OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 12 de septiembre de 2018

EN LA CONQUISTA DE AMÉRICA NO SE HIZO NADA QUE NO SE HICIERA EN EL RESTO DEL MUNDO Cuando se mira de modo simplista y fuera de contexto la Conquista de América por España hay personas que tienden a llevarse las manos a la cabeza, pues creen que allí se cometieron actos desconocidos en el resto del planeta. La Historia dice lo contrario.

Barbarroja asoló el Mediterráneo en las primeras décadas del XVI, pero nadie se lo echa en cara a los turcos, pues la guerra es la guerra. 'Batalla de Privisa', del pintor turco Ohannes Umed.


Aunque sea pesadez, es preciso recordar que la mayoría de las muertes producidas en la América del siglo XVI lo fueron a causa de las enfermedades (más del 90%), pues los nativos carecían de defensas tras llevar muchos miles de años aislados del resto del mundo; esto quiere decir que, antes o después, cuando llegara el que llegara, europeo o asiático, la viruela, el tifus, la gripe o el simple catarro iban a causar la mortandad que causaron. Y es que en algún momento alguien iba a encontrarse con América, o sea, parece tonto pensar que este continente se hubiera mantenido aislado por los siglos. También hay que reconocer los excesos y violencias que perpetraron algunos españoles contra los indios, aunque también se mataron, traicionaron, asesinaron entre ellos sin el menor remordimiento. En realidad, tal comportamiento es común en todo el planeta en aquel momento, el siglo XVI, que es cuando se producen las conquistas españolas de los imperios Azteca e Inca.

Se puede hacer un rápido recorrido por las guerras, batallas y enfrentamientos de todo tipo que se producían en todo el mundo mientras los españoles se aventuraban por el Nuevo Continente; y de este modo se podrá comprobar que los sucesos americanos son prácticamente iguales a los europeos y asiáticos, o sea, los españoles llevaron a cabo sus conquistas de modo idéntico a como se hacían las cosas en cualquier otro lugar. Aquí va una muestra (muy grosso modo) de lo que pasaba por ahí en el XVI.

En realidad, en Europa lo normal era el estado de guerra, y todos los países eran campos de batalla. Batalla de Ceriñola (1503, se la tiene por la primera que contó con artillería y apenas duró una hora); Castilla y Aragón aplastan a Francia, que tiene más de 4. 000 bajas por sólo 100 los ‘españoles’. Batalla de Pavía, Carlos I vence a Francisco I de Francia en 1525, con 1.500 muertos en el bando español y 8.000 en el francés (más 5.000 mercenarios). Saco de Roma, 1527, tropas del Sacro Imperio (sobre todo lansquenetes, españoles e italianos, así como campesinos locales hartos de los abusos papales), saquean la ciudad y causan miles de bajas entre los romanos (a lo que contribuyó  la peste). Batalla naval de Preveza, 1538, los otomanos derrotan a la Santa Liga, que se retira con miles de muertos. Jornada de Argel, 1541, la flota de Carlos I y sus aliados huye con enormes pérdidas humanas y materiales (no se cuantificaron). Batalla de Cerisoles, 1544, entre el Sacro Imperio y Francia, alrededor de 10.000 muertos y heridos y otros 3.000 prisioneros.

Batalla de Mühlberg, 1547, el Emperador Carlos vence con relativa facilidad a la Liga de Esmalcalda, que pierde unos 8.000 hombres por unos 200 de España y Sacro Imperio. Batalla naval de Gelbes, 1560, casi 10.000 muertos en total. Sitio de Malta; en mayo de 1565 los otomanos asedian la isla, pero se retiran tras medio año y alrededor de 30.000 bajas, por unas 10.000 de los defensores. Batalla naval de Lepanto, 1571 (“la más alta ocasión que vieron lo siglos”, dijo Cervantes), en la que el que la flota de Felipe II y sus aliados (La Liga Santa), infringe una determinante derrota a los otomanos; la liga pierde 8.000 hombres y 13 barcos, mientras que los turcos sufren nada menos que 30.000 muertos, además de 8.000 prisioneros y más de 200 barcos hundidos.

Algo más al sur. Los otomanos dominan Egipto y Arabia al derrotar a los mamelucos, 1517. Dirigidos por el pirata-almirante Barbarroja asolan el sureste de Francia (1519) y muchos otros puntos de Mediterráneo (Alicante en 1518, Baleares en 1521). Derrotan en la batalla de Privisa (o Prevenza) a la Santa Liga en 1538). Por tierra, toman, queman, arrasan y saquean a conciencia Belgrado (1521) y Rodas (1522). En Hungría se libra la batalla de Mohacs (1526), en la que el otomano Solimán el Magnífico derrota a la coalición de Hungría, Croacia, Baviera, Bohemia... , con más de 20.000 muertos, muchos ahogados o perdidos en una zona pantanosa.

Al noreste. Los tártaros invaden Polonia en 1506; y arrasan totalmente Moscú en 1561, sólo dejan en pie el Kremlin (la fortaleza). Por su parte, los rusos invaden, saquean y queman año tras año territorios polacos. Rusia, con Iván El Terrible al frente, conquista Kazan (1552) y Astracán (1556) entre otras muchas acciones de guerra; sabiendo la violencia extrema con que Iván trataba incluso a sus allegados (los echaba a los perros, los hacía descuartizar…), hay que suponer cómo serían las campañas de su ejército.

En Asia. Batalla naval de Diu (India), 1509, los 18 barcos Portugal vencen a los 90 de otomanos y mamelucos con ingente número de bajas. El imperio mongol invade China y pone sitio a Pekín en 1550; el emperador mongol Akbar domina el norte de la India tras derrotar al imperio Suri en 1556, y posteriormente irá conquistando gran parte del subcontinente. El señor feudal Oda Nobunaga domina todo Japón (1560) tras diversas batallas y asesinatos. Batalla de Sekigara, en 1600, en la que se enfrentaron los dos clanes más poderosos de Japón, y en la que el número de muertos se cifra, en total, entre los 40.000 y los 50.000; en un solo día de choque hubo tiempo para batalla campal, asedio, traición y, claro, matanzas y ríos de sangre. En 1592 Japón inicia la invasión de Corea, durante la cual devastan sin piedad prácticamente toda la península; los nipones se retiran en 1598 al intervenir China.

En América, justo cuando llegan los españoles, hay guerra de norte a sur. Los aztecas tienen sojuzgados a los pueblos de sus alrededores, y el imperio inca se encuentra en plena guerra civil entre Huáscar y Atahualpa (1529-32); es lógico suponer que este estado de lucha no era puntual, sino habitual antes de la llegada de las carabelas.

Aunque parezca exhaustivo, todo esto es una visión muy por encima, hubo muchísimo más, y todo sin escatimar sangre, crueldad y fuego. Es decir, ya fuera por poder, por territorio, por riquezas, por soberbia…, la lucha era encarnizada, despiadada en todas partes. En la América del siglo XVI no ocurrió nada que no ocurriera entonces en Europa o Asia. Por eso es injusto y equivocado censurar los mismos actos en función de que los ejecuten unos u otros.   

CARLOS DEL RIEGO

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