamó 'sphairistike' |
Por otro lado, se puede llegar a la victoria por muchos
caminos, utilizando muy diversas tácticas y estrategias, cosa que comparte el
tenis con casi todos los deportes. De este modo, no se explica cómo hay
aficionados que menosprecian (algunos incluso insultan) a jugadores como Nadal,
al que tachan de pasabolas; o sea, parecen exigir que todos jueguen con la
misma técnica, que todos sean virtuosos técnicos, peguen con potencia brutal
siempre o saquen invariablemente a 200 por hora; o sea, hay quien quiere que
todos jueguen igual. Sin embargo, cada uno sale a la pista con lo que sabe, con
lo que puede y con lo que le permite el contrario, y eso es lo bonito del tenis
y del deporte en general, que unos usan unos métodos técnicos y otros los
contrario, que se puede ganar con cualquier tipo de juego.
Otra característica del juego del ‘lown tennis’ (nombre
original) es que un detalle, un punto, una fácil que se falla o una imposible
que se gana pueden producir (de hecho así sucede muy a menudo) un cambio radical
de tendencia, de modo que uno pasa de la euforia y la confianza a la duda y la
inseguridad, mientras su rival se traslada de la sensación de derrota a la
esperanza, aquel rumiará y rememorará aquel momento decisivo durante un rato,
éste olvidará instantáneamente todo lo malo que ha hecho hasta ese
momento.
Y es que la cantidad de pensamientos que asaltan al jugador
a lo largo de los puntos, juegos y sets es casi infinita. Así, a veces parece
que el rival adivina tus intenciones, mientras otras eres tú el que pareces
atraer la bola, unas veces no aciertas nunca y otras vas siempre al lado bueno
y tienes la impresión de que es imposible el fallo; y en no pocas ocasiones el
jugador no entiende lo que está pasando y es incapaz de enderezar el rumbo ya que,
hay que recordar, no tiene a nadie que le pueda explicar, aconsejar, dirigir.
En el tenis (como casi todas las cosas que afectan al
individuo) todo está en la cabeza, no en los músculos. Y así debió ser desde el
principio. Juegos de pelota ha habido desde hace milenios, como demuestran los
historiadores romanos. Desde entonces, en los diversos textos históricos
aparecen juegos de pelota. Incluso Calderón de la Barca escribió ‘Farsa famosa
del juego de pelota’ en el que se produce este diálogo “…- Quince pierde (dice
un jugador).- Con cuarenta y chanza, luego troquemos (dice el otro; chanza o
chaca, es saque).- Oh!, si esta mudanza hiciera que yo mejorase el juego”
(responde el primero quejándose de lo mal que está jugado). Pero desde el siglo
XVI (incluso desde el XIII hay noticias de su práctica) se populariza en toda
Europa el ‘jeu de paume’, el juego de palma, que en realidad se jugaba con
raqueta (tan popular era que uno de los episodios emblemáticos de la Revolución
Francesa se produce en un recinto específico para este juego); ya se contaba
como ahora y los tantos los marcaba el público, pues no había jueces, y además
estaba prohibido enfadarse. Pero es a finales del siglo XIX cuando el mayor
británico Water C Wingfield (descendiente directo de uno de los primeros
ingleses que se apasionaron por este ejercicio) pone las primeras reglas,
pensando sobre todo en una actividad para practicar sobre hierba; era el año
1874 y lo llamó ‘sphairistike’. Pero inmediatamente se prefirió usar la voz
francesa ‘tenetz’, que señalaba al jugador al saque; como en Inglaterra el
mayor Wingfield sacó el juego de la cancha cerrada al césped (‘lawn’ en
inglés), no extrañará que en junio de 1877 apareciera en un diario londinense
la noticia de que “El Club All England de croquet y lawntennis de Wimbledon
organiza un torneo…”.
CARLOS DEl RIEGO
Me ha gustado mucho tu artículo!:))
ResponderEliminarGracias. Seguro que eres aficionado y tal vez juegues. Saludo
Eliminar