OPINIÓN

HISTORIA

jueves, 10 de julio de 2014

EL CLAN DE LOS CHIORIZOS Y EL CLAN DE LOS BUTIFARRAS Los Chorizos de Estepa y los Butifarras catalanes han sido cogidos con las manos en la masa; unos se llevaron millones de euros y los otros muebles y enseres de casa. Da igual lo que afanaran, pues ni unos ni otros pasarán más de unas horas en la trena

Chorizos o butifarras
El clan de Los Chorizos opera en Sevilla, el producto de sus choriceos es escaso, pues roban a muy pequeña escala y de manera burda y bruta, y tendrán que devolver lo afanado. El clan de los Butifarras ‘trabaja’ en Cataluña, los beneficios obtenidos con sus negocios son pingües, pues se lo montan a gran escala, sutilmente y sin quitarse la corbata, y no devolverán un céntimo. Y ahí terminan las diferencias entre los chorizos y los butifarras, pues en el fondo son lo mismo: personas dispuestas a llevárselo porque sí, porque ellos son ellos, casi porque se creen legitimados para levantarse la tele ajena o los millones públicos, sin importar a quién están expoliando, mirando exclusivamente el beneficio propio, pasándose la ley y la decencia por ahí. Asimismo, ambos casos tienen en común el hecho de la desidia y dejación de funciones de las autoridades; en el caso de los gitanos, a pesar de que se les había denunciado más de 60 veces, toda la cadena falló estrepitosamente, desde el legislador hasta el policía, de modo que ninguna autoridad movió un dedo hasta que los vecinos se echaron a la calle ante la indefensión en que vivían; en el caso de los payos, los encargados de vigilar a los que mueven tales cantidades miraban a otro lado, pues los señoritos tienen apellido que asusta a los juristas catalanes que son más catalanes que juristas.

Y como son lo mismo, ni chorizos ni butifarras pasarán mas de unas horas a la sombra; los primeros porque, en tanto que delincuentes comunes que hacen pequeñas chapuzas, entran por una puerta y salen por la de enfrente, gracias a que las leyes españolas están hechas pensando en la protección del delincuente, al que nunca deben faltarle no sólo las preceptivas garantías y asistencia, sino el trato exquisito y todas las comodidades; y los segundos porque son poderosos y estarán asistidos por los mejores abogados (esos capaces de embrollar, manipular, distorsionar, retrasar…, hasta que consiguen ‘demostrar’ que la pasta cayó del cielo) y cuentan con la empatía y apoyo de muchos compatriotas que piensan que sí, que son unos mangantes, pero son ‘nuestros mangantes’.

Evidentemente, hasta que se demuestre lo contrario, ambos clanes son sólo presuntos, pero claro, si a unos les han trincado con la ‘fregoneta’ llena de objetos robados, y a los otros con cuentas tan abultadas como imposibles con los ingresos declarados, parece difícil creerse que éstos se encontraron los ‘jurdós’ en un taxi y aquellos heredaron el mobiliario de la abuela. En fin, que se diría que ambos clanes son muy, muy presuntos. 


CARLOS DEL RIEGO

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