OPINIÓN

HISTORIA

domingo, 11 de septiembre de 2016

AL ROCK LE ENCANTA HABLAR DE SÍ MISMO. Tal vez sea por tendencia narcisista o porque realmente contiene mucho, pero el caso es que hay cantidad de autores y muchísimas canciones de rock que tienen al propio rock como gran protagonista.

Don McLean hizo en su recordado 'American pie' un homenaje
a muchos gigantes del rock.
Desde que existe el arte muchos han sido los artistas que han querido reivindicar su oficio, de modo que han mostrado referencias al mismo en sus obras de un modo más o menos explícito. La actividad del escriba egipcio se ve reflejada en múltiples textos jeroglíficos; los escritores hablan de otros escritores, mencionan sus libros y no es raro que la propia literatura tome papel en la trama de novelas o piezas teatrales; los pintores, en cuanto toman conciencia de la valía de su arte, gustan de autorretratarse y, muy habitualmente, colocan en primer plano útiles de pintura, las manos del artista o (como Velázquez en Las Meninas) al propio pintor, que se representa orgulloso en pleno ejercicio de su labor. La música rock, disciplina artística joven por varios motivos, no podía dejar de hablar de sí misma, de sus virtudes, de sus grandes nombres. 


Así es, los que crean ese tipo de canciones miran mucho hacia su oficio a la hora de escribir la letra, y siempre con una visión elogiosa, aduladora. Y esto ha sido así desde el primer momento, como demuestran títulos tan emblemáticos como el pionero ‘Rock & roll music’ (nada de jazz, ni mambo, ni tango…) de Chuck Berry, uno de los tipos que sentaron las bases de este negocio; e igualmente puede decirse del ‘Jailhouse rock’ de Elvis, en el que ni en la cárcel se resiste el encanto del rock. Claro que también hay muchos temas que mencionan el término r&r como un elemento más del paisaje, sin darle mayor relevancia, como el poderoso ‘Rock & roll’ Led Zeppelin, o el ‘R&r high school’ y otras de Ramones; algunos han tenido gran éxito como lema, como grito de guerra, así el ‘Long live rock & roll’ de Rainbow o el inevitable ‘I love rock & roll’ que Joan Jett convirtió en himno.

Pero entre la larga lista de títulos que de un modo u otro identifican la forma y el contenido, vale la pena detenerse en algunos de los que juegan con momentos, personajes o características que todo aficionado reconoce y agradece. Una de las piezas que más se adentran en este universo es el clásico de Don McLean ‘American pie’ (1971). Como todo iniciado en este asunto sabe, su texto gira en torno a “el día que murió la música”, entendiendo como tal aquella infausta fecha en la que Buddy Holly, Ritchie Valens y Big Bopper murieron en accidente; y además aparecen, de modo más o menos evidente, Elvis, Beatles, Dylan, Stones y otros tipos de esa talla. La voz afable de Don, la preciosa melodía y el contagioso estribillo consiguen que, tanto tiempo después, siga agradeciéndose su escucha.

Las maravillas del rock de siempre, el de los buenos tiempos, es lo que enaltece Bob Seger & The Silver Bullet Band en su incondicional ‘Old time rock & roll’ (1978). Con un ritmo y un ambiente perfectamente adecuados, el septuagenario roquero estadounidense lo expresa con claridad meridiana: “Saca esos viejos discos (…) que escucharé yo solo. La música de hoy no tiene el mismo sentimiento. No me lleves a una disco (…), en diez minutos estaré buscando la puerta. Lo que me gusta es el r&r de los viejos tiempos, ese tipo de música que alivia el alma”. Imposible decirlo más claro.          

Abanderado del rock por el rock, AC DC, le ha cantado en múltiples ocasiones. Una de ellas es el ‘For those about to rock (we salute you’) de 1981. Parodiando el grito de los gladiadores romanos ‘¡los que van a morir os saludan!’, la inefable banda australiana propone uno de sus clásicos ritmos lentos, sobre los que resuenan impíos guitarrazos que conducen al coro “saludamos a todos los rockeros”, soltando aquí y allá consignas que son contraseñas que el enardecido oyente interpreta con gran satisfacción, por ejemplo “los cielos arderán con el sonido de la guitarra”, o “las cabezas van a rockanrolear esta noche”, o eso del “fuego de la guitarra”. Los Young, además de esta canción, han compuesto muchas otras con esta temática, lo que demuestra su agradecimiento a la música que los condujo al éxito y los mantiene tanto tiempo tan arriba.

No se puede olvidar el emocionado tributo que los españoles Barón Rojo (gloria del heavy más académico cantado en español) hicieron a los más significados héroes del rock. Entre otros títulos con esta causa, los madrileños publicaron en 1982 su ‘Concierto para ellos’; en su imaginación heavy hacen que las campanas de AC DC no sólo doblen por Bon Scott, sino también por Janis, Lennon, Allman, Hendrix …, y estas campanadas, dicen ellos, se escuchan “en cada concierto de rock & roll”. No cabe duda, los de Castro y compañía tienen sangre tipo Fender positivo o Gibson negativo.      
Los Rolling Stones parecen quitarle importancia al invento con el tan socorrido ‘Es sólo rock & roll, pero me gusta’ (1974), sin embargo la cosa es mucho más retorcida. Primero dice “Si pudiera cantarte una maravillosa canción de amor, ¿bastaría para engañar a tu corazón?, ¿si me derrumbara y llorara?”, y luego el ambiente se vuelve sangriento: “Si me clavara un puñal en el corazón y me suicidara en el escenario, ¿bastaría para tu lujuria adolescente?” Pero todo se resuelve con el infinitamente compartido ‘Es sólo…, pero…”. Jagger dijo que el texto se refiere a los que continuamente les dicen lo buenos que son, de modo que él responde con esa afortunada frase. Es de destacar que la idea de tan clásico título parte de… ¡John Lennon!

Sí, a los músicos de rock les apasiona hablar de su oficio.

CARLOS DEL RIEGO


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