OPINIÓN

HISTORIA

lunes, 4 de septiembre de 2023

CLÁSICOS DEL ROCK CUYOS AUTORES NO SE ATREVERÍAN A ESCRIBIR HOY

 


 Rolling Stones, y otros, han tenido que cerrar la boca ante la la inquisición de la cultura de la cancelación

Actualmente las sociedades occidentales están poco menos que tiranizadas por las diversas inquisiciones que imponen la moral obligatoria. Y quien ose salirse de las líneas es reo de cancelación, acoso y derribo. Dicen que se trata de una “mayor conciencia y sensibilidad social”, pero realmente es una especie de censura que obliga a artistas, escritores, periodistas…, a autocensurarse, a medir muy mucho sus palabras, versos o frases. De este modo, puede asegurarse que muchos autores de grandes clásicos del rock jamás se hubieran atrevido a escribir hoy lo que escribieron ayer

Sin la menor duda, hay un gran número de grandes clásicos del rock que, si fueran publicados hoy, causarían rechazo, escándalo, indignación y, seguro, cancelación. Pero cuando fueron escritas no se pensaba como se piensa en la actualidad, ni se podía suponer que lo que entonces apenas llamaba la atención (ni siquiera entre los biempensantes y políticamente correctos de su tiempo) iba a ofender tantísimo pasados los años. Y eso que una de las señas de identidad de rock es el desafío a la autoridad, la rebelión contra el pensamiento establecido, la subversión de lo correcto.

Era el año 1965 cuando los Beatles publicaron el fantástico Lp ‘Rubber soul’, que incluía el ‘Run for your life’. Hasta ese momento la mayor parte de sus canciones tenían un aire juvenil y despreocupado, pero esta presenta una cara amenazadora, pues el narrador aconseja a su pareja que corra para salvar la vida, porque “preferiría verte muerta antes que con otro hombre, chica”. La letra puede parecer inquietante pero en realidad eso no deja de ser una forma de hablar, de expresarse, no una verdadera amenaza. Se interprete como se interprete, Lennon y McCartney no se hubieran permitido escribir esto hoy.

Caso paradigmático de este asunto es el clásico ‘Brown sugar’ (1971) de los Rolling Stones; de hecho, hace unos años decidieron retirar esa canción de su repertorio. El texto habla de sexo duro, de violencia, de drogas, de maltrato, de esclavitud… El propio autor de la letra, Mick Jagger, declaró a finales del siglo pasado: “Nunca se me hubiera ocurrido escribir esta canción hoy, seguro que me la hubieran censurado, aunque en realidad yo mismo me hubiera censurado. Hoy día me sería imposible escribir algo parecido”. Los versos hablan de un blanco que tiene relaciones con una mujer negra (tal vez menor), pero puede interpretarse que el hombre es el amo y la chica la esclava, y que por ello la relación es violación. Sin embargo, muchos entienden que no es más que una metáfora del dominio que ejerce la droga sobre el adicto. Es un ejemplo evidente del cambio de mentalidad, de lo que cambia el pensamiento con el cambio de época histórica; lo que ayer era ‘pecata minuta’ hoy es sacrilegio.

En 1973 el siempre polémico y provocador Alice Cooper publicó ‘I love the dead’, una canción que se interna en el feo y turbador asunto de la necrofilia, metiéndose en temas morbosos que desafían e irritan las normas sociales. Puede ser un asunto incómodo de encarar, pero en realidad no es más que teatralidad, la típica propuesta truculenta de un experto como Alice Cooper. Hoy causaría incendios en las redes sociales.

Kiss, icono del rock llevado a la exageración editó en 1974 ‘Goin' blind’, una pieza que habla de la relación de un anciano con una menor, algo que siempre provoca rechazo y discusión. Pero es que, además, el coautor de la canción era Stephen Coronel, que está en la cárcel desde 2016 por posesión de pornografía infantil. Aquí también aparece el dilema de la música (el arte en general) creada por indeseables, ¿hay que olvidar la perversión de su autor y centrarse en su obra o desechar su trabajo por ser un perverso?

 Elton John también tiene cadáveres de este tipo en el armario, En 1975 lanzó ‘Island girl’, en la que realiza unas descripciones insensibles, casi racistas, señalando a los protagonistas por el color de su piel y por la sumisión a la que están condenados por ello. Habla de una prostituta jamaicana en Nueva York a la que otro jamaicano quiere llevarse: “El chico negro te quiere en su mundo isleño (…) es negra como el carbón (…) y se envuelve alrededor de ti como un neumático gastado (…) qué vas a hacer en un mundo de blancos”. Si la hubiera escrito hoy hubiera cuidado mucho más el lenguaje.

Hay muchos, muchísimos más temas que hoy resultarían inaceptables para inquisidores a la búsqueda de ‘herejes’. El problema es que los censores del pasado no tienen cerebro suficiente para entender que lo que ayer era pecado mortal hoy pasa desapercibido, y lo que ayer era una nimiedad se ha convertido hoy en una monstruosidad. La prueba evidente es que entonces nadie dijo nada, a nadie llamó la atención y nadie se escandalizó, como no se hubieran escandalizado los censores de hoy si hubieran vivido entonces.

 

CARLOS DEL RIEGO

 

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