OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 10 de febrero de 2019

PRESUNTOS MENSAJES OCULTOS EN GRANDES CANCIONES ROCK ¡Cuánto gusta descubrir un secreto! Quizá por eso, lo de los mensajes ocultos es algo que siempre fascina, sobre todo cuando, en el la misteriosa casa del rock & roll, el espectador iniciado consigue descifrar aquel arcano que el artista incluyó en alguno de sus discos. Y aunque la mayor parte de las veces la cosa no pasa de leyenda urbana, hay ocasiones en que el compositor sí escondió con toda la intención un recado para los fans más avezados.

Rob Halford, de Judas Priest, en el juicio en el que se les acusó de incitar con sus letras al suicidio de dos jóvenes.


Los discos de vinilo, singles o elepés, permiten hacerlos sonar al revés, marcha atrás. Y claro, al hacerlo pueden aparecer mensajes que el artista escondió de ese modo. Lo curioso es que, si al oyente no le dicen qué es lo que va a escuchar al hacer sonar el disco al revés, lo más fácil es que no entienda nada; es decir, sólo entenderá una frase si previamente le han dicho cuál es esa frase. El asunto tiene largo recorrido en la historia de este negocio del rock, e incluso hay grandes títulos ‘enriquecidos’ con leyendas de este tipo.

Sin duda, la canción más enigmática (y larga) de los Beatles es el indescifrable ‘Number 9’ (1968); de hecho, esa atípica pieza encendió la llama de la supuesta muerte de Paul. John explicó que la hizo a base de bucles y regrabaciones tomadas de archivo de EMI; cortaba las cintas, las ponía al revés y así conseguía los efectos de sonido. La voz que repite ‘number 9’ es la de un ingeniero que estaba probando y decía: “Esto es de EMI, test series número 9”; Lennon cortó y se quedó sólo con el insistente ‘número 9’. Pero lo mejor es que un fan estadounidense la escuchaba una y otra vez, adelante y hacia atrás, hasta que entendió un sonido como el de un coche chocando y, a continuación, una voz diciendo “Enciéndeme (o excítame), hombre muerto” con lo que se convenció de que era el del supuesto accidente de Paul. Y los ‘hallazgos’ de aquel ‘beatlemaníaco’ no quedaron ahí, ya que haciendo sonar al revés el verso “no estoy de humor para usar ropa”, el ‘investigador’ concluyó que decía “había dos, no hay ninguno ahora”. Llamó a una emisora de radio de Detroit y desveló al locutor sus descubrimientos, el cual  emitió las partes indicadas al revés con el consiguiente impacto entre los oyentes, que empezaron a aportar muchas otras ‘pruebas’. La leyenda ya estaba construida. Pero, ¿había mensaje oculto o era otra de las muchas bromas de John?

Uno de los muchos títulos imprescindibles de Led Zeppelin es, claro, el ‘Starway to heaven’, cuyo texto es puro enigma. "Dependiendo de qué día sea, interpreto la canción de modo diferente” aseguro su autor, Robert Plant, que añadía “escribí en un chispazo de inspiración, miré las palabras y casi salté de la silla”, puesto que “pensé que algo movía el lápiz”. Tales declaraciones llevaron a muchos a deducir que había sido el mismo diablo quien le dictó esa letra, sobre todo si se tenían en cuenta la inclinación de Jimmy Page hacia lo esotérico y su querencia por el ocultista Aleister Crowley (1875-1947); además, también está el ‘argumento’ de que si se pone hacia atrás se entienden mensajes satánicos. La leyenda estaba servida, y para no pocos ‘expertos’ Satanás debería ser acreditado como coautor junto a Page y Plant.

The Queen fueron pródigos en eso de escribir textos de difícil interpretación. Uno de sus temas más desconcertantes es ‘Another one bites the dust’ (‘Que otro muerda el polvo’, 1980), escrita por John  Deacon y en cuya grabación tocó casi todo. Los versos iniciales dicen “Steve camina con cuidado por la calle, con el ala bajada, sólo oye el sonido de sus pies, la ametralladora está lista para empezar” ¿Qué querrá decir? Y las últimas palabras de la canción son: “Dispara. Sí, claro”. No faltan aquí tampoco las interpretaciones de lo que se escucha si el disco se toca al revés; así, cuando Freddy repite ‘que otro muerda el polvo’, puesto hacia atrás parece decir ‘decide fumar marihuana’… Grabar un disco deber ser fácil y por eso se entretienen con cosas así.

Pink Floyd fueron más lejos y escondieron a propósito un mensaje para que fuera encontrado. Concretamente en ‘Empty spaces’ (1979), que si se pone al revés hacia el minuto 1,12 sí que dice claramente “Enhorabuena, has descubierto el mensaje secreto. Envía tu respuesta a Old Pink a cargo de Funny Farm, Chalfont”, y a continuación “¡Roger! Carolyne está al teléfono!”. Se dice que la las palabras ocultas se refieren al descenso a la locura de Syd Barret, aunque lo más seguro es que todo fuera lo que parece. También hay adivinanza en la titulada ‘Varias especies de pequeños animales peludos reunidos en una cueva y bailando (o vacilando) con un picto (antiguo pueblo de Gran Bretaña)’; hay mensajito en el minuto 4.20 en el que se escucha “esto ha sido bastante vanguardista ¿no?”, aunque para entenderlo hay que poner el plato a menos revoluciones (o frenarlo). Igualmente se rumorea que hay acertijo en el título del Lp, ‘Ummagumma’, que en lenguaje callejero es acto sexual; y además se comunica con el término ‘rock & roll’, que en su origen también aludía a eso mismo.

Claro que el caso más escandaloso lo protagonizó Judas Priest, cuyos miembros fueron acusados y llevados a juicio por meter en sus letras mensajes que llevaron al suicidio a dos jóvenes estadounidenses. En 1988 dos chavales de 18 y 20 años se pusieron hasta el culo de alcohol y drogas mientras escuchaban una y otra vez el ‘Stained class’ del grupo británico, hasta que decidieron coger la escopeta y volarse la cabeza; el primero lo consiguió, el segundo falló y quedó horriblemente desfigurado, pero murió tres años después. Acusaron al grupo de escribir versos tan incitadores como “¿Por qué hay que morir para ser un héroe? Es vergonzoso que la leyenda empiece por el final”, y cosas así. Halford, cantante, declaró que puestos a meter mensajes, meterían uno que indujera a comprar sus discos… Fueron absueltos.

CARLOS DEL RIEGO

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