OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 14 de noviembre de 2012

PIQUETES: ESCUADRONES DE COACCIÓN Si hay algo absolutamente innecesario es el piquete informativo, pues nadie que trabaje está al margen de lo que la huelga pretende, sus convocantes y objetivos. Pero como todo el mundo sabe, la verdadera función del piquete es otra

Algunos no tienen claro el significado de palabras como información, libertad o discrepancia.

La huelga general en España viene siendo algo así como una obligación de los sindicatos mayoritarios para con cada uno de los presidentes, excepto para el efímero Calvo Sotelo; hay que aclarar que Adolfo Suárez sufrió un paro general de una hora, pero unos meses antes de que se aprobara la constitución del 78. La influencia de esas ocho jornadas de protesta, como fácilmente puede comprobarse, ha sido verdaderamente escasa, salvo que los convocantes se conformaran con la sustitución del ministro de trabajo.

Todo el mundo tiene derecho a ir a la huelga, pero siempre respetando a quien, en el uso de su libertad, decide trabajar, y esa debería ser la base de quienes proponen a la población protestar ausentándose del trabajo. Sin embargo, ahí es donde entran los piquetes, que se autodefinen como informativos; evidentemente, a estas alturas, con el acceso total de cualquier individuo a diversos medios informativos, se antoja innecesario informar acerca de la huelga y sus objetivos. De este modo, a quienes han cerrado su establecimiento o a los que trabajan por cuenta ajena y no acuden a su puesto, no hay que explicarles nada; pero igualmente, quien opta por currar el día en cuestión, sin duda está perfectamente al cabo de la calle de lo que sucede, es decir, conoce la convocatoria y a los convocantes, los motivos y los destinatarios de la queja. El problema es que, quien libremente está en contra de holgar (por la razón que sea) y va a la brega, sabe que muy probablemente recibirá la visita del piquete informativo, el cual, si obrara como su nombre indica, se limitaría a notificar al que, trabajando, protesta contra la protesta, aunque las aclaraciones y razonamientos resultaran ociosos.

Sin embargo, las cosas no se quedan en intentos pacíficos de convencer al que no está de acuerdo con los convocantes y huelguistas, al menos no en muchos casos. Y así, como sabe todo el que no reside en Marte, la patrulla que sale a la búsqueda del discrepante, sobre todo si se ve con las manos libres, no se contentará con intentar animar al cierre por medio de la palabra tranquila y razonada, sino que recurrirá a otros métodos. Lógicamente, no todos esos destacamentos terminan peleándose con quien se les opone o con la policía, pero siempre aparecen pelotones que recurren (más o menos fácilmente) al uso de la violencia para ‘convencer’ a quien quiere usar su libertad. Es decir, hay en toda convocatoria un porcentaje significativo de piquetes informativos convertidos en escuadrones de coacción, cuya base legitimadora es algo así como “hemos convocado huelga general y todo el mundo tiene que dejar de trabajar, y quien no haga caso, quien no obedezca, quien no aparque su libertad, quien no pliegue su voluntad a la nuestra, quien se atreva a decidir por sí mismo y no acate sin más lo que nosotros hemos decidido, puede sufrir consecuencias”. Y de este modo, algunas de esas patrullas (sean más o menos) coaccionan al que se opone, convertido desde ese momento en enemigo; y de la coacción se pasa fácilmente al insulto si el que defiende lo suyo no cede, y de las palabras gruesas a las amenazas se llega casi instantáneamente, y los gestos intimidatorios terminan por convertirse en palos.

Así las cosas, la advertencia desafiante o la agresión al discrepante por parte de la envalentonada brigada (siempre han de ir en grupo que resulte de por sí temible) cabe plenamente en la definición de fascismo, pues éste consiste en imponer la voluntad del grupo por la fuerza, ya sea amedrentando, amenazando, insultando o agrediendo, señalando con pintadas o causando destrozos en el lugar de trabajo de quien se atreve a pensar distinto y hacer uso de la libertad; es curioso, pero el concepto de libertad, para muchos, es relativo, y deja de ser un derecho cuando esa libertad se opone a los deseos de los que tienen en ese momento la fuerza). Así actuaban los llamados escuadrones de la muerte en la Alemania nazi, en El Salvador, en Brasil…, y siempre fueron calificados como fascistas. Por tanto, si los piquetes utilizan los mismos recursos… Claro que quienes están con los que convocan el paro disculparán la acción violenta e incluso acusarán de empezar la refriega a los que estaban en su lugar de trabajo, que se encargaron de llamar y provocar a los integrantes del pelotón.

CARLOS DEl RIEGO
            

3 comentarios:

  1. La actuación de los piquetes cuando se produce en los términos que comentas (no siempre) desde luego no es justificable. En esta jornada ha habido videos muy gráficos mostrándolo, sobre todo por medios conservadores. Pero dos cuestiones: La primera, las cargas que se han producido por policía y mossos de esquadra (estos abriendo la cabeza a un crío), nos muestran una España que cada vez se parece más a la de hace 40 años pero esta vez en una democracia que ayuda a vestir cualquier actitud fascista por producirse en este sistema y no en una dictadura. Por otra parte, siempre que se da una jornada de huelga, mucha gente alega su derecho a trabajar (perfectamente legítimo, yo he ido a trabajar en unas y en otras no) pero esgrimen por ello que si no lo hacen sus jefes o responsables les echarán. Es decir, se obvia la amenaza por parte del empresario de tomar represalias si alguien ejerce su derecho legítimo a hacer huelga. Y obviamente eso no se debe consentir, pero curiosamente es de lo que menos se habla en estas jornadas. Da la impresión de que sólo coaccionan los piquetes. Quede claro de mi reflexión que no apoyo absolutamente ninguna de las formas de coacción, pero hay que tratar de ser ecuánime y ver las dos caras de la misma moneda. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo Juan Diego, el caso del niño ensangrentado es lamentable e imperdonable, mucho peor que lo de la silicona en las cerraduras y las agresiones verbales o físicas sufridas por pequeños comercios (1,2, 3 trabajadores, todos de la familia). Asimismo muchos trabajadores dejaron de ir a su puesto amedrentados y amenazados por los huelguistas, aunque seguro que (aquí te doy la razón) han sido menos que los advertidos por sus jefes. Por otro lado, entiendo el fascismo como la persecución del rival ideológico o político, es decir, la carga policial se ha producido y se produce en todos los países democráticos del mundo. He cubierto huelgas y manifestaciones y te aseguro que hay corros o sectores donde el lenguaje es muy agresivo y va encendiéndose más y más, hasta que se vuelca y quema un contenedor y, casi sin darse cuenta, se busca alguien a quien culpar y con quien descargar (esto lo he visto yo, e incluso una vez un compañero, no sé si contagiado por el ambiente, echó una mano en los trabajos de arrancar un banco del suelo). De todos modos el texto se centra sólo en el piquete, puesto que la presión del empresario se da por supuesta en la mayor parte de las veces. Y por último, la huelga es inútil, pues el gobierno no va a cambiar su postura, sobre todo porque no puede hacer nada, no tiene capacidad de maniobra, ya que desde Bruselas sí que le han coaccionado, presionado, amenazado.

      Eliminar
    2. Bueno, esto ya lo dije en otro post y creo que la presión social siempre va a ser más útil que la sumisión. Y en otros paises funciona, aquí no veo por qué no tiene que ser así. Y sí, desde Bruselas han hecho lo que comentas, pero hay además cuestiones ideológicas por las cuales da la impresión que disfrutan con lo que están haciendo. Y ya no entrando en la huelga, sino en las manifestaciones posteriores multitudinarias, debería ser un toque de atención para nuestro gobierno. Créeme, me jugaría un brazo a que si no hubiera habido manifestaciones ni revueltas ni presión social estos últimos meses (puedo decir años), las medidas del gobierno y de Bruselas habrían sido aún más devastadoras teniendo a su favor a un pueblo sumiso y sin capacidad de reacción, contando con su silencio por ende, beneplácito. En Francia funciona, ¿por qué aquí no? (es retórica, casi me sé la respuesta). Por cierto, aunque sea simbólico, esta última huelga con sus manifestaciones se ha producido a la vez que otras con reivindicaciones similares (¡hasta en Alemania!) en toda Europa. Guste o no, deberían escucharnos. Un abrazo

      Eliminar