OPINIÓN

HISTORIA

miércoles, 11 de abril de 2012

SUBVENCIÓN: INJUSTICIA “Toda subvención es injusta, porque no se puede subvencionar a todos”


SUBVENCIONES
NO HAY PARA TODOS
Tal cosa escribió una vez un economista con toda la razón del mundo. La frase se explica señalando que un gobierno no puede subvencionar a esta industria y no a aquella, a un sector determinado y no a otro, a una manifestación cultural y no a las demás (y así se podría seguir) porque todos los sectores son necesarios.
Además de las subvenciones a grandes asociaciones como partidos políticos y sindicatos (pues existen muchísimas otras asociaciones con gran respuesta de público), son injustas las que se dan a ciertos productos alimentarios (por qué no a todo lo que sea alimentación), a ciertos sectores industriales, a equipos deportivos profesionales, a aeropuertos, a ONG s (si son no gubernamentales no deben aceptar dinero gubernamental), a medios de comunicación... El caso es que no se puede subvencionar a todas y cada una de las empresas, fábricas, profesionales..., por lo que habrá que escoger a las más afines, produciéndose entonces la injusticia. 
Sería mucho menos injusto que, si se quiere promover la actividad en cuestión, se hagan exenciones o beneficios fiscales, facilidades burocráticas y contributivas, descuentos en los costes y este tipo de cosas; y es que es sangrante ver cómo se entregan millones de euros a ciertas empresas para que se radiquen en un territorio y un par de años después de cobrar comprobar cómo la empresa cierra la trapa y se traslada.
Y del mismo modo otras actividades. Por ejemplo el cine; en lugar de entregar dinero (porque sólo al cine y no al rock?, a los grupos de gaitas, sardanas o muñeiras, a pintores, escritores, escultores, editores...?), sería más razonable exigir menos tributo en todos los gastos, cesión gratuita de instalaciones y equipo, promoción gratuita en medios gubernamentales...  
Con la ausencia del dinero de todos, el interesado estaría más preocupado en trabajar y hacerlo lo mejor posible que pensando en cuánta subvención me caerá. Pero claro, si esta supresión de subvenciones (hay que recordar que sanidad, seguridad, educación, infraestructuras..., no lo son), todos los afectados se echarían a la calle para reclamar ese privilegio, ese dinero público para ellos, y no se conformarían con vocear sus reivindicaciones, sino que utilizarían métodos de amedrentamiento, amenaza, desafío e incluso violencia, es decir, los métodos de quienes se creen en posesión de la verdad absoluta y por tanto están legitimados para hacer lo que sea con tal de lograr su objetivo.       
Si algo bueno tiene una situación económica como la actual es que se retirarán subvenciones (seguro que no todas, seguro que no todo), de modo que empezará a comprobarse qué sector, empresa o profesional no es capaz de mantenerse por sí solo.
En fin, los partidos, sindicatos, empresas, sectores industriales, culturales y similares que se creen con derecho a dinero público, en realidad se creen con derecho a un privilegio.
Las cantidades monstruosas que gastan las instituciones públicas innecesarias constituyen un (aterrador) capítulo aparte.
Carlosdelriego.


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