OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 16 de septiembre de 2018

CANCIONES MÁS O MENOS ‘INSPIRADAS’ EN OTRAS El atraco a la propiedad intelectual es moneda de uso corriente, como puede comprobarse en cualquier momento. Otra cosa distinta es crear obra nueva a partir de una idea de otro, o sea, tomar la primera inspiración y luego construir algo original. En el rock abundan los dos casos


El jovencito Chuck Berry también se inspiró en lo que otros habían hecho.

Un autor puede inspirarse en una idea de otro para crear algo diferente, nuevo; por ejemplo, para escribir El Quijote Cervantes se inspiró en un cuento en el que un tipo se volvía loco por leer mucho…, y nadie se atrevería a decir que, sólo con esa idea,  cualquiera podría haber escrito fácilmente los 126 capítulos de la monumental obra. De hecho, los autores toman la chispa de la que sale su pieza artística de cualquier cosa, ya sea una situación que observan, una conversación que oyen o un instante de la obra de otro. Otra cosa totalmente diferente es el plagio, la copia, la apropiación del trabajo de otro, firmar como propio un estribillo escuchado previamente o suscribir párrafos, pasajes o capítulos de un texto ajeno.

Son muy abundantes los casos ciertos de plagio que fueron denunciados en la comisaría del rock & roll. Uno de los grupos que más han tenido que hacer frente a acusaciones de este tipo es Led Zeppelin, muchos de cuyos temas están inspirados en los de viejos ‘bluesmen’ de Chicago; sin embargo, la mayoría de las veces, lo que hicieron fue aprovechar un riff, una línea melódica o un par de versos para producir títulos con personalidad propia; eso la mayoría de las veces, claro, pues hay otras en que la ‘inspiración’ traspasaba la línea y se metía en el terreno de la copia; no será necesario recordar sus temas más señalados. Más recientemente, los británicos Oasis han tenido que afrontar una buena colección de querellas por esta causa. Y más cerca, el propio Carlos G. Berlanga reconoció que el éxito de Alaska y los Pegamoides ‘Bailando’ es una copia de una de los Gibson Brothers y de otra de Chic; y no es algo excepcional en el rock patrio...

 También es más que conocida la sospechosa coincidencia entre el estribillo y la estrofa (o sea, todo) de ‘My sweet Lord’ de George Harrison y el ‘He´s so fine’ (1963) de The Chiffons. El ‘Surfin´ Usa’ de Beach Boys es clavado al ‘Sweet little sixteen’ de Berry. El estribillo de ‘Hello, I love you’ de The Doors coincide con el de ‘All day & all of the night’ de The Kinks. John Lennon se apropió de un par de versos del ‘You can´t catch me’ de Chuck Berry para el ‘Come together’. El ‘Child in time’ de Deep Purple tomó demasiado de una de un olvidado grupo sicodélico llamado It´s a Beautifull Day. Y Pink Floyd, Eric Clapton, Status Quo, Michael Jackson, Rod Stewart, Rolling Stones…, ¡casi nadie se libra!  

Pero también hay casos en los que sólo se ha tomado un instante, una chispa, una idea para inspirarse y hacer una canción totalmente diferente, y a esto no puede llamársele plagio. El asunto es que también aparecen por esta sala (más benigna) de la comisaría del rock Led Zeppelin. Las letras de su ‘Trampled under foot’ se basaron en el ‘Terraplane blues’, escrita por Robert Johnson en 1936 (si éste hubiera vivido cien años se hubiera hartado de denunciar); además, también tomó un par de versos de una de Curtis Knight. Sin embargo, cuando la hacían en vivo o ensayando, metían arreglos y solos propios, con lo que la canción adquirió nueva identidad. También su gran ‘Whole lotta love’ cuenta con una potente inspiración, pues la letra está cimentada en ‘You need love’ de Willie Dixon (grabada por Muddy Waters en 1962), cosa que el grupo inglés reconoció al incluir a Dixon en los créditos de ediciones posteriores del tema. Desgraciadamente, Led Zep estará siempre señalado por la sospecha.

El primer supergrupo, Cream, también recibió demasiada ‘iluminación’ cuando grabó su ‘Strage brew’. Ésta está diseñada a partir de una pieza que Cream tocaba en los ensayos y tiempos de espera titulada ‘Lawdy Mama’, viejo blues de autor desconocido (su primera versión es de 1934) y que habían grabado desde Count Basie hasta Louis Armstrong. El trío inglés la publicó en 1966 según la versión que el año anterior había hecho Junior Wells, otro viejo ‘bluesman’ de Chicago (¡cuánto sacaron de esa ciudad rockeros de todo el mundo!). Eso sí, el productor, Felix Pappalardi, escribió una nueva letra a medias con su esposa Gail Collins (quien, dicho sea de paso, mató a su marido, Felix, tras discusión doméstica), y Eric Clapton se trabajó los arreglos. Es decir, la base es el antiguo blues anónimo, pero la canción tiene evolución y acabado propio.  

Uno de los grandes títulos emblemáticos de la historia del rock es el incontestable ‘La Grange’, de los texanos ZZ Top. El inconfundible riff que caracteriza a la pieza tiene una clara inspiración en el ‘Boogie Chillen’ (1948) de John Lee Hooker, pero escuchando los dos temas resulta evidente que ahí se terminan las coincidencias. Denunciados los ZZ Top por el tipo que poseía los derechos de ese ‘Boogie Chillen’, el juez concluyó que existían similitudes aunque bastante limitadas y, además, aquel tema de 1948 ya era de dominio público. El guitarrista Bill Gibbons explicó que el incendiario riff que preside toda la canción lo consiguió con “una Strat de 1955 y un ampli Marshall Super Lead 1969”, y también confesó que “son sólo un par de acordes y, además, son cien por cien Robert Johnson” (otra vez este). De paso puede recordarse que la letra va sobre un burdel conocido como ‘The Chicken Ranch’ o ‘El internado de la señorita Edna’, sito en la pequeña ciudad texana de La Grange.

El gran pionero Chuck Berry, uno de los ‘inventores’ del rock & roll, ha sido imitado, copiado, repetido, calcado muchas veces, aunque tampoco él está totalmente libre del pecadillo del exceso de inspiración. Por ejemplo, la inconfundible y emblemática entrada de guitarra del clásico ‘Johnny be good’ no es exactamente original, sino que es un trasplante del ‘Ain't that just like a woman’ que publicó en 1946 Louis Jordan; pero ahí termina el préstamo, el resto es producto del trabajo de Berry. Asimismo, su primer single, ‘Maybellene’ (1955), tampoco es cien por cien propio; él explicó que a principio de los años 50 escuchó en la radio un tema hillbilly, ‘Ida Red’, de un grupo country llamado Bob Wills & The Texas Playboys; cuando llevó una maqueta a Chess Records incluyó un canción titulada ‘Ida Mae’, la cual era una transformación de aquella ‘Ida Red’; al dueño del estudio le encantó, pero pidió a Chuck que cambiara el título para que no hubiera confusión, de modo que éste escribió una letra totalmente nueva (sobre coches) y la tituló ‘Maybellene’; la grabación debió resultar muy difícil, ya que hubo que hacer hasta 36 tomas. En fin, uno de los máximos inspiradores de la historia del rock también tomó alguna pizca de inspiración ajena.

Copiar, cortar y pegar, apropiarse del esfuerzo ajeno no sólo es un fraude, sino que el estafador siempre terminará desenmascarado. A la vista está…

CARLOS DEL RIEGO

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