OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 6 de febrero de 2019

ESE ESPERPENTO QUE LLAMAN ‘APROPIACIÓN CULTURAL’, OTRO PRETEXTO PARA SENTIRSE MORALMENTE SUPERIOR Una buena polvareda se ha levantado entre quienes están continuamente buscando pretextos para indignarse con la interpretación de la cantante Rosalía en la ceremonia de los premios Goya. La acusan de ‘apropiación cultural’ al haber cantado flamenco sin ser gitana ni andaluza. ¡Hay que ver cómo les gusta presumir de su exuberante estupidez a algunas criaturas!

El grupo inglés de reggae UB 40 podría ser acusado de 'apropiación cultural', pues la mayoría son blancos y hacen música jamaicana.


Este asunto de la ‘apropiación cultural’ es uno de esos problemas que sólo se dan en sociedades avanzadas y donde las cosas funcionan razonablemente bien, en lugares donde la mayor parte de la gente tiene sus principales necesidades cubiertas; es decir, esta modalidad de desatino jamás aparecería en zonas o colectivos necesitado o entre afectados por preocupaciones graves. En otras palabras, desatinos semejantes sólo se les ocurren (generalmente) a  personas que no han de afrontar verdaderos problemas.

Sí, con las facilidades de comunicación que cualquiera tiene hoy a su alcance, hay criaturas permanentemente buscando algo con lo que indignarse y, por supuesto, vociferarlo por las redes sociales. Los motivos de indignación más a mano ya están cogidos (como las formas extremas y fanáticas de animalismo, veganismo, ecologismo o feminismo), así que continuamente se investiga y se encuentran nuevas excusas para gritar arrebatado y rasgarse las vestiduras.

Y aquí está, para contentar a los ofendidos más exigentes, la ‘apropiación cultural’ perpetrada por la cantante Rosalía por atreverse a cantar flamenco sin ser gitana ni andaluza. Alguien debería decirles que el flamenco no es exclusivamente gitano, pues de ser así, cantarían flamenco los gitanos de otras partes del mundo, y no, sólo hay flamenco aquí. Por otro lado, los estudiosos creen que el flamenco nació hacia el siglo XVIII en Andalucía, Murcia y sur de Extremadura, gracias a una mezcla de culturas: gitana, morisca, castellana, judía…, que se combinaron, que se ‘apropiaron’ de elementos y tradiciones culturales de las demás. En fin, que gracias a esas apropiaciones surgió el flamenco.

También afirman los nuevos inquisidores, que vigilan para que el resto del mundo observe y respete estas nuevas reglas y conductas, que la ‘apropiación cultural’ sólo se da en las sociedades más avanzadas y ‘dominantes’, que se aprovechan de las minoritarias o relegadas, las ‘dominadas’. Dicho de otro modo, como en Japón hay gran afición al flamenco y como allí hay más academias de flamenco que en Andalucía y en España, hay que deducir que Japón es una cultura que domina a Andalucía y España.     

También se señala que las sociedades dominantes saquean a minorías culturales. Saquear equivale a robar, a privar de una propiedad…, sin embargo. ¿de verdad se piensa que un estilo de música es una propiedad privada? Además, que se sepa, los gitanos andaluces pueden seguir cantando flamenco aunque lo canten payos catalanes, del mismo modo que nada impide que los africanos toquen sus tambores aunque los use una banda alemana. En otras palabras, no se les roba nada. Por otro lado, esa especie de pureza cultural-tradicional que exigen algunos coincide exactamente con lo que siempre han pretendido las ultraderechas, las cuales ensalzan las manifestaciones patrióticas y se indignan cuando alguien las pervierte.

Lo de Rosalía sólo es la última, a día de hoy (II-19), de esta carrera al absurdo. En una universidad americana rompieron el contrato con un grupo de funk porque la mitad de los músicos no eran negros. Se ha insultado y vilipendiado a cineastas que usaron a un heterosexual para hacer de gay o a un hombre sano para hacer de enfermo; e igualmente a un escritor por contar sucesos de personas de otras razas (no se debe usar esta palabra) desde su ordenador; y a un director de teatro por no llamar a suficientes actores negros o indígenas cuando la obra iba de eso. Todo ello ha sido calificado de ‘apropiación cultural’. Y dentro de poco se exigirá que, para hacer de asesino, se saque a alguno de la cárcel. Es como si hubiera quien no distingue el cine, el teatro o la literatura de la realidad.

En Los Simpson, donde se puede encontrar literalmente de todo, hay una escena que muestra perfectamente esa buscada indignación: viendo un partido por la tele, un personaje se ofende y se lleva las manos a la cabeza porque “los Patriots se han adentrado en el territorio de los Red Skins, ¡esto no es un deporte, es un genocidio!”. En fin, si toda cultura preservara pura su herencia cultural como si fueran tribus aisladas, todo sería más pobre y retrasado.

Cuál será la próxima? Una de las nuevas ocurrencias de algunos iluminados, deseosos de llamar la atención se llama antinatalismo, y consiste en reclamar que no se traigan niños al mundo; en la India un tipo con menos cerebro que una ameba ha demandado a su padre por haberlo tenido ‘sin su permiso’… La carrera hacia el esperpento más exagerado y estúpido cuenta cada vez con más participantes, que aceleran para presumir de la mamarrachada más grotesca.

En el fondo, lo que persiguen estas gentes que rastrean pretextos para indignarse es sentirse moralmente superiores; los que claman contra eso de la ‘apropiación cultural’, igual que los fanáticos y extremistas del veganismo, del animalismo o del feminismo, suelen mirar con desprecio y desde una posición de falsa superioridad a quienes no lo son, a quienes no piensan como ellos. Así surgen esta especie de sectas.

CARLOS DEL RIEGO

2 comentarios:

  1. el oraculor del findel mundo16 de diciembre de 2022, 0:49

    i yo que pensaba que el fin der mundo andava cerca, nada mas legos de la realidaz, se beia benir

    ResponderEliminar