TINTÍN: EL HÉROE PERFECTO |
Capitán Haddock |
Sin embargo, se le ha tachado de racista
basándose sobre todo en su primera entrega (segunda tras ‘Los soviets), ‘En el
congo’, cosa incomprensible leyéndolo. Sí es cierto que dispara contra los
animales como si fueran blancos de feria, pero hay que tener en cuenta que
cuando lo escribió (aun en la década de 1920) no existía el concepto de
conservacionismo o medio ambiente; también se dice que es colonialista y
paternalista, pero es un sentimiento que existía allí en aquel momento y no se
puede juzgar con mentalidad de hoy; además, los dos episodios mencionados
fueron los únicos que hizo sin documentarse exhaustivamente (lo que sí hará
desde entonces), basándose en tópicos de su época y en algún libro de aventuras.
Otra tacha que tratan de colocarle es su presunta misoginia, la escasa
presencia de mujeres en sus aventuras, cosa que se explica atendiendo a la
intención del autor, que no es otra más que el héroe inmerso en el viaje con el
objetivo claro, sin que nadie lo distraiga, sin tener que dejar a alguien
siempre esperando su regreso, sin enredarse en mariposear con las lugareñas;
todo esto quitaría páginas a la acción, y todas son absolutamente
imprescindibles. Asimismo se llegó a llamar colaboracionista a su autor, Hergé,
puesto que siguió trabajando cuando Bélgica estaba ocupada por los nazis; ¿qué
podía hacer?, ¿qué hicieron muchos intelectuales franceses de gran prestigio en
el París ocupado?
Tintín es el viajero perfecto, pues inmediatamente
entra en contacto con la gente y traba amistad fácilmente, adopta sus
costumbres, su ropa, incluso aprende su idioma. Pero su mayor virtud reside en
que siempre estará de parte de la víctima, del injustamente tratado sea quien
sea; así, se enfrenta a poderosos industriales occidentales para defender a un
chino que tira de una bici-taxi, a unos matones que maltratan a un niño
peruano, a políticos y militares tiranuelos (incluso exige al golpista que no
haya ni una sola ejecución), a traficantes de droga y de armas, a negreros, a
ladrones, asesinos e intrigantes de toda especie (incluyendo Al Capone),
incluso al Yeti, todo con tal de no abandonar a un amigo. Y no dudará en poner
en peligro su propia vida para defender a los inocentes, intentará que no se
produzca violencia y tratará de llevar al malo ante la justicia, pues confía en
ella independientemente del lugar donde esté.
Geroges Remi (Hergé) creó un personaje
cercano a la perfección, altruista hasta el límite, sin la menor intención oculta,
siempre con la verdad por delante, con las ideas claras y con la cabeza fría
para buscar la solución. Pero es que además, los tebeos de Tintín han resultado
ser una memoria perfecta para comprender gran parte del devenir del siglo XX:
por sus episodios han pasado las guerras y los logros del Hombre, la pasión por
la aventura geográfica y los avances tecnológicos, las componendas políticas y
las maldades de los grandes magnates y las crisis energéticas, las repúblicas
bananeras y sus grotescas revoluciones, pero también la lucha contra injusticia,
la opresión, la desigualdad.
HERNÁNDEZ Y FERNÁNDEZ |
Tintín es un ejemplo. Muchos quisiéramos
la altura de espíritu, el carácter, el altruismo, la integridad del inmortal
héroe belga.
El gran Steven Spielberg estrenó en 2011
la película ‘El secreto el unicornio’, que es un excelente película de
aventuras, pero que en el fondo tiene poco del espíritu de Tintín. Así, Haddock
debería hablar siempre a voces, insultar continuamente (para acto seguido
emocionarse con cualquier cosa) y darse tremendos porrazos; Hernández y
Fernández no se equivocan al hablar, no meten la pata y apenas tropiezan y caen;
Tintín se pone a hablar de conceptos como el fracaso, algo inaudito en el
Tintín de papel; se ha tomado del original a un secundario (Sakharine) para
convertirlo en el malo..., teniendo al malo perfecto: Rastapopoulos. Además, la
película no se detiene en las pequeñas acciones secundarias que proporcionan el
refrescante soplo humorístico y que tanto carácter dan a las historias; un par
de ejemplos: el fantástico e imaginativo episodio de la lupa, el papelito y el
hueso de ‘El cangrejo...’ (páginas 6 y 7) o la instantánea transformación de un
campo desierto en una ciudad en funcionamiento gracias al hallazgo de petróleo
en ‘América’ (pág. 29). Son los detalles los que han restado Tintín a ‘El
secreto...’.
Carlosdelriego.
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