SUBVENCIONES |
NO HAY PARA TODOS |
Tal cosa escribió
una vez un economista con toda la razón del mundo. La frase se explica
señalando que un gobierno no puede subvencionar a esta industria y no a aquella,
a un sector determinado y no a otro, a una manifestación cultural y no a las
demás (y así se podría seguir) porque todos los sectores son necesarios.
Además de las
subvenciones a grandes asociaciones como partidos políticos y sindicatos (pues
existen muchísimas otras asociaciones con gran respuesta de público), son
injustas las que se dan a ciertos productos alimentarios (por qué no a todo lo
que sea alimentación), a ciertos sectores industriales, a equipos deportivos
profesionales, a aeropuertos, a ONG s (si son no gubernamentales no deben
aceptar dinero gubernamental), a medios de comunicación... El caso es que no se
puede subvencionar a todas y cada una de las empresas, fábricas,
profesionales..., por lo que habrá que escoger a las más afines, produciéndose
entonces la injusticia.
Sería mucho
menos injusto que, si se quiere promover la actividad en cuestión, se hagan
exenciones o beneficios fiscales, facilidades burocráticas y contributivas,
descuentos en los costes y este tipo de cosas; y es que es sangrante ver cómo
se entregan millones de euros a ciertas empresas para que se radiquen en un
territorio y un par de años después de cobrar comprobar cómo la empresa cierra
la trapa y se traslada.
Y del mismo
modo otras actividades. Por ejemplo el cine; en lugar de entregar dinero
(porque sólo al cine y no al rock?, a los grupos de gaitas, sardanas o
muñeiras, a pintores, escritores, escultores, editores...?), sería más
razonable exigir menos tributo en todos los gastos, cesión gratuita de
instalaciones y equipo, promoción gratuita en medios gubernamentales...
Con la
ausencia del dinero de todos, el interesado estaría más preocupado en trabajar
y hacerlo lo mejor posible que pensando en cuánta subvención me caerá. Pero
claro, si esta supresión de subvenciones (hay que recordar que sanidad,
seguridad, educación, infraestructuras..., no lo son), todos los afectados se
echarían a la calle para reclamar ese privilegio, ese dinero público para
ellos, y no se conformarían con vocear sus reivindicaciones, sino que
utilizarían métodos de amedrentamiento, amenaza, desafío e incluso violencia,
es decir, los métodos de quienes se creen en posesión de la verdad absoluta y
por tanto están legitimados para hacer lo que sea con tal de lograr su
objetivo.
Si algo bueno
tiene una situación económica como la actual es que se retirarán subvenciones
(seguro que no todas, seguro que no todo), de modo que empezará a comprobarse
qué sector, empresa o profesional no es capaz de mantenerse por sí solo.
En fin, los
partidos, sindicatos, empresas, sectores industriales, culturales y similares
que se creen con derecho a dinero público, en realidad se creen con derecho a
un privilegio.
Las cantidades
monstruosas que gastan las instituciones públicas innecesarias constituyen un
(aterrador) capítulo aparte.
Carlosdelriego.
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