Paul Kantner, compositor, guitarrista y cantante de Jefferson Airlplane. |
Aquellos héroes parecían indestructibles envueltos
en aquellas nubes multicolores que hacían refulgir sus abundantes cabelleras. Aquellos
músicos de rock abrazados a sus guitarras hacían hervir la sangre a los más
avanzados. Esos gigantes que desde abajo se antojaban inalcanzables… están abandonando
el escenario definitivamente (“cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte”).
La lista de veteranos del rock caídos en las últimas fechas sorprende a quienes
fueron iniciados en esta disciplina en sus tiempos gloriosos. Sin embargo es lo
que cabe esperar, sean estrellas o no. Dos representantes de la música de los
buenos tiempos de la costa oeste de Estados Unidos acaban de dejar este mundo,
Paul Kantner, de Jefferson Airplane, y Glenn Frey, de Eagles.
Jefferson Airplane eran de San Francisco y estaban
allí cuando aquello del ‘verano del amor’, cuando surge el mito del barrio
Haight Ashbury y el irresistible (entonces) atractivo que el movimiento hippy
produjo en todo el mundo. Kantner era uno de los ideólogos de la banda, la cual
se situó, en lo musical, en la punta de la nueva tendencia. Sus grandes logros
se producen en sus primeros años, y todo el interesado podrá tararear canciones
tan duraderas como ‘Somebody to love’ o evocar ambientes tan sugerentes como el
de ‘White rabbit’. Pero también merecen reconocimiento otros títulos como el
potente ‘The ballad of you & me & Mr. Pooneil’ (1967), que tiene que
ver con dos de las grandes influencias de Kantner: A.A. Milner, autor de
‘Winnie the Pooh’, y el cantautor Fred Neil, compositor del clásico
‘Everybody´s talking’ de Nilsson; todo ello “mezclado en una coctelera de la
era psicodélica”, según confesó el fallecido guitarrista; canción muy
guitarrera y con un sonido punzante, tiene esos característicos cortes de los
desarrollos psicodélicos, con tiempo para explayarse vocal o instrumentalmente
y, en fin, dejar que el sonido se vuelva todo lo ácido que fuera preciso. Igualmente
‘Volunteers’, con esa curiosa llamada a la revolución, o el ‘We can be
together’, con sorprendentes desprecios a la ‘contracultura’ y que asombra al
proclamarse “las fuerzas del caos y la anarquía”, son otros imprescindibles de
los abundantes grandes momentos de Kantner y Jefferson Airplane. En su momento
aquí se hablaba de ellos en los círculos más entendidos como de algo
mitológico, lejano, pero eran pocos los que los habían escuchado. Y siempre tuvieron (al menos vistos desde
aquí) ese aura legendaria que sólo tienen los héroes.
Eagles eran de Los Ángeles y su sonido mucho más
melódico, tal vez por eso entraron más fácilmente y con más difusión. Siempre
serán asociados a ese tema imperecedero que habla de la hostelería californiana,
esa conjunción de múltiples guitarras que se ha convertido en una de las
canciones más reconocidas en todo el mundo. Pero poseen muchos otros títulos
cargados de intención y genio. Entre éstos resulta gratificante recordar el
cadencioso ‘Peacefull easy feeling’; ambiente suave y sin aristas, nada rasca,
todo mece y acaricia, todo en ella es enamorada y nostálgica melodía, genial melancolía
hecha partitura: un reconfortante masaje para las neuronas. Y a su altura se
pueden citar otros temas perfectos para cualquier grandes éxitos, como las
ligeras ‘One of these nights’ y ‘Take it easy’, la fronteriza ‘Desperado’ o la
muy guitarrera ‘Witchy woman’.
Realmente el sonido de ambos grupos tiene poco que
ver; sí, su raíz es el rock, pero mientras unos se dejan ir por los universos
distorsionados e hipersensoriales, los otros proponen una explosión de
guitarras, aquellos con estructuras libres y tan variadas como los colores de
sus indumentarias, estos más ceñidos a estribillos y melodías. Jefferson habla
de expandir la mente, de trascendencia, de viajes cósmicos, Eagles, paradójicamente
más pegado a la tierra, cuenta historias de carretera, de chavales que se
lanzan a la aventura y de relaciones tormentosas. Unos representaban
perfectamente lo que había en el San Francisco hippy, mientras los otros son L
A (‘eley’) con sombrero. En todo caso, rock
made in Usa.
Al igual que las estrellas auténticas aparecen,
brillan y desaparecen, los astros del rock cumplen idéntico ciclo, y
generalmente, tanto en un caso como en otro, cuanto más brillo menos vida.
Generalmente. Finalmente, cabe referirse al leve universo terrenal y sus apenas
asteroides y luceros con otro latinajo: ‘Sic transit gloria Mundi’.
CARLOS DEL RIEGO